Capítulo 1: Mansión Malfoy

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"El riesgo es más extraordinario e impresionante que la perfección" -Lucy Malfoy

La mansión Malfoy era única en todo el vecindario. Situada en Wiltshire, Inglaterra, es una mansión espeluznante, sucia y casi abandonada. Se puede observar que hace tiempo había sido una mansión hermosa, aunque ahora parecía destrozada.

    El largo camino de pavimento que conduce a la entrada se encuentra agrietado y la reja metálica que acostumbraba a espantar a los visitantes al tocarla, había perdido toda su magia. Había enredaderas que escalaban a la única ventana con la luz encendida.

    La cortina color beige volaba hacia afuera, como el volante del vestido. Era una habitación hermosa y ordenada comparada con el resto de la casa. Una cama matrimonial reposaba en el centro de la habitación con unos postes de madera en las esquinas y cortinas del mismo color que la ventana que la tapaban. El piso estaba cubierto de una gran alfombra rosada mientras que en el techo había dibujos pintados a mano con delicadeza.

    Había una gran librería que llegaba a este, pero se notaba que libros faltaban, que no estaban ahí porque la dueña de la hermosa habitación se los había llevado, incluídas todas las fotos que acostumbraban a estar pegadas en la pared junto a la puerta de la habitación, cual eran dos puertas blancas con perillas de oro rosado. La pared era más oscura (por la suciedad) y habían cuadrados más claros, señalando que ahí se encontraban las fotos.

    Había un gran sillón gris con cojines perfectamente acomodados y un libro abierto a la mitad reposando sobre el asiento. Este se encontraba cerca de un tocador blanco, con un espejo enorme circular. Sobre la mesa blanca había un recipiente de perfume vacío, con su contenido vertido en una mancha enorme. También reposaba un joyero blanco vacío, del cual todavía sonaba música por parte de la bailarina girando en el centro del terciopelo rosado.

    Frascos vacíos con nombres de ingredientes estaban ordenados alfabéticamente en una de las repisas de la librería, donde al final se encontraba el marco de fotos que no había sido vaciado. El cristal estaba roto, como si le hubieran lanzado una piedra, pero la foto seguía intacta.

    Una niña morena, de brillantes ojos verdes y cabello castaño ondulado posaba junto a un hombre en la foto: un hombre de pelo rubio platinado, ojos grises como la plata y piel extremadamente blanca. El viento le despeinaba el cabello a ambos mientras ellos entrecerraban los ojos para que la brisa no les entrara. La niña parecía tener alrededor de ocho años, y era ella quien sostenía la cámara. Era el único rastro de la joven que solía vivir en el lugar.

    Mientras que el hombre, a él todavía se le veía rondando por aquel cuarto, y no solo por ese, sino también por el que se encontraba junto a este, quien también le pertenecía a otra niña, pero ese si estaba destrozado por completo, como si un terremoto hubiera pasado, destruyendo todo a su paso.

    Debido a que aquellas habitaciones habían sido abandonadas hace alrededor de tres años, no más que eso, cuando ambas niñas se cansaron de su padre y abandonaron la casa, dejando solo a su padre, solo y abandonado.

    Draco Malfoy era un profesor en el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería, el profesor de Pociones. Dueño solitario de la Mansión Malfoy, un lugar que había tenido la reputación de siempre de ser el lugar más terrorífico de todo Wiltshire, donde ni el mismo Merlín se atrevería a entrar, debido que desde hace tres años que aquella reputación se había extendido e incrementado al escuchar al dueño destrozar el cuarto de su hija menor, quienes los vecinos creyeron que asesinaba a alguien por la única razón que las dos luces de su vida lo habían abandonado para irse a las afueras de Londres, a una casa que nunca en su vida se le atrevería a pisar pie.

James Potter y la Perla Encantada #JP4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora