Capítulo 8- ¿Cómo iba a decirle la verdad?

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Imagén multimedia: Rachell Evans.

- ¿Estás segura? –Interrogó Nicole mirando con preocupación a su castaña amiga, mientras se adentraban en el bar apenas doce del mediodía, cuando éste estaba sin funcionar. Algunas personas limpiaban de aquí a allá, otros reacomodaban las mesas y sillas. También había una mujer sobre el escenario del fondo, en forma de T invertida, limpiando el suelo liso brillante del mismo.

-No, no estoy nada segura. Pero ¿Qué voy a hacer? Han pasado casi dos semanas y sigo sin empleo. No puedo esperar más, hay deudas qué pagar.

-Ya te dije que te puedo ayudar –Rachell detuvo sus pasos y se posicionó frente a su amiga, observándola con ironía.

-Tienes un trabajo de medio tiempo, Nicole. No nos alcanzaría para pagar todo, a penas para comer. Ven...tú también lo harás conmigo –Cogió la mano de la pelirroja y la arrastró hacia el mostrador. Un chico poco mayor que ellas, las recibió con el ceño fruncido.

-El bar está cerrado.

-Sí, lo sabemos. Yo soy Isabella Meller y ella es Nicole Meller. Somos amigas de Iván, queremos hablar con el jefe.

- ¡Oh! –Cambió el gesto el castaño- Son las bailarinas –Rachell asintió sintiendo como sus mejillas se sonrojaban y el muchacho asintió.

-Regreso en un momento –Ambas esperaron sentándose en un taburete junto a la barra, mirando el espacioso y moderno lugar, en silencio.

-Vengan por aquí –Anunció reapareciendo el castaño. Ambas lo miraron y bajaron del taburete para rodear la barra y seguirlo. Se adentraron más en el bar, por un pasillo junto al escenario que tenía distintas puertas. Al llegar al final del recorrido, encontraron una puerta de madera con una placa dorada que enunciaba Gerente General Simón Monserrat.

El chico dio dos toques y luego una voz grave y autoritaria se dejó escuchar.

- ¡Adelante! –El chico les abrió la puerta y con un ademán las hizo pasar. Ambas chicas asintieron nerviosa y se adentraron, para luego mirar al frente y encontrarse con un hombre adulto, pero no viejo. Se sorprendieron al no encontrar a un viejo panzón, como era común en aquellos negocios, además, era tan guapo como su sobrino Iván. Moreno, con ojos grandes castaños, mandíbula cuadrada, cabello azabache y liso, y una peculiar y coqueta sonrisa.

-Siéntense chicas ¿Son las amigas de mi sobrino?

-Sí, así es –Respondió Nicole. Rachell había quedado muda ante aquel guapo hombre, que parecía alto y un poco musculoso. Se sentaron en dos sillas frente al escritorio y el hombre volvió a sonreír con amabilidad.

-Bueno ¿Qué necesitan de mí?

-Necesitamos empleo

- ¿Tienen experiencia como meseras, o bartender? –Las chicas se miraron y luego volvieron la vista a él.

-Fui mesera un tiempo en un restaurante.

-Yo no tengo experiencia en eso –Anunció Nicole. El hombre la miró y asintió.

-Pero...-Irrumpió Rachell antes de que él dijera algo- No venimos exactamente para ser mesera. Aunque no lo quito de mis planes... –Encogió los hombros apartando los ojos de él, trago grueso y continuó- Soy bailarina y profesora de ballet. Sin embargo, también tengo muy buena experiencia y conocimientos en Pole Dance. Ella está en proceso de aprendizaje.

-Iván nos ha comentado que aquí hacen shows –Apoyó Nicole ayudando a su amiga- No queremos ningún tipo de desnudos, ni ofrecer servicios a hombres. Nada de eso. Queremos hacer un nuevo proyecto. Shows de baile, alguna actuación. Ya sabe...

Ascendiendo de las Tinieblas - Segunda parte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora