Desde que era un niño mis padres y maestros me consideraron un genio, no solo por mis altas notas, sino también por la facilidad de retención y fácil aprendizaje relacionados a temas avanzados para mi edad. De hecho fue noticia nacional que con quince años haya terminado mi carrera en Biología molecular.
Ahora estoy a cargo del departamento de investigación molecular de la Universidad de Tokio, del cual me siento muy orgulloso porque en los últimos diez años hemos tenido avances importantes que a su vez hemos patentado.
Mi hermano Sasuke ha tenido una vida sin presiones, estudia administración en esta universidad y la única presión que tiene es el dirigir el negocio familiar, pero por lo que veo, disfruta la atención que mi padre le da. Después de muchos años de sentirse apartado, por fin estaba siendo instruido personalmente por nuestro padre para tomar las riendas del negocio farmacéutico, del cual nos hemos encargado desde hace ya varias generaciones. La familia Uchiha es reconocida en Japón por ello, pero yo no tengo ningún interés en contribuir.
Mis descubrimientos o avances los hago de acuerdo al interés y progreso de la investigación. Por tal motivo mi padre me dijo que como no estaba ayudando a la compañía tendría que contribuir al casarme con la hija del principal socio comercial.
Pero la investigación ha sido mi único interés en estos años. Ni siquiera he querido dar el gran paso, casarme. Mi prometida, Konan, es una joven hermosa pero con una inteligencia por debajo de la aceptable, únicamente piensa en ir de compras o asistir a pasarelas alrededor del mundo. Su padre es socio del mío en varios negocios y es la principal razón por la que nos comprometieron cuando ella cumplió los 21 años, y eso fue hace dos años.
Ahora tengo otras cosas en qué pensar además de esa obligación a la cual estaba buscando una vía de escape. El decano de la universidad me convocó a una reunión privada y llegaba tarde. Cuando toqué la puerta antes de entrar, Kakashi se encontraba de espaldas a mí, viendo hacia la ventana que tenía como vista casi todos los edificios de la universidad.
—Pensé que no vendrías —dijo, al momento que giraba y se sentaba detrás de su escritorio—. Siéntate.
Tomé asiento con desconfianza. —¿Para qué me has llamado Kakashi? La última vez fue para ofrecerme el puesto de Director del Departamento de Investigación...
—Bueno, esta vez, es para darte un puesto extra.
—No estarás hablando en serio —le dije un poco molesto—. Sabes que me gusta estar en ese puesto...
—En realidad, se relaciona a lo que haces. Quiero que seas profesor de los alumnos de primer año. Será una prueba piloto pero confío en ti.
—¿Estas loco? —me levanté de la silla—. ¿Enseñar? Sabes que odio estar con gente estúpida, en realidad, esa es la razón por la que me dedico a investigar, mis colegas saben lo que hacen y hablan solo lo necesario.
—Esto está decidido, más que ofrecerte otro puesto, es una orden. El consejo ha decidido que enseñes. Eres el único trabajador en el área de investigación que no está frente a un grupo. En caso que no quieras tendré que despedirte —lo miré con furia—. Antes de que me digas cualquier cosa, lo intenté. Los contuve por dos años hasta el día de ayer.
—¡Esos del consejo no saben nada de lo que hacemos! ¿Por qué insisten que todos tienen que dar clase?
—En parte tienen razón, ¿de qué sirve que tengas todos esos conocimientos si no eres capaz de compartirlos a personas que aún no entienden esos términos? ¿o de motivarlos?
—¿Compartir? ¿Motivar? —me reí sarcásticamente—. Son unos adolescentes llenos de hormonas que no saben lo que quieren hacer de su vida.
Kakashi sonrió.
—Hace un par de años podría haber dicho lo mismo de ti —bufé por su comentario—. No tiene por qué ser malo. Déjame explicarte en qué consiste tu nuevo puesto. En realidad, estarás a cargo de los mejores estudiantes que fueron aceptados en Biología. Tu deber es motivarlos e incluirlos en las actividades de tu departamento. Tú sabrás en qué y cómo te ayudarán.
—Entonces, no serán tan estúpidos —. Tomé asiento nuevamente.
—No. Comienzas mañana —me extendió una hoja—. Este es tu horario de clases y el salón que se te ha asignado en lo que los incluyes a tu departamento. Tienes como fecha límite un mes.
—¿Tan poco tiempo? Según esta hoja solo los veré dos días a la semana por una hora.
—Tú eres el genio aquí —se burló—. Dispones de ocho sesiones. Son sólo tres alumnos, no tiene por qué ser difícil evaluarlos y decidir las actividades que van a cumplir después. Ya te avisaré cuando necesite saber los avances.
Me levanté de la silla con la hoja en la mano. Kakashi se volvió a girar hacia la ventana, pero no por completo.
—Quiero pedirte un favor personal —suspiró antes de continuar—. Mi hija quedó en ese pequeño grupo, es muy tímida y conociéndote podrías intimidarla. Quiero que tenga un buen comienzo, después de ser educada en casa por tutores a petición de su madre se volvió muy retraída —la voz de Kakashi sonaba triste—. Quiero que sea una chica normal de universidad.
Yo solo asentí y salí inmediatamente de su oficina. Sabía que Kakashi había estado casado y divorciado hace mucho tiempo, pero no sabía que tuviese una hija. Eso me había sorprendido y me demostraba lo poco que conocía a las personas que estaban a mi alrededor.
Además de ser el Decano, Kakashi hace tiempo fue mi profesor y mentor. Y quien en su momento me recomendó para el puesto en el que estaba. Él había sido la única persona que se había acercado a mí por el placer de hacerlo y hablar de temas tan interesantes como la composición de las moléculas. Me trató como a cualquier otro estudiante, me sentí un chico normal en sus clases, no como el hijo prodigio del dueño de la empresa farmacéutica más importante en Japón. Eso había hecho que mis compañeros no se acercaran a mí, y que mis profesores siempre evitaran preguntarme cosas en clase. Sólo por eso, en mi interior me había comprometido a tratar como a una estudiante más a su hija. Tendía que practicar la paciencia y los modales de convivencia.
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Mi deliciosa nerd
FanfictionItachi es un joven prodigio a cargo del departamento de Investigación molecular de la Universidad de Tokio. Ya había aceptado que su vida era regida por la soledad y obligaciones familiares, hasta cierto punto estaba conforme. Pero sus días de tranq...