CAPITULO 2: El Viaje

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Ya había pasado unos meses desde que el abuelo me mostró al pequeño dragón, estábamos todos reunidos en una cena familiar a punto de comer el postre cuando de pronto mi papa y mis tíos nos dicen a mí y a mis primos que nos vallamos a jugar afuera ya que iban a hablar de cosas de adultos. Sin pensarlo 2 veces me retire al patio a jugar a la pelota con mis primos mientras dentro de la casa se desataba un acontecimiento que cambiaría mi vida para siempre.

La conversación comenzó con mi abuelo contando la verdad sobre el regalo, esto hizo enojar a mama pero no tanto como lo que vendría después, y comenzó a contarle a toda la familia como yo adoraba y tenía futuro en la DRAGONOLOGIA. Mi madre no quería escuchar como todos aceptaban la propuesta del abuelo así que le pregunto a mi padre sobre de qué lado estaba ¿si con ella o con los otros?

De pronto mi madre entra al patio con unas pequeñas lágrimas en los ojos y me pregunto si quisiera ir a visitar la reserva natural que con tanto anhelo recordaba, yo sin dudar le respondí que si entonces empaque una valija rápida y salimos. Fue un viaje silencioso, recuerdo que mama no quería responder el teléfono aunque fuese papa quien llamara y sus lágrimas caían de su cara como agua de un grifo.

Una vez freno el auto mire para afuera pero en vez de estar en la reserva estábamos en casa, en la vieja casa de IQUITOS. Entramos, nos instalamos ahí y mama me dijo que mañana iríamos pero que hoy ella necesitaba descansar y yo no chiste porque me di cuenta de que ella estaba triste así que hice lo mismo que ella hacía por mi cuando yo estaba triste, prepare café, puse unas galletas que compramos en el camino en un bol y le lleve la merienda a la cama provocando que una pequeña sonrisa pare el llanto.

Al otro día como me había prometido, mi madre me llevo a la RESERVA NACIONAL PACAYA – SAMIRIAYA donde todo era diferente ahora ya que según mis cálculos el mítico HARVEY RIDGEBIT habría descubierto y capturado una cría de VIPERTOOTH PERUANO en la selva amazónica, más precisamente en la parte que abarca el territorio peruano. Yo sabía que las posibilidades de encontrar uno eran mínimas pero junto con la información que contaba el libro creo que tenía una ventaja.

Según el libro, se le ha nombrado Vipertooth porque esto significaba "diente de serpiente" y como las serpientes el Vipertooth poseía una mordedura venenosa. Esto me hizo pensar en cómo produciría su cuerpo el veneno y al no encontrar información en el libro decidí experimentar, con una navaja pequeña me hice un tajo en la mano y con la sangre de la herida bañe a una rana arborícola en ella, lo que yo creía era que el Vipertooth consumía ranas arborícolas para obtener el veneno, pronto me daría cuenta de que no era cierto, y como estaba equivocado nada paso.

La excursión término con una escalada a una pequeña montaña donde una cueva se albergaba, esta cueva estaba repleta de venados colorados quienes por alguna razón no se atrevían a salir. El guía contaba que los habían estado vigilando y que llevaban días sin moverse de ahí, luego nos dejó pasear por la cueva para dejarnos averiguar que sucedía creyendo que nadie lo sabría, yo como todo curioso no me resistí y entre a la cueva.

Dentro solo había venados y más venados pero en el fondo había un espacio de donde los venados se alejaban, llegar a ese lugar fue difícil pero al final valió la pena porque lo que encontré me había dejado sin palabras.    

Mi Aventura MagicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora