Introducción

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–¿Ya le dijiste a tus padres sobre nosotros? –Preguntó el chico mientras depositaba un pequeño beso en la mano de la rubia.

–Sobre eso... estuve pensando, ¿Y si a lo mejor ellos tienen razón? ¿Qué pasa si en realidad no debemos estar juntos? –Respondió la chica bajando la mirada.

–¿A qué te refieres? ¿Estás terminándome? –Preguntó él mientras tomaba la barbilla de la otra y la levantaba para que lo mirara directo a los ojos.

–No estoy terminando contigo Ian, solo estoy diciéndote que creo que si seguimos como vamos hasta este momento, eso es lo que pasará –Respondió con los ojos humedeciéndose, realmente lo quería.

–¿Estás así por lo qué pasó anoche? –Preguntó Ian con una sonrisa burlona -. Ahora entiendo todo, ¿Crees que solo estoy contigo por qué quiero tener relaciones contigo? ¡Claro que no! Yo te amo y acepto que si me precipité al pedirte que tuviéramos relaciones pero si no quieres hacerlo aún, lo comprenderé, porque te amo Sophia –Dijo mientras depositaba otro beso en su mano.

–No es por eso Ian, sé que tú me esperarías, es sólo que... Mis padres aceptan a otros chicos, y tú eres el único por el que me reprochan... creo que después de todo, quizás te...

–¿Entonces les vas a dejar ganar? Tú misma me has dicho que ellos solo lo hacen porque creen que vas a salir herida, y yo te juro que eso ­no va a suceder – Exclamó mientras acariciaba la cara de la chica después de haberla interrumpido tan bruscamente.

–Créeme Ian, sé muy bien lo que he dicho y lo que no, así que no creo que tengas la necesidad de...

–¿¡Cuál es la puta razón para que estés así!? ¡Sólo estoy tratando de mantener esta puta relación en pie! – Ahora Ian estaba gritando, y eso no era bueno, pues además de que significaba que estaba enojado, tampoco podían hacer mucho ruido... Eran las dos de la mañana y estaban al pie de la ventana de Sophia.

No era como que sus padres tuvieran un sueño muy sutil, pues toda la familia de Sophia coincidía en que la pareja podía estar dormida en medio de un terremoto y no despertarían, lo cual era útil para los encuentros clandestinos de Sophia con su novio en la madrugada, pero aún así debían tener cuidado.

–¿¡Sabes cuál es la puta razón por la que me tienes tan enojada!? ¡Porque esta puta relación, como la acabas de llamar, no creo que llegue a ningún puto lado! ¡Como tú y yo! Porque que mis papás se opongan a nuestra relación es solo uno de nuestros tantos prob... – Ahora Sophia también estaba gritando, la diferencia es que ella estaba llorando y su pecho subía y bajaba por la ira.

–¿Eso es lo qué crees? ¿Qué no vamos a llegar a ningún lado? ¿Entonces por qué me ilusionaste? ¿Por qué te hiciste mi novia si estabas pensando que no íbamos a llegar a ningún lado? – Quien estaba llorando en este momento era Ian, y Sophia no soportaba eso, ver llorando a Ian la rompía en mil pedazos.

–Sabes como me haces sentir cuando te veo llorando – Cuando Ian escuchó esto una sonrisa de medio lado apareció en su cara y tomó las manos de Sophia –. Y por eso es que no puedo seguir con esto, no puedo seguir con una persona como tú....

–¿Una persona como yo?

–¡Déjame terminar de decir por lo menos una oración! Me refiero a que, siempre estás haciéndome quedar como la mala, te victimizas porque sabes que no tengo el valor para decirte que no, pero estoy cansada, además, ¿Qué futuro tiene nuestra relación cuando ni siquiera me escuchas...?

­–¡Yo si te escucho!

–A esto me refiero Ian, no puedo ni decir media frase porque ya estás ahí, interrumpiendo y sacando todo a tu favor, y si vamos a seguir así, prefiero no seguir.

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