CAPÍTULO 3: TENTACIÓN SUSURRADA

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Los siguientes días Luke se las paso un tanto estresado por los pocos avances obtenidos con Aldrick, pero para su consuelo al menos había encontrado una pequeña ventaja con la visita inesperada de Laurent, ahora podía controlar más al desesperante aprendiz mediante amenazas que incluían el nombre del ángel y hacer que se lo llevara de paseo.

Durante la semana ya habían hecho dos recolecciones de las cuales una casi termina en tragedia griega cuando el intento de Aldrick por abrir por su cuenta la puerta al más allá casi termina en la formación de un portal al mismo infierno. Esa pobre alma tenía la opción de poder borrar su memoria, era una lástima que él no contaba con la misma suerte, en definitiva el reino del Arcángel caído era un lugar que no querrías visitar por voluntad propia.

No obstante había algo que seguía molestando a Lukyan, como un maldito mosquito en verano, y es que aquel favor pedido rondaba sus pensamientos cada vez que intentaba cerrar sus ojos hasta el momento en que le tocaba volver a abrirlos ocasionando que sus noches de por si largas se sintieran como una eternidad.

La mención de las designaciones continuaba paseándose por los pasillos de su mente haciéndolo reflexionar en todos los posibles escenarios posibles en los que Laurent terminaría, pero no se detenía solo allí sino que siguiendo el rumbo de sus pensamientos comenzó a cuestionarse que eventualidad se presentaría si cualquier otra parca lo suficientemente demente como para seguirle el juego accediera a sus peticiones.

Volviendo a suspirar se deshizo de sus sabanas y se preparó para un día de entrenamiento físico como le indicaba su cronograma.

Lavo su rostro con agua fría para espabilarse y se encamino al área de entrenamientos, el gimnasio ocupaba un tercio de la segunda planta de la gran casa, eso debido a que era el segundo lugar de estancia preferido de Lukyan después de la biblioteca.

La obra arquitectónica que era aquella casi mansión no pasaba desapercibida ante los ojos de cualquier agente de bienes raíces, con sus tres pisos era lo suficientemente lujosa como para que algún personaje famoso se mudara en ella. En todo caso aquella información solo se vería explayada en papeles pues debido a las grandes bardas que la protegían no era un lugar de acceso permitido para cualquiera, y es que la verdadera historia que envolvía en misterio a la imponente estructura se habían ocultado bajo la excusa de herencias secuenciadas que figuraban en los documentos legales del inmueble para cualquiera saciar la curiosidad de cualquiera que se viera atraído por la información sobre su dueño actual.

Durante estos últimos diez años aquel nombre que figuraba en el final de los papeles no era que el nombre de Luke Cavill, Lukyan en el mundo de las parcas.

La parca tomo su tiempo alistando el gimnasio, el circuito preparado para Aldrick estaba fijado para ver su resistencia. A pesar de que en su línea de trabajo no habían demasiados enfrentamientos con las almas o los denominados rezagados, era una regla que los recolectores de almas tuvieran el mismo entrenamiento que los cazadores.

Pues en caso de tener que hacerle frente a una de las almas que se negaban a seguir su viaje al más allá se debía recurrir a medidas algo más duras, por eso es que esta estructura reguladora como lo eran las parcas se habían dividido en dos grandes subdivisiones, estaban los denominados recolectores como Lukyan y Aldrick cuya tarea era guiar a las almas al descanso, pero para en la oportunidad de que ocurriera algún improvisto en esta operación por alguna intervención ya fuera divina o demoniaca debían tomar el mando los cazadores, estos personajes especialmente entrenados eran parte de la elite de ángeles de la muerte dentro de la escala celestial, cuya función como lo decía su nombre era la de dar seguimiento y caza a los rezagados.

Proceso con el que Lukyan estaba mucho más que familiarizado pues en su registro de sucesos brillaba su participación en aquella división, y ahora a pesar de haber optado por otro cargo dentro de la cadena no podía olvidar los entrenamientos a los que ya había acostumbrado su cuerpo.

HERMOSO VERDUGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora