parte única

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—Ven acá.

SeHun alzó la cabeza entre los arbustos, escuchando las minúsculas hojas del mismo rozar con su pelaje. Pudo ver a JongIn a lo lejos, en la puerta trasera de la casa, también pudo ver la ropa que antes llevaba puesta tirada en derredor. Vio y sintió, sintió lo que no veía y vio lo que no sentía: iban a descubrirlo. A sus con suerte cumplidos 13 años de edad. Sus orejas puntiagudas apenas se movían, con miedo. Hacía frío porque era de noche, mas había luz porque la luna llena brillaba sobre ellos.

La luna llena es peligrosa para los humanos.

—¿Estás perdido? —volvió a hablar JongIn, entrecerrando la mirada desde su estar—. Mi amigo... parece que se perdió también.

Sus patas retrocedieron y negó con el hocico, aún escuchaba a la hojas del arbusto. El chico moreno resopló e intentó explicarse la situación. Ese pequeño perro parecía un lobezno desamparado, casi presentado en el patio de su casa por generación espontánea, así que ¿de dónde había salido?

No podía haber atacado a SeHun, ¿verdad? ¿Dónde estaba su amigo? ¿Por qué su ropa estaba en el suelo como si se hubiera desvanecido?

—Ven acá —caminó hacia él, sin una pizca de miedo. El lobezno se encogió y le mostró los colmillos—. Ven acá, SeHun.

Gruñó. JongIn detuvo sus pasos, observó la ropa con un giro de su cabeza y no tardó en regresar al arbusto.

Él tenía que ser SeHun.

"No debí haber hecho eso".

—Sé que eres tú —JongIn siguió, metiéndose en el arbusto; la luna seguía brillando exagerada y el lobo abrió la boca para gruñir, pero él no se asustó ni una pizca por eso—. Sabía que eras tú desde hace tiempo.

Gruñó con más notoriedad.

—Lo siento —seguía sin miedo, aunque sin moverse, observando los delgados colmillos que lo amenazaban—. No volveré a hacerlo.


*


El agua de la piscina se mecía plácidamente; como si tuviera vida propia y a pesar de todo no se preocupara por nada. Parecía una jovenzuela pacífica, incluso frívola, cual iba volviéndose más fría conforme avanzaba el atardecer. JongIn ya no tenía 14 años, y permanecía hundido hasta la boca, desapareciendo de tanto en tanto de la superficie. Sentía sus dedos arrugados y sus cabellos bailar dentro de la piscina, mientras olía el leve sabor a cloro que se adhería a su piel, algo tostada. Olía el sabor del cloro, saboreaba los olores del mismo. Era miércoles por la tarde y el club de natación de la universidad se recogía temprano, era un día perfecto para zambullirse en soledad.

"Va a llegar tarde, como siempre".

A JongIn en realidad no le gustaba estar solo; no le gustaban los miércoles. Conque ¿por qué estaba allí, tan apaciguado? Nadando de una pared de pequeños azulejos a otra. Imitando a un pez perdido en su propia jaula de vidrio esperando por algo, un pez que no podía recordar el mar de donde salió. Seguía con ese tonto jugueteo dentro de la piscina cuando SeHun le habló.

wolves ‹ kaihunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora