Capitulo 1

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*Ayer encontre mi viejo diario. Se hallaba escondido junto con una Biblia familiar hacía tiempo olvidada, y casi sentí miedo de tocarlo. De volver a leer las impresiones del primer amor de una muchacha. De recordar la cara de él y la tranquila aceptación de la muerte que en ella había visto. Así que lo llevé a la terraza sobre el jardín, donde podía estar sola y leerlo a la debíl luz del atardecer. Para soñar con otro atardecer, de un verano, hacee 30 años.*

 

Era una tarde calurosa. Los últimos rayos del sol se filtraban a través de las hojas de la hayas y los grajos graznaban entre las ramas. Hasta este idílico paraje llegaba flotando una música. Seguí el sonido hasta la iglesia en busca de mi padre.St. Peter era su íntimo deleite; sus paredes de dura piedra de Norfolk habían visto sucederse las estaciones durante más de 7 siglos. Seguí el sendero a través del camposanto entre cipreses y empujé la gran puerta de roble del pórtico sur. Hacía fresco y estaba oscuro en el interior. Me apoye contra la jamba; en parte para que mis ojos se hicieran a la oscuridad y tambíen para escuhcar un rato más la música. Era una fantástica ejecución, mejor de lo que yo podría jamás hacerlo, melodiosa y diáfana. El sonido parecía colgar de las vigas, con ecos que resonaban tenuemente. Nunca había oído a nadie tocar así. Avancé furtivamente por la nave y me coloqué al fondo de los peldaños del presbiterio junto al púlpito. El organista estaba oculto por la cortina de fieltro verde, pero sobre el respaldo de una de las sillas del coro había una gorra de aviador y un abrigo azul de la RAF. A una distancia de tres kilometros aproximadamente había una base de bombarderos llamada UPTON MAGNA. Me imaginé que debía de pertenecer a esta base quienquiera que fuese... probablemente buscaba un rato de soledad. Difícilmente le molestarían aquí por las tardes. No vendría nadie, salvo alguna mujer del pueblo que acudiese de vez en cuando a rezar por su hijo o su marido que estaban en la guerra. Me sentí como una intrusa y di la vuelta para irme. La música cesó. Oí que se había movido el organista y me volví otra vez, llena de curiosidad. Se trataba de un chico muy joven, seguro que no tenía más de 18 o 19 años, y era bastante alto. Pero tenía una cara pálida e interesante y un pelo tan rubio que parecía oro. Tenía unos ojos azules tán preciosos, que me perdí por un momento.

Vacilé un instante, y luego subí los peldaños hacía la sillería del coro.

-Lo siento -dije-, no quería molestarte. Estaba buscando a mi padre. -Me acerqué más y vi quetenia la cara hermosa, parecía que fuese un ángel.

-No tiene importancia. -Su voz era extrañamente apagada-. Ya iba a marcharme, de todas formas tengo que regresar. -Extendió la mano para alcanzar la gorra y el abrigo-. ¿Quién es tu padre?

-El párroco -repuse yo, un tanto sorprendida porque había supuesto que él había pedido permiso para tocar.

-El no estuvo aquí mientras he estado tocando.

-Pero no te habrías enterado aunque hubiera estado -dije sonriendo-. Estabas absorto en tu música.

El sonrío vacilante, y pareció  de pronto muy joven y muy guapo.

-Y tú, ¿sabes tocar?

-No tan bien como tú, ni mucho menos. Me las arreglo para tocar los himnos del servicio de los domingos, pero sólo porque mi padre no encuentra a otro. Ya sabes lo que es para...

-Lo sé -dijo él, con una súbita amargura en la voz-. La guerra. -Me tendió la mano-. Luke Hemmings.

-______ Hamilton.

-_______ -repitió mi nombre mientras aún tomaba mi mano-. Me gusta.

-se hecho por encima el abrigo. En su manga se veían los tres galones y la corona de sargento de aviación; encima del bolsillo izquierdo del abrigo tenía el escudo de media ala de los artilleros aéreos y debajo del mismo una sola cinta de condecoración de rayas diagonales color violeta y blanco. A mí nada de esto me decía gran cosa. Aunque por aquel entonces volaban muchos aviones por encima de casa, en el distrito rural de Norfolk -los B-17, las Fortalezas Volantes norteamericanas durante el día, los Lancaster de la RAF durante la noche-, yo sabía muy poco de aviación, tan sólo lo que leía en los periódicos o la radio. Lo cual ahora que lo pienso, era extraño puesto que mi padre, además de párroco de ST. Peter, era capellán castrense del aeropuerto, con el grado de teniente de vuelo de la Reserva de Voluntarios de la RAF. Llevaba incluso alas y una hilera de galones, pero pertenecían a la primera guerra mundial, en la que había sido piloto del Real Cuerpo Aéreo. Cuando era niña recuerdo que me llevó a ver una película que se titulaba ''Patrulla del amanecer'' en la que salían muchos biplanos y combates aéreos, hombres en carlingas abiertas, con casco de cuero y gafas grandes y bufandas blancas al viento. La idea de que mi padre, el mismo que subía todos los domingos al púlpito cons sus vestiduras para predicar a los fieles, había estado vestido alguna vez así me parecía totalmente absurda. Mientras Luke Hemmings se abotonaba el abrigo, le dije;

-¿Así que eres piloto?

-Más exacto sería decir que soy pilotado -dijo sonriendo-. Soy artillero de cola de un bombardero Lancaster de la base de UPTON MAGNA.

Haciendo memoria de sobre este primer encuentro, veo que en realidad me habló muy poco de sí mismo, aunque parece ser que charlamos un largo rato. Poco despúes miro el reloj.

-Tengo que irme. -Mientras hablaba se levató y echó a andar precipitadamente por la nave. Estaba ya casi en la salida cuando se volvío como por un impulso y se dirigió hacia mí-. Hay un baile en el salón del pueblo mañana. ¿Quieres venir?

Me faltaban dos meses para cumplir los 17 años, y exceptuando alguna reunión organizada por la parroquía nunca había ido a un baile en mi vida. Jamás me lo habían permitido mis padres. Creo que sabía que yo iba a rehusar, porque se apagó el brillo de sus ojos; su rostro se endureció y volvió a parecer triste. Así que le sorprendí a él como a mí misma al contestar:

-Me encantaría ir.

-¿A las 7 entonces? -dijo sonriendo-. ¿Donde te recojo?

-En la rectoral. Pregunta a cualquiera dónde está.

Volvió a recorrer la nave y salió. Me quedé sinaliento. Por supuesto no me pesaba la decisión tomada, pero ¿qué dirían mis padres? Era un obstáculo que tenía que salvar más tarde.

UN VERANO (Luke Hemmings/Calum Hood/Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora