Soñando

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No sé para que nací ni tampoco el significado de mi existencia.
Despertar para enterarte que morirás en 2 años no es motivo de celebración según la información que tengo registrada, sin embargo, el sujeto que se hace llamar mi creador me ha preparado toda una fiesta.

No entiendo lo que encierra la palabra sentimientos, pero por alguna razón siento una presión en mis circuitos cuando mi sistema me recuerda cada cinco minutos que mi tiempo de vida empezó la cuenta regresiva.

Mi inventor me nombra Luna, y luego él se presenta como Luck, el científico joven de ojos negros, rasgos finos que lo definen como atractivo en mi diccionario.

Los días pasan y mi rutina diaria también. A veces visito el jardín que queda en la parte de atrás de la casa en donde habito. Las flores y los animales que llegan a jugar cerca de allí me hacen sentir como si ser libre al igual que ellos es fenomenal.

Camino hasta la mitad del bosque y me detengo justo en frente de un árbol de cerezo, no puedo pensar en nada, porque recuerdos no tengo, tampoco puedo anhelar nada porque fui hecha para dejar de existir en poco tiempo, así que me atrevo sentarme cerca del árbol para poder mirar a mi alrededor con más detenimiento.

El viento es consolador y me anima a cerrar los ojos para sentir la suave brisa. Cierro mis ojos una vez, dos veces y tres veces hasta que me siento  cómoda y no los vuelvo a abrir. Hice que mi sistema se detenga en la opción "tomar una siesta" y creo que lo logro porque en poco tiempo ya no escucho ni el susurrar del viento.

Una ventana con un mensaje se asoma ante mis ojos, me advierte que es momento de levantarse y de ir a ayudar a Luck con sus nuevos inventos.

Al llegar nuevamente al laboratorio de mi creador lo busco y no lo encuentro, en vez de eso encuentro una nota sobre la mesa. El mensaje decía que regresaría para cuando el sol se haya ido.

Nunca he estado sola en aquel lugar, por lo que mi curiosidad y mis ganas de saber y guardar más de la información obtenida me incitan a tocar y mover algunas cosas.

Tropiezo con un cable, pero me sostengo inmediatamente de lo que pueda encontrar. El cuadro que estaba puesto de manera elegante cayó después de haber servido como mi objeto salvador de una buena caída que probablemente arruinaría alguna parte de mi sistema.

Trato de acomodar el cuadro y sin embargo me doy cuenta del agujero que este cubría. Dentro hay varios papeles. Los tomo y empieza a leerlos. Todo está lleno dibujos y gráficos de un cuerpo humano, sigo leyendo y descifrando lo que según para mis datos, son unos planos de una creación.

Retrocedo por la sorpresa, porque lo que mis ojos vieron no fue un simple invento, sino mi verdadero origen. Yo era una humana que fue reconstruida. ¿Cómo lo sé? Pues, todo encajaba perfectamente. El nombre y código eran iguales a los míos. Esto no era una coincidencia, era yo.

Empiezo a tener problemas de frecuencia, y nuevamente una ventana aparece ante mis ojos con un mensaje de error. Doy algunos pasos, pero ya no puedo seguir, mis circuitos empiezan a paralizarse y caigo sin poder seguir. Veo por última vez el lugar, veo que aún el sol no se ha ido. Y quiero inquietamente que la noche llegue.

Un estruendoso ruido me despierta, me levanto enseguida, me miró al espejo de mi habitación y toco cada parte de mi cuerpo, pero todo era normal. Corrí al baño para lavarme la cara y ver si sufría alguna descompostura, pero nada.

Todo había sido parte de un sueño...

Alguien me abraza por la espalda y me sobresalto por la acción. Esa persona me dio un beso en la cabeza y me dijo cerca del oído "¿Otra vez con sueños extraños?". Yo le sonreí y le contesté con gestos inocentes "El protagonista siempre eres tú".

Ambos seguimos entre el coqueteo.
Después de un lapso finalmente respondimos.

"No quiero ni imaginarme que clase de sueño fue esta vez".

"Este seguramente te hará reír".

Diarios del alma ||TERMINADO||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora