Reto Aceptado My Lady

Viaje de ensueño (RosexPrincipeAli)

- Vamos, tienes que admitir que son tiernos. - le rogaba la azabache a si novio.
- Pero...
- Por favor, dales un mundo ideaaal - entono bastante desafinada.
- Bien, pero deja de cantar- bromio dándole un rápido beso en los labios- descontarlo de mi cuenta.

Viaje de ensueño (RosexPrincipeAli)

El verano llegaba y Rose esperaba impaciente el final de las clases. Había convencido a sus padres de ir de vacaciones al reino de Kuwa para poder volver al chico con el que había estado intercambiando cartas como en los antiguos tiempos hacían los jóvenes amantes. No era que le faltase Internet a ninguna, solo que les gustaba ese pequeño gusto de lo antiguo y ambos eran fieles creyentes de que se leían con más cariño aquellas palabras que uno espera durante cierto tiempo.

Al inicio la rubia le quiso ocultar a su príncipe su destino para el mes de Julio pero las ansias le ganaron y en la última carta que le envió había arruinado la sorpresa.  Aun esperaba la respuesta y temía que no llegase antes de que partiese dentro de una semana. Estuvo tentada de mandarle un mail, no sería la primera vez que las cartas se pierden en el camino por lo que ya habían intercambiado las direcciones del correo electrónico para ocasiones como esas. Pero Rose no sabía si eso era lo que había pasado, si alguna de sus cartas de había perdido o simplemente son las ansias las que la hacían estar tan impaciente.

 - ¡Rose! - gritó su madre desde abajo- Juleka y Luka estan aquí.

La amante del rosa salió corriendo de su cuarto con su mochila en la mano, era el último día de escuela ¿Como no estar emocionada?

Durante el breve camino que separa a los chicos de la institución, Luka les contó a ambas sus planes de conseguir una novia durante el verano y las chicas se guardaron los comentarios para ellas mismas, no era la primera vez que escuchaban esas palabras de la boca del chico mas nunca lo vieron haya logrado algo. Rose por su parte decidió guardarse el que iba a viajar a ver a su príncipe a sabiendas que el hermano mayor de su mejor amiga no la dejaría en paz una vez lo supiese.

Al llegar se separaron del chico y fueron hacía su salón. Por ser el último día habían organizado una gran comilona durante las horas que iban a estar ahí dentro. Gran parte de la comida la había puesto la panadería de los padres de Marinette, el lugar preferido de la rubia a la hora de un aperitivo dulce por lo que decidió que por lo que durara la fiesta no se preocuparía si llegaba o no la carta de su príncipe. Pero aunque haya decidido eso, la decepción no tardó en llegar cuando revisó que no había nada para ella entre la correspondencia de ese día.

Así pasaron los días para la pequeña Rose, entre suspiros e ilusiones de que llegase la respuesta de su amado. Hasta le había llegado a mandar un mail el cual tampoco había respondido. Una paranoia muy típica de su amiga Marinette se había colado en ella, desde pensar que se había aburrido de ella hasta que se había comprometido con otra princesa de un reino vecino, todo ese tipo de ideas cruzo su mente. Nunca algo como "La carta se retraso y a él se le cayo internet", no, eso nunca, demasiado simple para ser real.  Como a la chica nunca le pasa nada normal se encontraba subiendo a un avión dudando si había hecho lo correcto, cambiar unas vacaciones en las playas de Bora Bora por ir a un país desértico solo para ver al chico que amaba y muy seguramente no pueda encontrarse con él. Si, sonaba a delirios de una chica enamorada o a una mala historia de amor pero el tiempo no puede volver atrás y las cosas estaban hechas.

Como la noche anterior no había dormido bien por las ansías del viaje, las turbinas del avión la arrullaron del tal modo que Rose durmió todo el camino como si no le hubiese estado preocupando nada. Solo la despertó la voz del piloto anunciando la llegada al aeropuerto de Kuwa. Se refrego los ojos con las manos y dio un vistazo por la ventana para ver como el avión aterrizaba. Ella se quedó maravillada por la extensión de arena que había a su alrededor, se sentía que había sido trasladada al mismísimo Egipto Antiguo.