Una oscuridad espesa me cubría el cuerpo, no podía ver mis manos por más cerca que las pegara a mi rostro. La penumbra infinita me dejo paralizado por un momento, mientras el frio me invadía los huesos.
No sé cuánto tiempo pasé meditando, me preguntaba ¿Quién soy? ¿Por qué estoy aquí? ¿Me lo merezco? Quería llorar o quizás reír, en realidad ignoraba este nuevo sentimiento, esta sensación de desesperación por no saber que había más allá de la inquietante oscuridad.
Extraño olor a muertos, cenizas y azufre que penetraban por mi nariz, dándo la impresión de residir en el mismo infierno. Sentí que el mismo demonio observaba con mucha atención, como si estuviese analizando cada movimiento, cada decisión.
-¡Dani!- Escuche de repente- ¡Estoy aquí!
-¡Hermosa voz!- susurre como si alguien pudiera escucharme
-¡Ven por favor!- volví a escuchar
-¿Dónde estás?
Aquella dulce voz no me contesto solo repetía mi nombre incesantemente. Me decidí desesperado a correr hacia adelante por que en esa dirección provenia la voz. Mis pasos se hacían cada vez más largos mientras el eco de mis pisadas sonaban por todas partes. Entendí que estaba en un pasillo sin fin; nadie podía verme, no podían comprenderme.
No tenía nada, por esta razón me aferraba a encontrar aquella voz, corrí sin tener miedo a caerme, estaba ya muy herido como para sentir dolor. Las lágrimas salíeron de mis ojos, las reconocía cuando me recorrían mis mejillas. Estaba exaltado pensaba que no la encontraría jamás, pare al fin.
-¡Cállate!- Le grite aunque era su voz el único tesoro que me quedaba. Me senté en lo que parecía un suelo común de asfalto, sollozos salieron de mi alma, me dolía profundamente el corazón.
Me levanté con fuerza.
-Gabi te amo, yo no quería...
Grite tan fuerte estas palabras que sentí un ardor cuando las cuerdas vocales se rompían en mi garganta
-¿Me amas?- me pregunto ella mientras lloraba o eso parecía hacer - No me amas, yo te quiero, pero me odias... No quieres escucharme.
Decidí por instinto levantarme para continuar la búsqueda de aquel ángel, cuando sentí como una lanza de un metal muy frio traspasó mi corazón. Caí al suelo con la barbilla pegada al pavimento.
No tenía fuerza, se me hacía difícil respirar pero no quería morir ahora, había encontrado un tesoro y no la dejaría ir... No lo dejaría ir jamás. Me arrastre desesperado, quería gritar que la amaba, que moría tranquilo ese mismo instante si podía volver a escuchar que me quería pero no había voz. Solo el horrible sonido de un cuello partido salía de mí ser.
Me arrastre cada vez con menos fuerza pero des pues de recorrer un buen trayecto encontré una inmensa pared de hielo que apenes al tocarla se derritió. Vi una luz muy clara, pensé por un momento que avía llegado al cielo pero no fue así, porque allí estaba ella la criatura más hermosa, tierna y brillante que pudiera encontrar en este horrible lugar y una felicidad muy grande invadió mi mísera alma.
-¡Aquí estas!- Dijo ella -Me encontraste...
Ella se sentó muy cerca y coloco mi cabeza en sus piernas. Y por primera vez vi los detalles de su belleza, Tenía un cabello negro oscuro, una piel clara con manos delicadas que me tranquilizaban mientras acariciaban mis mejillas. Pero sus ojos demostraban algo más, tenían un brillo único algo que jamás había visto en mi vida, expresaban ternura, cariño y compasión al mismo tiempo. No podía decir nada, tampoco abrazarla, mucho menos besarla. Solo la mire y sentí paz.
-Ya no eres lo que yo esperaba- Continuo diciendo mientras su miraba tierna parecia entristecer -estas demasiado herido y tu sangre manchara mis alas. No podré llevarte al cielo... Lo siento Dani.
FIN
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Infierno Xukaxu
Short StoryEste pequeño relato habla de un personaje que está encerrado en su propio mundo. Desesperado por no saber qué hacer, Sumergido en un universo completamente oscuro, que lo obliga a caminar a siegas sin amigos ni familia, solo y abandonado, cuando esc...