Cap. 70 Arruinarme Todo

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Tenía un dolor de cuello increíble, no debí quedarme dormida. Me puse las gafas al salir del aeropuerto. Un muchacho venía tras mío con mi equipaje en una especie de carretilla. De pronto vi mi auto a unos pasos de mí. Lo extrañé bastante. Abrí la maletera, y ayudé al jovencito a acomodar mis maletas. Si no estuviera trayendo tantos regalos para todos, tendría menos de la mitad de la cantidad que ocupaba ahora mi auto.

Le agradecí y le di una buena propina antes de ver cómo se perdía en el gentío que estaba dentro del lugar. Entré a mi auto, tenía ese aroma que tanto me gustaba. Lo encendí y puse un poco de música para mejorar mi humor. El sol calentaba mi cuerpo atravesando el parabrisas. Suspiré. No soy muy amiga del sol. Conduje directamente a casa de Nayeon, eran las 4 de la tarde, seguramente estaría ahí.

Moví un poco la cabeza al ritmo de la música, tarareando la melodía. Después de al menos 30 minutos vi su casa aproximándose. Debía disculparme por lo de anoche, no fue mi intención molestarme con ella, no era su culpa de todos modos, era de otra persona indeseable, por existir. Estacioné casi enfrente de la puerta principal, y empecé a buscar la copia de llaves que me dio hace un tiempo. Las encontré y bajé de inmediato, el calor se me estaba haciendo insoportable.

Abrí la puerta suavemente, cerrándola de la misma manera. Dejé mis llaves colgadas, y me saqué la chaqueta de inmediato.

-¿Nayeon?- Pregunté en voz alta.

Empecé a darme aire con una mano, mientras sostenía la chamarra de cuero en la otra. Escuché su risa en la cocina, así que di media vuelta, y caminé hacia ella.

-¡Nayeon!- Dije antes de entrar-Ya vol...

Sus ojos oscuros se clavaron en los míos. Tenía el mismo sentimiento que yo en ellos. Sólo queríamos escapar. Mantuve la mirada fría, sin ningún sentimiento positivo, y luego miré a Nayeon un tanto indignada. De nuevo, no era su culpa, pero de todos modos...estaba en su casa.

Giré en mis talones, y empecé a caminar más rápido de lo que entré. Negaba con la cabeza una y otra vez. Mi corazón latía a mil por hora. Podía haber evitado el resto de mi vida volver a verla. Al menos eso es lo que quería.

-Jennie...Jennie, ¡espera!- Gritaba mi hermana menor mientras corría detrás de mí.

No la escuché. Intenté tomar mis llaves mientras seguía huyendo, pero mi pulso falló, haciendo que todas se cayeran.

-Mierda- Maldije en voz baja.

Me incliné para alzarlas todas, volviendo a ponerlas en su lugar con agresividad.

-No...no sabía que vendrías hoy- Dijo apenada- No quise...que....

-No importa Nayeon- Dije molesta- Es tu casa, puedes hacer lo que quieras.

-¡Nini!- Suplicó- Quédate.

-¡¡Es que tú estás loca!!- Vociferé fuera de mí.

Cómo mierda quería que me quede en la misma casa, en la misma habitación, en la que estaba Lalisa. Ya me estaba costando una mierda superar todo, como para ver su estúpidamente hermoso rostro. Joder, debí reconocer su perfume. Pensé que era una ilusión mía, no sería la primera.

-Lo...lamento- Dijo entristecida.

-No importa Nayeon- Contesté en un suspiro agotado- Vendré cuando no tengas...gente aquí.

Abrí la puerta, me hubiera gustado azotarla al salir, pero no podía hacerlo. Subí a mi auto. Podía sentir la sangre acumulándose en mis mejillas, estaba...demasiado...Ni siquiera lo sé. No sé qué sentir. Ya no sé qué está bien, o que está mal. Ya no sé si lo que estoy sintiendo es amor o dolor. Con ella esos dos sentimientos se mezclaban demasiado bien.

Enséñame Lo Que Es El Amor •Adaptación Jenlisa•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora