Me encontraba dentro del mismo espacio reducido que estaba en un principio, miraba mi cuerpo con un poco de torpeza, me sentía tan vieja y cansada.
Todo llegó de golpe a mi cerebro, los sucesos que parecían de tan solo ayer, todos arremolinándose y distrayéndome de lo importante, el afuera.
Me acordaba muy vagamente que Cristobal me había dicho que iba a pasar al menos unos 10.000 años dentro de este minúsculo espacio soñando, pero a mí se me hacían unas cuantas horas o unos cuantos sueños.
Me asomo lentamente a la ventana para descubrir un sinfín de personas alrededor de mi cabina, mirándome atentas a todo lo que haga. Puedo distinguir guardapolvos y mas allá a gente como yo, quizás los conozca pero no tengo el sentido de orientación muy en claro en estos momentos. Me fijo más allá. Las otras cabinas están llenas por personas que no conozco aún, y eso es lo que me da el puntapié para caer en cuenta de que he estado demasiado tiempo aquí dentro.
Un rostro que me parece ajeno a mi memoria abre lentamente la puerta y me tiende su mano para ayudarme a bajar, muy atento a todos los movimientos que hago.
Pestañeo un par de veces antes de decidir agarrar su mano y notar que mis piernas no funcionan en absoluto, miro atónita a ellas y miro de nuevo al doctor en busca de una respuesta desesperada, el me agarra por los hombros y me levanta haciendo señales a las demás enfermeras en que lo ayuden.
-Bueno bueno, parece que hemos triunfado en la primera prueba de congelación. El Dr. Cristobal, nuestro antepasado, nos afirmó que es una señorita muy inquietante pero que le demos su espacio para actuar.- dice a todos los de la sala, mientras me sacan de la habitación. Algunos vitorean, otros aplauden muy felizmente pero detrás de todo ese ruido puedo lograr oír una voz familiar que me llama por mi nombre, me giro para poder reconocerla pero no es más que una multitud que nos acompaña a mi nueva habitación. O como la llamaría yo, mi nueva cárcel.
Me sientan en mi nueva cama al parecer color turquesa y se paran tres doctores de mediana edad con dos enfermeras que ahora están tomándome la presión y los signos vitales y luego se retiran para dejarme a solas con los tres hombres en frente de mí.
Habla uno de los más altos, ojos café, pelo rubio, buen aspecto, excepto por la barba que denota ha estado hace mucho trabajando en algo arduamente. – Señorita Cooper, me agrada el hecho de que podamos conocerla, esperábamos sacarla pronto pero queríamos que se cumpliera el año 10.000 en nuestro calendario, y como es de esperarse, hoy es 2 de enero de ese mismo año.- Me observa detenidamente para ver mi reacción pero aunque quisiera estar asustada, esto ya me lo habían dicho y para mi no hay demasiada diferencia en los años, estoy igual solo...
-Mi familia...- digo en voz ronca al no hablar por mucho tiempo.- ellos... están...- cierro los ojos pensando en cada uno de ellos sintiendo una nostalgia extrema.
-Muertos.- dice el doctor a mi lado que está mirando su libreta y haciendo anotaciones de todo. No parece interesarle mucho toda esta situación, no tanto como a los demás.
Se me escapa una lágrima y comienzo a pensar en todo lo que me he perdido de ellos, cuando el tercero de ellos se aclara la garganta, es el que me sacó de mi cabina, parece un poco más grande que los demás y más sabio diría yo. Se pasea alrededor de mi cama para quedar al lado mío y me toma de la mano.
-Vera, soy descendiente de Cristobal, sus hijos, y los hijos de sus hijos han trasmitido que tuviste una relación muy buena y casi fraternal con él, quiero decirte de parte de todos que nos enorgullece tu valentía al ser la primera sobreviviente de congelaciones.- me da una sonrisa cálida y besa mi mano para esperar mi respuesta.
-Gracias, lo aprecio muchísimo, a pesar de que tengo más años que todos, sigo siendo la misma persona de años atrás.- digo mostrando apenas una mueca.
Carraspea ahora el malhumorado y me mira a los ojos. – Tiene que estar dispuesta a todo lo que nosotros le digamos señorita, no puede andar por todos lados pavoneándose de ser quien es. ¿De acuerdo? –Se retira lentamente hacia la puerta. Evalúo todo lo que me acaba de decir meticulosamente y le contesto.
-De acuerdo, pero quiero mis propias reglas también, yo les sirvo, ustedes me sirven.- poniendo una sonrisa de suficiencia me acomodo en mi cama y espero una respuesta enojona pero lo que pasa no lo veía venir.
Entra un chico joven de más o menos mi edad, y en cuanto lo veo, se quién es...
-Vera, al fin puedo verte.
Me quedo helada, es ese chico el que me había atormentado tanto para después quedar totalmente enamorada.
-Mi Jared.
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Diez mil años
Fantasía¿Qué pasaría si todo tu mundo se pone de cabeza? Vera Cooper se enfrentará a todo un mundo nuevo para ella. Pero ¿A qué costo? ¿El apocalipsis? ¿O todo es obra del gobierno?