OneShot

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Desde que la conoció supo que esa chica china alienígena le haría la vida imposible, que por alguna extraña razón su rutina se vería destruida por su llegada, que su vida estaría en un peligro diferente al que estaba acostumbrado, que su billetera también sufriría, pero también que podría divertirse y ser feliz entonces ¿Cómo había llegado a esa situación dónde ella se casaba y no era él quien la esperaba en el altar?

Todo había iniciado hace 5 años cuando él aún tenía 18 años y ella 14, el verse e iniciar una pelea era algo cotidiano como también hacer alguna apuesta que estuviera relacionada con comida o con avergonzar al contrario, sus días podrían haber continuado así sin ningún problema pero un día de la nada ella lo empezó a ignora y a evitar. Al principio creyó que lo imaginaba pero con el paso del tiempo vio que no era así, incluso sus compañeros se habían dado cuenta y le preguntaban que si habían tenido alguna pelea fuerte y que incluso fuera y se disculpara por lo que fuera que haya hecho pero ¿Por qué se iba a disculpar por algo que no hizo? Y aunque hubiera hecho algo, él no era de disculparse de la nada así que si ella no decía nada él tampoco tendría porque. Grave error.

Pasaron los meses donde el no pelear ni verla era común, sabía que seguía en la Yorozuya por qué su comandante siempre se lo contaba después de regresar de estar con Otae en el cabaret pero como todas las veces anteriores, él le decía que no le interesaba si estaba o no, al final fue ella quien se había alejado; aunque escuchar que ella seguía en la Tierra siempre hacía que su pecho se sintiera aliviado.

La primera vez que la volvió a ver después de un año fue porque le tocaba ser escolta de la Princesa y ella estaba de visita. Se veía distinta estaba un poco más alta y desarrollada, si en un momento se volvían a hablar como antes ya no podría joderla con que era plana como una tabla, no ese chiste ya no le quedaba; también su forma de hablar ya no sonaba tan golpeada, aunque seguía teniendo ese tonto acento extranjero.

-Oye sádico queremos ir por sukonbu, acompáñanos-aru.

¿Después de tanto tiempo era lo primero que le decía? No había cambiado nada en su actitud.

-Sino acepto me vas a llevar a rastras ¿no, china?

La sonrisa que le mostró le decía que estaba en lo correcto así que no le quedo de otra que aceptar y avisar a sus superiores para que no hubiera ningún problema.

La segunda vez que se vieron fue cuando él estaba a punto de entrar a un restaurante de ramen junto con Kondo y Hijikata, a penas y había pasado semana, demasiado pronto como para que pudiera reaccionar a la patada voladora que ella le lanzó haciendo que cayera sobre un Madao, por primera vez en su vida no sabía cómo debía reaccionar, si debía de seguirle el juego o dejaba pasar eso y lo tomaba como algo sin importancia.

-¿Enserio te volviste tan débil sádico?

Esa mirada llena de sorna y la forma en que se dirigió a él le dio su respuesta. La haría pagar por hacerlo quedar en vergüenza y por ignorarlo durante todo un año.

Las siguientes veces que se encontraron fueron algo extrañas para él, porque que la persona que te ignoraba y evitaba ahora haga como que nada paso, lo molestaba y por obvias razones.
Después de una pelea que surgió de esos encuentros quiso preguntarle el por qué durante todo un año le estuvo evitando e ignorando pero al intentar decirlo su voz no salió, fue como si su subconsciente le dijera que si preguntaba ella realmente no le volvería a dirigir la palabra así que se levantó del césped donde descansaban y un nos vemos fue todo lo que salió de su boca para irse.

No sabía por qué pero sentía que el tiempo volaba, cuando se dio cuenta él ya estaba en su fiesta de cumpleaños no.21 junto con todo el Shinsengumi, algunos miembros del Mimawarigumi, la Yorozuya que seguramente se habían auto invitado y uno que otro extra. La fiesta era divertida no lo podía negar pero el ruido le empezaba a agobiar un poco, así que después de salir del salón de reuniones que tenía el cuartel y caminar un rato para relajarse no espero arrepentirse de haberlo hecho pero al ver a la china besándose con un miembro del Mimawarigumi y que ella no lo apartara, le dolió, le dolió mucho y no se sentía capaz de ir e interrumpirlos así que aunque le doliera tenía que regresar por donde vino.
No era tonto, sabía que lo que sentía en ese momento eran celos porque ella estaba siendo alejada de su lado nuevamente y no sabía qué hacer. Se tardó tanto en aceptar esos sentimientos que estaban ahí desde hace años pero fingía el no darse cuenta, que ahora ella era feliz en los brazos de alguien más y él no haría nada.

¿Qué hago yo?Where stories live. Discover now