Hacia frio. Santi se habia olvidado la chaqueta arcoíris en el autobús. Fue a avisar a Clemente para que no se fuese sin él a esquiar. Estaba nervioso. Al hablar con él se sonrojaba y no sabía por qué. Cada vez estaba mas nervioso. Si hubiese podido se habría comido un activia sin dudarlo. Eso le relajaba.
Llegó Clemente, tenía un guante perdido que pertenecía a un alumno.
-¡¡¡UN GUANTEEEEEE!!! -gritaba.
Su tono de voz era alto y claro y le alegraba los días a Santi.Mientras Santi hacía una fila de uno (como a él le gustaban), Clemente le llamó a un cuarto apartado del murmullo de los alumnos recogiendo su equipamiento de esquí. Santi, curioso, se adentró a la habitación y se dirigió hacia donde estaba Clemente. Se estaba tomando unas buenas cebollas.
- ¿Que querías? - preguntó Santi, intrigado.
- Tengo que contarte algo que tenía guardado desde hace mucho tiempo- respondió el.
-Adelante.
Clemente hizo un amago de hablar pero se le cayó una cebolla al suelo y le interrumpió.
- ¡FRIJOLES! - exclamó Santi, que se estaba empezando a poner nervioso.
-Recójeme la cebolla- dijo Clemente con una voz firme y decidida.
Santi se agachó a por la cebolla y, cuando se levantó, notó que Clemente se le había acercado hasta el punto de que podía respirar el mismo aire que él.