Introducción.

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Introducción.

Salvaje.

David estaba en el patio trasero de la gran casa; había regresado como usualmente hacía. Sí, apoyaba a la manada liderada por Isaac Bennett porque eran aliados, porque se había hecho amigo de los lobos de ese grupo y porque había encontrado a su compañera allí; pero de igual forma siempre mantenía comunicación con su propia manada.

En cada ocasión que regresaba se aseguraba de comprobar que su amigo Kris estuviera bien; el hombre no estaba mejor que antes, pero aún estaba vivo, eso era un alivio. Nada podía ser peor, o eso pensó; pues esa mañana, Sophie, la alfa de la manada y hermana mayor de Kristopher, le había llamado con urgencia.

Ahora David se debatía entre desnudarse y cambiar a su lobo para correr hacia la vegetación que circundaba la propiedad para buscar a su amigo; o esperar un poco más hasta que este regresara.

Suspiró y se decidió por lo segundo; si lo que Sophie había dicho era cierto, no podría hacer demasiado; pues, según la alfa, Kristopher había estado en su forma de lobo por varios días y no había querido cambiar, solo había regresado a casa al atardecer, dormía cerca de puerta trasera y a la mañana siguiente se iba de nuevo al bosque, siempre en sus cuatro patas.

David frotó su rostro, echando su cabello hacia atrás y luego se sentó en las escaleras, esas que conectaban la puerta trasera de la propiedad con la hierba del patio.

A veces, dejar que el animal tomara el control era satisfactorio, la mente del humano descansaba y la mente del lobo se hacía cargo, no había peligro pues el instinto de supervivencia los mantenía a salvo; era una buena manera de olvidarse de los problemas. Él mismo lo había hecho en un par de ocasiones, cuando tenía algún problema o no podía resolver algo, dejaba a su lobo salir para que diera una carrera y al finalizar estaba realmente despejado y se sentía renovado. Por eso entendía por qué Kris lo estaba haciendo: dejar a su lobo a cargo desconectaba su mente y por consecuencia sus preocupaciones y recuerdos.

Pero Sophie dijo que había pasado días.

El sonido de una ramita al quebrarse sacó a David de sus reflexiones, se mantuvo alerta y observó la línea de los arbustos y árboles, a solo unos cuantos metros de donde estaba; y espero.

No, el lobo no se mostró, pero David sabía que estaba allí, por eso le habló.

—Kris, soy yo—, explicó, en caso de que no le reconociera, el viento no estaba a su favor.

No hubo respuesta positiva, sino que el lobo se agazapó y gruñó bajo.

—Por favor, necesitamos hablar—, dijo; no había un tema en realidad, solo quería verlo, comprobar que su amigo estaba bien, así que bajó el único escalón que lo separaba de la hierba y caminó hacia el lobo.

El animal permaneció en la misma posición, con las patas delanteras flexionadas, y cuando David estuvo lo suficientemente cerca se lanzó a él.

David no esperaba un ataque como ese, pero su naturaleza le permitió actuar con rapidez, se hizo a un lado y apenas logró esquivar las fauces. Se sorprendió aún más al escuchar el chasquido de los dientes del lobo y estuvo seguro de que, si se hubiera atrasado solo un segundo, habría perdido una parte de su antebrazo.

—¿Qué demonios, Kris?— exclamó.

Pero el animal solo volvió a su postura amenazadora, arrugando la piel de su hocico y mostrando sus dientes.

David tragó duro, el canino estaba atacando en serio, esto no era como cuando habían bromeado y jugado a morderle los pantalones al otro.

No recordaba haberle ofendido para que actuara así; incluso, la última vez, Kris solo había asentido y contestado con sonidos guturales, no habían discutido.

—Oye, yo no- — cortó su explicación cuando el animal se lanzó de nuevo. David lo atrapó evitando sus fauces, pero era un cuadrúpedo grande y pesado, así que fue inevitable caer de espaldas en la hierba; entonces, teniendo al animal encima y tratando de evitar los filosos dientes, David vio sus ojos: Kris ya no estaba.

La sorpresa y el titubeo fue aprovechado por el animal; David maldijo cuando, en el forcejeo, una de las patas del lobo aruñó su cadera.

David trató de sacárselo de encima, pero no quería lastimarlo, ese lobo era su amigo. Los zapatos bajando las escaleras y luego el sonido de un arma al ser cargada, antes de un disparo al aire, hicieron que el lobo lo liberara.

David se arrastró lejos del animal y miró a Sophie; la mujer tenía el ceño fruncido, parecía preocupada.

El lobo gruñó cambiando su objetivo, mirando amenazadoramente a Sophie; ella volvió a soltar un disparo y entonces el lobo huyó.

El trote sobre la hierba y hojas secas se fue desvaneciendo, hasta que ya no se escuchó más; luego, hubo un aullido largo y desgarrador.

Sophie se mordió el labio inferior y parecía a punto de echarse a llorar, —él, Kris se ha vuelto salvaje, ¿no es cierto?

David se levantó, aún aturdido y deseando que la respuesta a esa pregunta fuera "no".

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ESPACIO PARA CHARLAR.

¡Aquí estamos, continuando esta aventura! Espero esta vez ser más frecuente en las actualizaciones que en el libro anterior.

De hecho, tengo un par de ideas para OTRAS historias, pero tengo como objetivo terminar esta antes de iniciar cualquier otra. O sea, apenas me da la vida para escribir una y ya me quiero aventar otra (ja, ja, ja).

Muchas gracias por la espera; ojalá esta última entrega sea de su agrado.

Me encanta leer sus comentarios, gracias por sus mensajes y palabras.

NOTA: De antemano, disculpa por los errores de dedo, congruencia y/o similares; a veces no tengo tiempo de revisarlo. 

***Recuerda que la colección de libros de este Universo sigue el orden:

01. Creciente.
02. Menguante.
03. Moonlight.
04. Sunlight,
05. ¡Sam, me gustas!
06. Clear.
07. Starlight.
08. Hidden (es este libro)

[ ^ ] HiddenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora