Afthermath Of Konoha: Las secuelas de la Guerra.

Capítulo 2. El Nuevo Amanecer.

«La luz y sombra
Que pelea y muere
Por la vida y el arte
De su diosa»

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Izichi caminó lentamente hacia aquellas dos chicas que le miraban desde lejos. Koria le miraba de manera distraída, no le interesaba hacer mucha amistad con ellos dos, pues ella era feliz con sus pocos amigos, con sus pocas amistades, no necesitaba más, Por otro lado Aki le miraba con una mirada infantil y alegre, justo cuando Izichi llegó donde su grupo, Daiki apareció entre la gente, llevaba su atuendo de sensei, tenía una bandana de la villa de la hoja en su hombro, y mirando a su hermano, le sonrió y les hizo que les siguiese.
Caminaron unos momentos, llegando entonces a un lugar apartado de aquel albedrío de gente, Aki se sentó en un columpio que estaba atado a un árbol, y Koria se sentó al lado de su Maestro, con aquella personalidad distante.

-Bueno, creo que ya nos han presentado antes, disculpad si nuestro Hokage es algo... Enérgico, le viene de familia. Los Akimichi son así. -Daiki hablaba con una voz cálida y aterciopelada, su pelo corto y ondulado se movía con el viento- Bueno, tengo entendido que habéis aprobado el examen de entrada a la academia ninja, obviamente, si no, no estaríais aquí. Os venia a traer... Una cosa que realmente os servirá para bastante.

Daiki sacó una bolsita de una pequeña mochila que tenía sujeta en su hombro, dentro de es bolsa, sacó dos chalecos tácticos típicos de los Chunnin, la cual, le dió a Koria y a Aki.
Izichi esperó unos momentos, mirando a su hermano en espera de su chaleco.

-Izichi, el tuyo te la daré luego. ¿De acuerdo? Bueno. Creo que como buen sensei, es hora de presentarme, y después, presentaros. Izichi ya me conoce, pues soy su hermano mayor, pero mi nombre es Daiki Uchiha, seré vuestro sensei estos años que se acercan, y Futuramente, vosotros, podréis ser todo tipo de ninja que queráis ser. Yo os entrenaré para que lucheis por vuestros sueños.

Koria, por fin, rompió su crudo y distante silencio.

-Mira, Señor Daiki, o como quieras que te llamemos, no te las des de bueno, tu clan ha sido causante de la muerte de miles de ninjas a lo largo de la historia Shinobi. Tu clan, ha sido un clan de asesinos despiadados y asquerosos. No tenga intención de que le tenga respeto o estima... Y menos, a tu hermano. Él es un simple chico al que vais a adoctrinar con vuestro pensamiento genocida y psicópata por el odio.

Koria se levantó de golpe, poniéndose su chaleco y apartándose de ellos. Izichi miró al suelo con tristeza ante esas palabras.
Fue cuando Aki se acercó hacia el lentamente y le puso la mano encima, mientras levantaba el dedo pulgar de su otra mano y le sonreía.

-No le hagas caso, Koria es una chica... Complicada, la conozco hace ya unos años, pero es muy buena chica cuando se la conoce. Bueno, así que... Sensei Daiki, ¿Que tienes pensado que hagamos hoy?

-Uh... Realmente tenía pensado hablaros un poco de la historia ninja, y después entrenar un poco, ya sabéis algo de Teoría y luego un poco de Práctica. Aunque por lo que puedo ver, el lugar está muy tenso, así que iremos directamente a entrenar un poco y relajarnos. ¿Os parece bien?

Izichi asintió, levantándose y acercándose a su hermano, el cual había empezado a andar en dirección al campo de entrenamiento número tres, minutos después, Koria les seguiría desde la distancia, mientras mascullaba algunas palabras.
Una vez allí, Daiki se estiró y sacó de su bolsillo unas campanitas de color plateado, las cuales brillaban con un fulgor gris a la luz del atardecer.