#15 Hospital

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Una ráfaga del viento causando un leve cosquilleo fue la que me despertó en esa camilla con sabanas blancas. Moví levemente mi mano, tratando de cerrar mi puño con la intención de ejercitar un poco mi cerebro.

Abrí los ojos poco a poco, entrando un brillo extra, causándole dolor a mi cabeza. Al terminar de abrir los ojos algo confundida, un brillo agudo estaba en mi ojo derecho, obstruyendo mi visión de una manera dolorosa y el dolor de cabeza no es que ayude tampoco.

Al poco tiempo después, cuando me acostumbré a la luz, pude visualizar mejor mi campo visual, percibiendo un señor con bata blanca. Detrás de él había una camilla con numerosos instrumentos y medicamentos. El señor traía en sus manos lo que parece ser, una mini linterna externa.

Me dispuse ver mi ambiente quedando aún más confundida a lo que ya estaba. A mi derecha había una ventana, exponiendo todo el ambiente del exterior. Había una enfermera a mi costado revisando lo que parecer ser una bolsa plástica que conectaba mis venas de manera dolorosa.

Miré al señor que estaba escribiendo algo en su tabla, y le pregunté algo temerosa:

— ¿En dónde estoy? ¿Qué hago aquí? —pregunté algo confundida e intrigada — ¿Quién es usted? —.Terminé con mi interrogatorio apuntando mi dedo acusador hacia él.

—Primero que todo, me llamo Williams Lorrams, soy su doctor y usted está en el Hospital Central de Seattle y sufrió una baja de atención, bajando su hemoglobina de manera brusca. Pregunta, ¿Usted ha visto su menstruación últimamente?

— ¿Hum?... ¿Mi menstruación? Sí, mi menstruación fue hace algunos días, ¿Por qué? ¿Algo peligroso?

—Qué raro —murmuro bajo pero obviamente, por causa de su cercanía, logre escucharlo asustándome aun más. Fijo que lo escuche y rápidamente volvió hablar. —No, no, no es nada que preocuparse. Es sola una hipótesis que tenia pero nada importante.

— ¿Está bien?

—Ahora díganme, ¿Cómo es que llego a ese bosque y por qué se encontraba ahí? —me dijo, por lo que le conté todo la historia como es que había llegado hasta ahí y porque razón.

—Bien, ya le dije todo lo que sé, pero lo que no sé, ¿Es como llegué hasta aquí?

—Bueno, USTED llego aquí, todo gracias al joven Armando Brewster. Al parecer es un buen amigo de usted. Agradece que estaba por ahí en el bosque en busca de su mascota.

— ¿Armando Brewster... dice? —dije aún sin creérmelo.

—Sí, así es. Bueno creo que eso es todo. La enfermera aquí presente, va estar al tanto de su cuidado, ella la va cuidar. ¿De acuerdo? —dijo señalando a la enfermera que estaba al lado todo este poco tiempo. Yo asentí como respuesta que me quedada claro su indicación. —Bien, ahora me retiro —dijo el doctor, pero antes de que tomara el pomo metálico de la puerta, se volvió hacia mí con el ceño fruncido —la enfermera le traerá comida para que pueda tener energías. Y supongo que te daré de alta dentro de unas horas, quizás dos aproximadamente, sólo ten paciencia.

Al momento que el doctor se fue, la enfermera también salió junto a él. Aproveché el momento de soledad para poder analizar mejor la información que me había dado el doctor. ¿Armando Brewster salvándome? No es que sea algo imposible eso, solamente pienso que es algo extraño. Ni siquiera se su edad y ya me está salvando. Que cliché.

Bueno, para ser más sincera, si yo me encentrara a Armando en un bosque, lleno de excremento de cucarachas y vestido como vagabundo, pues obviamente, lo salvaría. Así que, esa idea de "Extraño" queda descartada completamente.

Solo a que esperar que me den de alta y salga de aquí.

¡Me aburro!

Estoy sentada en esta camilla durante cinco horas y no veo señales de vida del doctor o de la enfermera, o alguien que tenga alma en este triste hospital. Pero nada, me tienen en esta camilla y lo peor de todo es que hace dos horas que tengo ganas de ir al baño, pero no me lo permiten por estas benditas vías.

Se suponía que el doctor ya estaría aquí, al lado de mí, entregándome el papel de permiso que indique que ya estoy de alta. Y lo más peor de todo esto, es que mi madre no sabe que estoy en un hospital. Tristeza y preocupación activada.

¿Por qué tardan tanto en venir?

Ya estaba comenzando a asustarme y eso no es nada bueno para mi salud mental. ¿Sabían que cuando estoy demasiado sola, comienzo a pensar cosas que ningún ser humano lo haría? Pues sí, y para darles una idea, aquí una lista de preguntas que me he hecho cuando estoy sola:

1. ¿Y si Dios no existe?

2. ¿Me gustarán las mujeres?

3. ¿Es legal la masturbación?

4. ¿Estaré enamorada de un demonio?

5. ¿Mi mamá me tuvo por vagina o por el ombligo?

6. ¿De qué color serán mis ojos?

7. ¿Excremento u orina?

8. ¿Verde o amarillo?

9. ¿Cuántos son 9x9?

10. ¿Cómo se llama mi madre?

Estas y miles de preguntas que incluyéndome, me asustan. No les deseo boletos para un viaje completo a mis pensamientos. Van sufrir.

No me di cuenta que el doctor y la enfermera, que anteriormente me atendieron, estaban al lado de mí con una ceja levantada mostrando confusión en sus rostros, el doctor dijo:

—Me estas asustando, ¿En qué piensas?

— ¡Oh! ¡Doctor! ¡Vino! Me estaba comenzando a morir de soledad. Y bien, ¿Cuándo me dan de alta? —dije emocionada al encontrar almas en frente de mi.

—Lamento lo que tengo que decirle —Inmediatamente mi rostro cambio de alegría a confusión.

— ¿Qué pasó?

—Lamento decirle esto... pero... Usted tiene tumores en los ovarios.


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Hola chicos, ¿Como están? Espero que bastante bien.

Perdón chicos(as) al no poder actualizar y venir a traer una mamarrachada de capítulo (por lo corto que es).

Pero el punto aquí es que hay algo emocionante de la situación... ¡Ya casi llegamos a los 5K! ¡Qué fantástico!

De verdad les agradezco mucho por su apoyo y por su paciencia al esperar el capítulo  —y seguir apoyándome con la obra— y dando todos esos comentarios bonitos...

Haré un especial cuando lleguemos a los 5k,  me dicen que les gustaría cuando lleguemos a esa cantidad.


El chico de mis sueños°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora