Capítulo Treinta y Siete

71 7 5
                                    

Antonio.-

Sabía que las cosas no podrían terminar bien cuando Danna me llamó por la noche para hacerme saber que iría a la escuela en su auto, a pesar de que ella me había besado la última vez que nuestros labios se unieron y a pesar de que ese pequeño contacto me haya quitado el sueño por horas.

—Decidió Danna al fin enfocarse en los otros hombres que puede tener con sólo tronar los dedos en vez de estancarse con uno solo —quiso saber Omar caminando a mi lado.

—¿Aún albergas esperanzas? —respondí controlando mis impulsos por estrellar su cara contra la pared más cercana. A ver si así se le borraba la sonrisa.

—Cómo todos a su alrededor, o casi todos —se corrigió—, si no es porque tienes tus manos sobre ella casi todo el tiempo, te aseguro que a más de uno le habría encantado presentarse personalmente con tu preciado juguetito nuevo

—Ella no es mi juguetito nuevo...

—Pollo, yo te conozco desde hace tanto que en ocasiones juraría puedo leer lo que piensas —me interrumpió—, no lo olvides sólo porque nuestra amistad haya terminado tan mal

—¿No deberías estar con mi ex? —cuestioné deteniéndome a mitad del pasillo.

—Debería —murmuró—, sólo quería saber si es que Danna algún día podría estar libre y disponible, sería bueno no caer en la rutina, eso acaba con las relaciones muchas ocasiones

—No, eso no las termina; en cuanto a Danna, escúchame bien, ella jamás estará cerca de ti, jamás —advertí.

—Déjala decidir, Antonio —pidió sonriendo una vez más, ahora sí tenía pocas ganas de controlar mis impulsos y hacerlo besar el yeso de las paredes.

—Pollo, vámonos a clase —pidió Marlen acercándose a mí, tomó mi brazo para hacerme comenzar a caminar de nuevo—, no vale la pena —agregó.

—Marlencita, un gusto verte, has crecido —dijo Omar hacia Marlen, sabía que eso la hacía enojar, pero mi amiga estaba muy ocupada tratando de que yo no regresara a patear su trasero como para responderle.

Danna.-

"Tu hombre estuvo a punto de pelear con Omar... en el pasillo" Había escrito Marlen en un pedazo de hoja y luego lo había lanzado sobre mi pupitre.

"Por qué iba a pelear" respondí regresando la nota.

"Algo sobre ti, no fue tan grave pero se ha quedado inquieto" informó mi amiga. Miré discretamente sobre mi hombro y un par de asientos detrás lo divisé jugueteando con su lapicero y una liga elástica sin prestar atención a lo que el profesor de Filosofía decía.

"Intentaré arreglarlo"

"Suerte C:" regresó Marlen.

El profesor extendió su clase casi por diez minutos más de lo habitual y se ganó una buena dosis de malos deseos en su contra, que aumentaron en cuanto la maestra de "Ciencias de la Salud" entró al salón con su siempre tan positiva actitud.

Supongo que no hubo muchas quejas al perder nuestro pequeño receso de cinco minutos entre clases puesto que la clase anterior la maestra no había terminado de hablar sobre sexo y métodos anticonceptivos.

Mi celular vibró anunciando un mensaje de Antonio, lo abrí y leí:

"Saúl tiene asesoría hoy, o podremos ocupar su tiempo para hablar sobre nuestros asuntos pendientes?"

Mentiras de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora