09/09/2999.
Aquél fue el día que les vi por primera vez.
Una noche mientras dormía.
Sus claros cabellos, casi blancos, destacaban en su azulada piel.
Largas pestañas del mismo tono que sus cabellos adornaban unos ojos dorados.
Dorados completamente.
Sin pupila ni iris.
Vestían de negro, sólo ese único tono.
Les reconocí, pues no era difícil.
Eran los Azurados.
¿Por qué veía estas tan extrañas criaturas? ¿Qué eran? Les llamaba Azurados, una mezcla de azul y dorado, eso parecían ser.
Por mi parte, nunca les habría apodado de tal manera. Lo hacía porque me dijeron que ese era su nombre.
Sí. Me hablaron.
Mis sueños nunca antes habían estado sonorizados, pero les escuché. Sus voces se asemejaban al leve ronroneo de un gato.
Hablaban a coro, todos a la vez.