Los siguientes años continuó el desgaste en mi rostro y cuerpo, ya no parecía un joven de 30 años, ahora me veía de unos 70 o 80, mi cuerpo ya no aguantaba lo mismo, me cansaba con facilidad, por lo que dejamos de viajar quedándonos estables en una pequeña cabaña en un bosque frondoso.
- ¿te encuentras bien? – su cara de preocupación al verme escupir sangre lo decía todo, él no había cambiado nada y yo me encontraba muriendo.
- Estaré bien amor – ahora era lo que más amaba y por lo que moriría gustoso.
- Debería buscar la forma de ver porque envejeces, déjame hacerlo, déjame ayudarte, no puedo simplemente verte morir – jamás le había permitido buscar ayuda, porque eso implicaba buscar demonios, que muy posiblemente lo atraparían, pues él no ha cambiado absolutamente nada eh incluso conservaba ese fuerte aroma a rosas.
- No digas eso, sabes que no deseo que te hagan daño – dije tomando su rostro con sumo trabajo, pues ya no me quedaban fuerzas suficientes conforme pasaban los días.
- Pero no sé ¿qué podría hacer? – sus ojos comenzaron a soltar gruesas lágrimas, lagrimas que se sintieron como hiel en mi corazón, pues no lo había visto llorar desde aquella vez.
- No llores amor, todo estará bien – sentí algo raro al decir esas palabras, sentí mucho calor, demasiado para mi cuerpo, tanto que comencé a ahogarme.
- Es increíble que no hubiera duda en tu corazón hasta este momento, hermoso Kilen – escuché la voz de Indrel detrás de Endiren, por lo que instintivamente quise levantarme y protegerlo, pero mi cuerpo no se movía como antes y casi me caigo en el intento – morirás antes si sigues de imprudente, sentí su mano rozar mi mejilla.
- ¿qué haces aquí? – no había tenido contacto con ningún demonio desde que me escapé con Endiren, por lo que me asusté enormemente.
-Te buscamos por todas partes, pero al tener el amor y protección de un ángel, aparte de perder por completo la duda y la maldad, pues a nuestros ojos eres un humano normal y de corazón puro – mis ojos se abrieron de par en par, no creí que fuera esa la razón.
- ¿Qué has dicho? – podía sentir su aliento muy cerca de mí, casi como si me fuera besar.
- he dicho que eres humano – lamió mis labios de forma lasciva aunque sin mucha oportunidad pues me separé por el susto y Endiren me sostuvo.
- Si soy humano, ¿a qué has venido? – sonrió por mi pregunta o tal vez por mi expresión.
- En primera a ver si estabas vivo – noté molestia en su rostro.
y ¿por qué el interés? – dijo Endiren.
- Porque Kilen aún es mi amigo aunque lo hayas alejado – dijo acercándose mucho a él.
- Mejor explícanos que pasó – me metí en medio de los dos y aparté un poco a Indrel.
- Está bien te explicaré – tomó asiento en una silla junto a la cama y nos hizo la seña para que lo imitáramos, se veía bastante molesto.
- Nunca había oído que un demonio se convirtiera en humano – dije viéndolo al rostro y tomando la mano de Endiren para demostrar que todo estaba bien.
- Cuando un demonio llega a obtener el amor de un ángel, se vuelve humano y el ángel sigue siendo un ángel puro, pues aun que ha sido tocado, lo ha hecho con amor, pero pues como el demonio nunca ha sido puro eventualmente envejece como un humano normal, sin embargo este no posee alma a la cuan llevar al infierno o al cielo, por lo que después de que muera desaparecerá para siempre convirtiendo al ángel en una sombra solitaria, pues su propósito de amor ha desaparecido – no podía creer lo que escuchaba, la verdad no me importaba morir, pero el destino eterno que le esperaba a mi amor era algo que no podía tolerar.
- ¿Hay alguna forma de salvarlo? – sentí el apretón de Endiren a mi mano.
- La hay, pero los mantendría separados y jamás podrían estar juntos, ¿quieren que el otro viva o mueran los dos? – sentí un nudo en la garganta y apreté un poco la mano de Endiren, sabía que no sería fácil y aunque quería verlo vivir quería estar un poco más a su lado.
- Danos esta noche, mañana te diremos la respuesta – Indrel desapareció en un parpadeo, por mi parte recargué mí cansado cuerpo el pecho de mi amado.
- Si eso te salva lo haré – dijo sosteniendo mi rostro para hacerme mirarlo directamente a los ojos, yo sentía lo mismo, aun así no deseaba estar separado de él.
- Mi vida no es necesaria, pero no quiero acabar con la tuya y mucho menos estar separado de ti – rodaron gruesas lágrimas por mis ojos y por los de él también.
No queríamos separarnos, no queríamos que él otro estuviera solo, no queríamos que todo eso desapareciera, pero era nuestra única opción, aun así esa noche estaríamos juntos todo lo que pudiéramos.
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Perdón si los dejo en ma suspenso, esta en mi naturaleza ser así, me encantan las emociones fuertes.
Espero que este capítulo también haya llenado sus expectativas.
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Caja de cristal
Lãng mạn¿Quién piensa que el amor solo toca a los humanos? no solo es nuestro este mundo, todos tienen derecho de eso a lo qué llamamos amor. Amor entre el cielo y el infierno...