— Cariño, quiero que cuando entremos al restaurante te portes bien, se amable. — Mencionó Lauren acomodando un poco su cabello.
—Mamá, como quieres que me porte amable; ni siquiera sé quiénes son, son extraños. —Murmuró enfadada una Mia de quince años.
— Serán nuestra familia. Solo no te comportes como una niña de siete años haciendo rabietas. —Suspiró.
—Odio que te separas de papá, era más feliz. Lo éramos hasta que empezó a viajar mucho.
—Mi niña, ya hablamos de esto, no me hagas ponerme triste. Cuando crezcas más entenderás todo. Pero has esto por mí.
La chica lanzó un pesado suspiro: —Esta bien, mamá, por ti.
Sonrieron mutuamente y entraron al restaurante. Sería una velada muy importante, sería la primera vez que las dos familias estarían juntas en una misma mesa.
Mia tomo la mano de su madre, muy en el fondo la chica estaba nerviosa. Segundos después ésta soltó su mano para envolver en sus brazos a un señor alto y agraciado, era Jeremy, que ya lo había visto en otras ocasiones. Después su vista se posó en la mesa un poco más allá, habían tres chicos, dos pequeños y uno más o menos de su edad.
Jeremy suspiro tranquilo, pues había pensado que Mia no querría asistir a la cena. Se levantó de la silla para amablemente ayudar a sentarse a su esposa y su hijastra. La chica le sonreía nerviosa a su hijo mayor, esperaba que se llevara bien al menos con sus hijos, ya que con él no lo hacía. Solo quería lo mejor para su nueva familia.
—Mia, quiero presentarte a mis hijos. Lucy, de siete años—Señaló a una pequeña niña rubia de ojos verdes, que hizo un saludo muy adorable con la mano—, Matt de cinco— mencionó luego, a un pequeñito con el cabello negro y unos ojos miel intenso que se colgaba del vestido de su hermana mayor un poco nervioso— y el mayor es Jason, de diecisiete.
—Es un gusto, Mia. —Mencionó sonriente el último nombrado.
—Y yo les quiero presentar a Mia —Habló Lauren—, mi única hija.
Jason pensó que Mia era una de las chicas más bonitas que había visto a lo largo de su vida, fue amable con ella y trató de hacer conversación para que no se sintiera incomoda, pues iban a vivir juntos hasta quien sabe cuándo. Aun así notaba que no estaba para nada cómoda, se veía muy sería y también notaba que su madre le lanzaba algunas miradas de reproche de vez en cuando.
La noche empezó luego a ser un poco agradable para Mia, pues Jeremy contaba algunas anécdotas graciosas de los tres chicos y de vez en cuando se desviaba del tema porque Jason le daba pie para hablar de alguna otra cosa que no lo avergonzara, eso la hacía reír. Los dos adolescentes se lanzaban una que otra mirada coqueta, olvidándose que serían hermanastros oficialmente en unos pocos días.
5 meses después...
El primer día que Mia conoció a Jason deseó muy dentro de sí, que se pudieran llevar bien, pero era imposible. Se comportaba horrible con ella, era un chismoso, un pesado, siempre trataba de hacer bromas pesadas.
La chica no sabía cómo la tonta de su novia podía soportarlo, además de que le tenía un odio sin motivo, y trataba de hacerla enfadar siempre, porque sí y porque no. Siempre estaban peleando por el control de la televisión, por el lugar en la mesa, por alguna galleta o cualquier tipo de alimento, por el baño, por el asiento, por cualquier cosa. Al principio a Jason le daba gracia hacerla enfadar, después lo hacía porque le nacía y la chica no se dejaba humillar fácilmente, y su carácter fuerte no dejaba que le soportara muchas cosas.
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365 Días junto a ella.
Genç KurguSinopsis La familia Scott Black es como toda familia después de un divorcio. Jeremy Scott, después de tres años de divorciarse, encuentra de nuevo el amor con Lauren Black. Jason Scott de diecinueve años ama a sus dos hermanos pequeños, a su padre y...