365 Días junto a ella.

Conviviendo

Después de despedirse de los adultos, los dos chicos entraron al elevador del edificio. 

Mientras se dirigían al lugar, hubo un silencio muy incómodo para los dos, pues cada uno pensaba en cuál sería la táctica para soportarse un año completo. Al entrar al departamento se quedaron sorprendidos de lo lujoso que era. Además de moderno, era perfecto para 2 jóvenes. Al instante, cada uno fue a escoger una habitación y a organizarse un poco.

Después de un rato Jason fue a asomarse la habitación de la chica.

—Sé que no quieres ni hablar conmigo, pero solo quiero decirte que hay que tratar de llevarnos bien, solo por un año, para conseguir lo que queremos. Es así de sencillo, tú quieres ir a Francia y yo mi auto, dime que perdemos. Solo hay que llevarnos bien, ¿Trato? —Propuso él extendiendo la mano y sonriendo.

—Supongo —Suspiró ella—. Solo no esperes que te llame hermanito, ni que empiece a amarte de un momento a otro. —Rio y estrechó la mano de él cerrando el trato.

— Ni tú. —Sonrió burlón mientras salía de la habitación.

Era prácticamente la primera conversación civilizada que tenían desde que se conocieron. Ella solo esperaba que no hubiera problemas, pues también estaba cansada de estar enojada todo el tiempo. Había hecho una promesa interna de tratar de llevarse bien con Jason, no solo por el viaje de su vida, también por su madre. Ella también merecía ser feliz, en poco tiempo se iría a vivir sola de verdad y no quería estar enfadada con la persona que le dio la vida, y menos con el que la acompañaría el resto de sus días. Era hora de madurar.

Unas horas después Mia se encontraba en la sala con un tazón de palomitas viendo una película que pasaban en la televisión. Hasta ahora todo había estado tranquilo, se la habían pasado guardando sus cosas y conociendo mejor el departamento. Casi ni cruzaron miradas en todo el resto del día, hasta que Jason llegó y se sentó junto a ella.

— Creo que este departamento no les ha salido para nada barato. —mencionó él.

— Igual lo pienso, pero bueno, mejor para nosotros.

— ¿Te gusto tu habitación? —Preguntó el chico para hacer conversa.

— Si, tiene una hermosa vista al centro. Además es algo grande, eso es lo que más me gusta. —Respondió mientras comía sus palomitas— ¿Qué tal el tuyo?

— También es grande, es genial, me gusto más que el que tenía.

— ¿Saldrás hoy?, es viernes. —Murmuró nerviosa, pues trataba de llevar una buena convivencia pero no quería que él se enojara por ser tan preguntona.

— No lo sé— respondió relajado—, Jessy no me hablo esta tarde.

— Ah, si... Jessy.

— Hay algo que no entiendo —mencionó mientras se acomodaba en el sofá—, ¿Por qué la odias?

— Ella me odia desde el primer día que supo que éramos hermanastros, no lo sé, siempre me mete en problemas en clase, hace que me enoje y se hace la víctima —lo miró exasperada—. La detesto, tratare de no decir nada de ella por nuestro trato, solo no hables de ella frente a mí por favor.

— Está bien, lo prometo.

—Gracias.

Un silencio incomodo inundó la habitación, solo se escuchaba la película que ella veía, siguió comiendo palomitas un poco incomoda sintiendo la pesada mirada de Jason, que no aguantaba más y rompió el silencio.