-Salgan de aquí. -dijo mi padre, sacando una espada, una cimitarra de un metro, la cual en el centro de la hoja tenía varios espacios vacíos, como si fueran rectángulos que iban en línea desde la empuñadura, hasta llegar cerca de la punta. Él no apartaba la mirada del enmascarado, pero sabía que estaba dirigiéndose a mi.
Yo intentaba moverme, pero me era imposible incluso hablar. Antes creía que no era por el terror que me infundía, pero ahora me era completamente diferente. Seguramente tenía que ver con lo que me habían puesto en el cuello.
El enmascarado colocó su mano dentro de su gabardina y con un movimiento dejó ver el mango de una katana, aunque no la llegó a desenvainar.
Mi hermana apareció a la par mía, evitando llamar mucho la atención, incluso el momento en el que me habló, lo hizo susurrando.
-Ya solo quedas tú y papá. Las demás están a salvo. -miré alrededor y me di cuenta que ni mi madre ni mi hermana estaban ya en donde habían perdido la conciencia.- Vamos.
Ale me tomó del hombro y se quedó quieta un instante.
-¿Pero qué...? -cerró los ojos y me apretó fuertemente el hombro. No pasó nada. Entendía lo que estaba pasando, ella trataba de llevarme consigo pero no parecía poder hacerlo. Me soltó y desapareció. Al segundo regresó y me dirigió una mirada como si quisiera que le explicara lo que estaba pasando. Aunque pudiera hablar no iba a ser de mucha utilidad porque no sabía, aunque estaba seguro que algo tenía que ver con lo que me puso el enmascarado.
Mi padre pasó la mano por encima de los cuadros. Al hacerlo, la mitad de éstos comenzaron a brillar. Parecía que era eléctrico, ya que la luz la despedían unos rayos azules que se movían dentro del cuadrado. Tras hacer ésto dirigió la punta de la espada, con el filo hacia el suelo, hacia el enemigo.
-Alessandra, ¿Porqué no se han ido? -preguntó.
-¡No puedo hacerlo! Algo evita que pueda llevarlo conmigo.
-Fíjate si tiene algo pegado por algún lugar. -dijo tras pensar unos segundos.- Algo parecido a un papel. Si se lo logras quitar probablemente puedan lograrlo.
-No importa cuanto intenten, yo te advertí que no debías complicarlo.
La voz del enmascarado me sorprendió. No se escuchaba que fuera una persona mayor, como mis padres, pero tampoco era de un niño.
-¿Y dejar que mi hijo muriera? -la expresión de mi padre mostraba el enojo que mantenía consigo.- Aún cuando solo era una posibilidad no quiero correr el riesgo.
Frank giró un poco su espada hacia la derecha, dejando el filo a la izquierda. No entendí porque lo hizo al comienzo, pero luego, el sitio en el cual se encontraba el blanco se agrietó y se hundió, al igual que el techo. Ahora había entendido que estaba haciendo, solo que no sabía cómo. Nunca había preguntado sobre las habilidades que tenía él, siempre me sorprendía y vencía sin necesidad de utilizar nada más que su fuerza física.
La ropa del enmascarado estaba completamente estirada hacia abajo, intentando llegar al suelo con desesperación, pero estaba puesta sobre un perchero que no se dejaba llevar con tanta facilidad. Éste dió un paso hacia delante, al parecer sin que el aumento de gravedad le afectara en lo más mínimo.
Mi padre, sin retroceder un solo centímetro dió un golpe hacia delante con la espada y un cuarto más de los cuadros se rellenó de electricidad. Al instante el sitio por el cual el enemigo estaba no pudo soportar más la carga y se derrumbó, llevándose al individuo hacia abajo con la estructura a su alrededor.
-¡Lo encontré!
Mi hermana intentó quitar lo que tenía en mi cuello suavemente, pero tras ver que no funcionaba intentó rasgarlo con las uñas hasta que saliera. Tampoco funcionó.
-¡No puedo! ¡Ayúdanos!
Al escuchar los gritos de mi hermana mi padre volteó hacia nosotros, pero en el momento en el que iba a decir algo el enmascarado apareció frente a él, enfundando la espada en su espalda.
-Nunca has sido rival para mí, necesitarías vivir dos veces y pasar por todo lo que pasé para lograrlo.
Antes de que mi padre pudiera siquiera voltear la vista hacia él, su espada liberó unos enormes rayos. Tras ésto la punta se separó de la empuñadura y cayó al suelo, donde rebotó un par de veces antes de dejar tras ésto un silencio sepulcral.
Mi padre dió un grito y se volteó hacia él, pero antes de poder hacer nada éste dió un paso colocándose tras él. Con un simple movimiento le dió un golpe en la nuca, dejándolo inconsciente en el acto y haciendo que cayera de golpe acostado, siguiendo el ejemplo de la hoja de su arma.
Alessandra estaba viendo la escena con cara de profundo terror. Intentó tomar su arma, pero aún estaba del otro lado del apartamento. Por total desesperación tomó la mía, y atacó. Cuando estaba a unos metros de él, éste se le adelantó apareció justo delante de ella, haciendo que chocara con él. Cuando estaba cayendo al suelo le tiró mi cuchillo, esperando que por milagro le pudiera tomar por sorpresa. Lastimosamente no lo logró, ya que bastó un movimiento de su mano para cortar la cadena en dos.
Antes de que mi hermana pudiera desaparecer golpeó su pierna con el estuche de su katana, haciendo que ella soltara un grito desgarrador. Mientras ella se retorcía de dolor en el suelo, el enmascarado se acercó hacia mí y lo último que vi fue que colocó su mano en mi frente, y las vendas de sus brazos envolvieron mi cara, eliminando mi visión. Segundos después, perdí la conciencia.
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Prisión Fantasma
Teen FictionLos poderes son algo peligroso. No puedes vivir con ellos sin huir. Primero ser atacados y luego separados. Darse cuenta que aunque la mayoría de la vida a sido dedicada a entrenar, aún se puede ser muy débil ante los peligros del mundo. Kai está ca...