Cero

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 ⤷ Lee


El pequeño niño de cinco años mantenía su pequeña y blanca sonrisa plasmada en sus rosados labios mientras observaba por la reducida ventana del coche el paisaje. La familia Lee había decidido tomarse unas vacaciones, ahora que el pequeño Chan, de dos años, era capaz de caminar.

Jeonghan, su hermano mayor, se encontraba realmente feliz y emocionado. Amaba los campamentos. Y ahora que su hermano pequeño podía ir con él, le emocionaba el doble. Desde que había nacido el menor, su familia no había ido de vacaciones para mantener su cuidado. Pero ahora, por fin podrían tomarse un tiempo para disfrutar juntos al aire libre.

El más grande balanceaba sus piernitas con emoción, preguntando repetidas veces "¿Cuánto falta?", pues no quería esperar ni un segundo más. El más pequeño, mientras tanto, parecía no entender demasiado de lo que sucedía a sus alrededores, más sin embargo, se mantenía entretenido con sus juguetes, al mismo tiempo que observaba los árboles y las nubes a través de la ventanilla del coche, feliz.

Aunque claro, el viaje en automóvil se hacía aburrido para Jeonghan, pues a la corta edad de Chan, este no podía articular grandes oraciones o realizar una conversación. Aún así, al primogénito le animaba hacerle caras divertidas al regordete bebé, que reía cada vez que su hermanito mostraba una expresión nueva.

Las dos horas de viaje eran algo cansadas, y claro que lo eran más aún para un niño con inagotable energía y un bebé que está descubriendo un nuevo mundo a sus ojos, ansiosos por llegar al destino final del trayecto.

—Mami, ¿Ya llegamos? —preguntó Jeonghan, con esperanza de una respuesta afirmativa. Juntó sus manitos y miró a su madre con los ojos brillantes. Incluso un pequeño puchero se formó en sus labios, expectante a la respuesta.

—No, cielo. —respondió la señora Lee, haciendo que su hijo mayor la mirara decepcionado y cruzara los brazos, enojado— Aún falta un poco.

—¿Cuánto? —murmuró con una voz que denotaba tristeza, haciendo un puchero. Su madre giró la cabeza hacia él para poder responderle.

—Menos que antes.—explicó la mujer, dirigiéndole una sonrisa cargada de empatía, pues ella igualmente se aburría bastante en los viajes— Te diré cuando lleguemos, ¿Bien?

—Bueeeno.—alargó el más grande de los hermanos, para luego soltar un suspiro, aún cruzado de brazos y con el ceño fruncido. Le gustaba el viaje, pero no necesariamente viajar. Estaba cansado de ver tantos árboles moviéndose y de buscar formitas en las blancas nubes. Quitó su mirada de la ventanilla y se preocupó en ver el escenario en el automóvil.

Entonces, Jeonghan observó al pequeño Chan, jugando con un sonajero de colores llamativos alegremente, soltando pequeñas risitas mientras observaba las pequeñas esferas de colores chocar contra el plástico, haciendo sonidos que al más pequeño le hacían gracia. El menor parecía inmerso en su mundo de ruidos agradables y figuras, cosa que parecía mantenerlo curioso y entretenido al mismo tiempo. Más sin embargo, aquél mundo se destruyó al momento en el que el juguete se resbaló de las pequeñas y torpes manos del niño, cayendo a cercanías de su hermano mayor.

El pequeño miró el juguete caer, atónito, para luego hacer un puchero mientras sus ojos lentamente se llenaban de lágrimas, listas para ser expulsadas. Al notar eso, rápidamente Jeonghan alzó el sonajero y se lo devolvió a Chan, haciendo que este sonriera automáticamente.

❝𝚻ʜᴇ 𝐂ᴀᴍᴘ❞  ―  𝘚𝘦𝘷𝘦𝘯𝘵𝘦𝘦𝘯Donde viven las historias. Descúbrelo ahora