Capítulo 11

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Louis nunca creyó que en algún momento de su vida tendría este tipo de problema, nunca pensó que se sentiría atraído a un alfa al grado de querer llorar de frustración.

Su cabeza daba vueltas debido a la falta de alimento, sentía el estómago revuelto a cada hora que pasaba. Entre más pasaba el tiempo, más cerca estaba de tener que tener esa incómoda conversación con el alfa.

Bufó molesto cuando una de las agujas que iba a utilizar se le resbaló de las manos para así rebotar en el piso y hacer un sonido bastante molesto.

"Alguien está demasiado distraído hoy"

Susurró Amelia, solo lo bastante alto para ser escuchada por Louis.

"No estoy distraído, ¿de qué hablas? Yo nunca me distraigo." Louis rodó los ojos molesto a la vez que recogía la aguja y la depositaba en el lugar correcto, no sin antes leer las etiquetas para no cometer un error.

Amelia negó con la cabeza sonriendo.

"Pues hoy estás distraído, muy distraído." Aseguro moviendo su cabeza, para después seguir. "Y si quieres más pistas, yo nunca dije tu nombre cuando mencione eso."

Louis frunció su boca incapaz de decir algo, le había ganado.

"Ya basta Amelia, ¿no tienes un piso que atender?"

La omega puso una mano en su pecho ofendida, para después soltar una carcajada.

"Tienes razón, me dejaré de bromas."

Louis asintió indignado, Amelia era una omega bastante risueña, y a pesar de que Louis no tenía una gran amistad con ella, la omega lo trataba como si su amistad fuera de años.

Louis se sintió un poco culpable, la omega no tenía la culpa sobre sus problemas personales, estaba siendo una persona injusta.

"Perdón, yo no ando de humor, tengo un pequeño problema."

Amelia lo observó curiosa.

"Así es el amor Lou, pero supongo que ya te acostumbras."




•••



¿Acostumbrarse? ¿Cómo alguien podría acostumbrarse a ese tipo de sentimiento?, nadie se acostumbraba, la incertidumbre, el dolor, los celos, Louis se sentía incapaz de algún día poder hacer eso.

Y menos con un alfa como Harry a su lado.

Faltaban exactamente diez minutos para terminar su turno, y Louis no quería que acabará, y aún que el alfa no estaba en el hospital como antes, se sentía estresado.

Habían quedado de verse a una calle del hospital, exactamente enfrente de una pequeña tienda de autoservicio.

Louis salió del hospital con una pequeña maleta en su mano derecha, y de muy mal humor.

Y es que a Louis nunca le salen las cosas como quiere, hoy —y no por pensar en Harry—había tratado de arreglar mejor su cabello, pero después de tanto intentos frente al espejo supo que debía de dejarlo igual, y para rematar había manchado con quién sabe que sus zapatos, creando una fea mancha en la punta de su zapato.

Imposible de cubrir y de limpiar.

Atravesó la calle con cuidado, y a paso rápido.

Estaba justo enfrente de la tienda, observando a todos lados, y nada, nada de esa cabellera rizada se asomaba en su campo de visión.

No, no iba a irse, tenía que arreglar este malentendido de una vez por todas y así poder tener un poco de estabilidad mental en su vida.

En fin, ¿A quién no se le hacía tarde? Harry no sería la primera ni la última en llegar tarde al encuentro de una persona, al igual que Louis, el no iba a ser la primera persona en esperar a alguien.

Lost in your light.⇨LarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora