Capítulo 14

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   -¿Llegaron?- escucho la voz de Liz apenas Michael abre la puerta- No son ni la una todavía, llegaron muy temprano.

   -Si no te importa, me iré a dormir- dice él de mala gana.

   -Y yo creo que. . .- llego a decir antes de que Liz diga algo.

   -Tú- me señala- Pasa a la cocina, cuéntame todo- me impulsa a caminar hacia allí- y tú- señala a Michael- mañana hablaremos.

   Escuché como, Michael, mascullaba algo entre dientes mientras subía las escaleras con pasos firmes y pesados.

   -Siéntate- hago lo que me dice mientras noto como ella pone té en la tetera y la mete al fuego- ¿Té negro o de hierbas?

   -De hierbas- respondo sin pensar.

   -Bien- sirve el té en dos tazas y se sienta en la mesa- Cuéntame, por qué volvió tan enojado- toma y sorbo de té y yo hago lo mismo.

   -Eso prefiero que te lo cuente él, yo solo te diré que él está de acuerdo en lo que hay entre Manuel y yo y dijo que a él lo único que le importa es verme feliz- informo sin dejar escapar ni un solo detalle del beso.

   -Y de verdad quiere verte feliz- dice asombrada- Mira, eres su hija, y él es muy celoso y cuida muy bien lo que es de él, por eso que él admita que acepta lo de ustedes- dice refiriéndose a mí y a Manuel- debió haberle costado un montón, porque está dando algo que él quiere mucho para que seas feliz. Te está demostrando que no importa nada, él quiere verte feliz- un minuto de silencio se hizo presente que ella aprovechó para seguir- Ahora yo te libero, si quieres ve a dormir, mañana será un día largo.

   -Bueno, gracias por el té y. . .- me acerco a ella y la abrazo- Buenas noches.

   -Dulces sueños linda- sonríe y me voy de ahí.

   El aroma del perfume de él, todavía predominaba en la escalera. Tuve que contener la respiración para evitar que el perfume me recuerde lo susedido hoy.

   No aguantaba más estos zapatos, por lo que, apenas llego a la habitación, me los saco. Extrañaba mi piyama, así que me saco el vestido y me lo pongo sin dudar.

   Me tiro sobre la cama y cierro los ojos al instante, no tardo mucho en quedarme dormida.

   Eran las 4:58 a.m y mi garganta estaba seca, necesitaba agua o, en su defecto, algo frío para beber.

   Bajo las escaleras sin hacer mucho ruido, por suerte, mis pantuflas no hicieron ruido sobre la escalera de madera.

   Al llegar a la cocina, noto una presencia rara, no era Liz. ¿Eso significa que. . .?.

   -¿Mike?- me animé a preguntar.

   -El mismo- responde prendiendo la luz de la cocina- Solo vine por agua, ya me iba- veo como toma hasta la última gota de agua y luego sale de la cocina.

   No sé por qué actúa así, pero me da miedo. Me sirvo agua y dejo de pensar por un instante. El agua fría no tardó mucho en recorrer mi cuerpo.

   Y ahora sí, con un vaso de agua fría encima, salgo del lugar y me voy a mi habitación. Quedo profundamente dormida.

Adoptada por. . . ¿accidente?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora