× Capítulo 6 ×

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Día Seis.

4:00 pm.

— Entonces, casi haz tenido sexo con tu empleada en los últimos cuatro días —terminó de asumir Ivanna todo lo que el pelinegro le había contado—. ¿Qué? O sea no entiendo ¿por qué?.

— No lo sé —el chico subió los hombros desinteresado—. Las hormonas, el instinto, yo que sé.

— Te gusta. Y, no solo me refiero al ámbito sexual, ¿cierto? —siguió la chica con el interrogatorio.

— ¿Qué eres, policía? —Canela continuó acomodando las cajas de manera ordenada—. No me gusta, Ivanna.

— Tan solo..., no le hagas daño —sonrió con dulzura, dio media vuelta y caminó hasta dejarlo sólo en el pasillo.

"No le hagas daño" esas palabras quedaron haciendo eco en su mente y en seguida el rostro de su madre se hizo presente. Aún se sentía culpable de su muerte, muchas personas le han dicho que la olvide, que lo superé, pero, ¿cómo superar a una persona que amas demasiado?, todos ellos quizás nunca habían sufrido de una pérdida o quizás su amor por esa persona no era suficiente y por eso lo superaban rápidamente. Pero él no. El ojos mieles extrañaba todo de ambos padres, los consejos de su madre, el apoyo incondicional de su padre, o como cada día lluvioso, los tres se sentaban a ver películas con un gran tazón de galletas y chocolate caliente.

Una lágrima escapó de su pupila y fue ahí donde se dio cuenta que aún seguida en el trabajo, la limpió rápidamente y siguió con lo suyo. Acabó más rápido de lo indicado, no quería seguir a la interperie en ese estado depresivo, esperó unos cuantos minutos para a que su turno acabará y pudiera irse a casa.

Tomó su mochila y salió de su trabajo,  caminó unos cuantos metros cuando a lo lejos pudo notar la silueta de la linda pelirroja cargando a su pequeña hermana, a paso rápido las alcanzó, una sonrisa en su rostro apareció al verla ya de cerca, no sabía por qué su cambio repentino de humor, el rostro de la chica le transmitía calma, lo tranquilizaba de una manera sorprendente, podía apreciarla todo el día y no se casaría.

¿Cómo podría hacerle daño a quien calma sus demonios?.

— Hola —dijeron al unísono con una boba sonrisa.

— Salimos a tomar un poco de aire, y, a socializar un poco a nuestros alrededores —habló la chica después de un leve coqueteo de miradas.

— Oh, entonces debería acompañarlas —el pelinegro no sabía de dónde había sacado aquella energía, lo único que tenía claro era que quería estar con la chica sin importar a donde fuera.

Siguieron con su recorrido, en el trayecto se dedicaban miradas, algunas de ellas eran captadas por el otro, lo cual provocaba un leve sonrojo en sus mejillas, sus manos rozaban en diversas ocasiones provocando leves cosquilleo en sus respectivos estómagos.

Sus cuerpos se volvían uno solo con el más mínimo contacto.

— Es tarde, deberíamos irnos —avisó la pelirroja—. Además, tú ya debes dormir —besó la mejilla de la pequeña causándole una leves risillas.

— También quiero un beso —el mayor acercó su rostro pidiendo con la mirada que le concediera ese deseo que ambos querían. La menor río.

— Ahora no —respondió y guiñó un ojo, pues sabía que más tarde habría más de un beso.

4:00 pm.

Unos leves movimientos la despertaron de su siesta, la ojiazul gruñó molesta y al abrir los ojos un destello de luz la cegó por completo.

— Arriba, bella durmiente —habló un alegre pelinegro.

Cuando ____ aceptó vivir con su hermano, no sabía que tendría que soportar a Jorge las veinticuatro horas del día, todos los días de la semana.

Era lindo, eso no lo podía negar, pero por otro lado, vivir bajo el mismo techo con ese chico podía ser demasiado estresante.

— Aléjate —la chica tomó las sabanas y cubrió su cabeza.

— ¡Oh vamos, chica! —ésta se negó por segunda vez—. Te dejaré conducir —canturreó esto último.

Como su hubiera dicho las palabras mágicas, ____ se levantó inmediatamente de su cama, tambaleándose por su brusco movimiento.

— Apresurate —sonrió con amplitud, su acompañante soltó una carcajada por su bipolar comportamiento.

Más tarde se encontraba en la plaza mayor de la ciudad, algo que, a la mayoría de las chicas les fascinaba por sus grandes locales, y bueno, a otras que tan solo les aburría y se sentían estresadas al ver tanta gente salir y entrar de cada tienda.

— Deja esa cara y ve a comprate algo bonito —animó el chico dejando en  su mano un rollo de billetes.

La menor se levantó de su asiento y comenzó a caminar alrededor del lugar. "Comprate algo bonito", vaya, ____ ni siquiera podía distinguir lo que era bonito y lo que no, ella siempre pensó que todo lo que le rodea es bonito y si no es así ¿por qué existiría? La castaña suponía que el hombre tiene diferentes espectativas de lo hermoso, pues bien, alguien puede ver la belleza en lo abstracto, mientras que otra lo puede ver en el azul del mar. La belleza siempre ha sido un prejuicio por parte de la sociedad, ¿por qué debe existir lo "feo" y lo bonito? El mundo es hermoso. La sociedad es asquerosa.

Un delicado golpe en sus piernas la sacó de su trance, bajó la mirada y pudo notar a una pequeña (alrededor de unos 2 años) abrazando sus dos piernas de una manera demasiado tierna.

— Oye, vete —habló nuestra protagonista. La niña solamente la observaba desde abajo—, largo —la siguió corriendo y sin embargo, la niña no hacía el mínimo caso.

— Pequeña ¿qué haces ahí? —una chica se aproximó hasta ellas y tomó a la niña en sus brazos—, te pido mis más sinceras disculpas, ehm...

La menor de los Curiel dudó en darle su nombre, pues sabía que su apellido podía cambiar la empatía de la persona a quien se dirigía.

— ____, sólo ____ —decidió por decirle solamente su nombre.

— Renata Bouchez, un gusto ____ —sonrió ampliamente con sinceridad.

La castaña fue llamada por Jorge, y precisamente en el momento que volteó, Jos comenzó a acercarse hacía la pelirroja con una hermosa sonrisa.

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Hola bebés. ¿Cómo están hermosas?
(Yo haciendoles la barba para que no me maten por no actualizar, ji).

Cuándo escribí lo último se me vino a la mente la canción de "Querida socia" JAJA 😂.

Se dan cuenta de que Josesin y Rayisin estaban destinados a estar juntos 7u7, ahre.

Denle ⭐ ⭐ ⭐ y comenten 💘.

Mokita (Tonalidades III) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora