¡Mi madre va a matarme!

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Autor: Yo.

Tipo de Fic: Drabble.

Nombre: Richard Tozier y Eddie Kaspbrak: Nos Llaman Raritos.

Capítulo siete: ¡Mi madre va a matarme!

—¡Aaaah! —exclamó con mucha fuerza la señora Kaspbrak; dos casas contiguas encendieron sus luces, después otra más y luego otras tres... Pero ¿qué ocurrió en aquel momento como para que la regordeta señora se desinflara a gritos y despertara a todos sus vecinos?

Bueno, en realidad no había nadie en aquella habitación, aparte de ella. Un pequeño rastro de sangre se dejó ver sobre el suelo de madera, un rastro que el pequeñín dejó antes de salir y que su madre notó mucho después, para así pegar un segundo grito aún más fuerte.

—¡AAAAH!

Richie Tozier llevaba cargando a Eddie Kaspbrak por media calle solitaria. No había ni un solo automóvil por allí. Nada. Aunque sí había fuertes ráfagas de viento que empujaban a ambos niños, haciéndolos regresar.

—¡Será mejor volver! ¡¿No escuchaste?! ¡Mi madre va a matarme! ¡Además ve el clima! ¡Lloverá en cualquier instante! ¡Para ya!...

—Estás herido por mi culpa, Eds. Tu madre no puede verte así.

—Sólo es un rasguño. ¡No es nada!

Eddie no quería mirar, pero al final lo hizo y Richie no lo detuvo: el dorso de su brazo izquierdo tenía una abertura de quince centímetros; la sangre escurría por todo éste y goteaba al final, por sus dedos.

Y el pequeño Eddie se desmayó.

Casa de Eddie hace diez minutos

Los pequeños escucharon, asustados, cada paso que la madre de Eddie daba para acercarse a la habitación. Sin embargo, antes de eso, Eddie había pisado los lentes de Richie, terminándolos de romper.

—¡Auch! —gritó Eddie, pero no por haberlos roto, sino porque había recargado su brazo encima de un pedazo de vidrio cuando Richie lo puso boca abajo para aporrearle con la almohada.

—¡Oh, no! ¡Eds, lo siento! —se disculpó su amigo, pues fue éste quien, al subirse arriba de él, contra el suelo, lo empujó hacia delante e hizo por accidente que el vidrio resbalara por el brazo de Eddie, cortándolo más fácil que un cuchillo rebanando un tomate.

»Eddie, lo siento de verdad —siguió disculpándose, incluso le abrazó un poco, por detrás, pero Eddie seguía concentrado en los ruidos que hacía su madre al raspar las suelas de sus pantuflas contra el suelo y en las destrozadas micas de los lentes de su amigo.

—¡¿Por qué te disculpas?! ¡Los pisé y los rompí! ¡Es mi culpa! —dijo Eddie en un susurro bien alto.

—¡Diablos! ¡Eso no me importa, Eds! ¡¿Qué no has visto tu brazo?!

Era cierto, Richie se desmoronaba pidiendo perdón sin que Eddie notara su brazo izquierdo, y cuando este último estuvo a punto de ver, apenas sintiendo el ardor de la herida, Richie le volvió su cabeza hacia el lado contrario, con su mano izquierda, para que éste no mirara la sangre que ya empezaba a derramarse sobre el suelo.

—No. Será mejor así —dijo Richie en un susurro muy bajo, apenas audible, pues la madre de Eddie ya estaba a menos de cinco metros detrás de la puerta.

Rápidamente y sin pensarlo bien, Richie tomó en brazos a Eddie y lo cargó hasta la ventana, para salir de la habitación; pero no fue sencillo, y ambos se desparramaron contra el tejado al salir, rodaron un poco y se frenaron en la orilla, aferrándose ambos a la canaleta para no caerse.

El primer grito de la señora Kaspbrak se escuchó por todo el vecindario mientras ambos niños bajaban, cuidadosamente, usando un árbol y parte de la cerca de madera que dividía hacia los vecinos.

#GraciasPorLeer ATTE: SYNKRO DESOLATE HIATUS

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NOS LLAMAN RARITOS (richard tozier x eddie kaspbrak)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora