Mi Querido profesor l.p (Adaptada)

Capítulo 42.-

—__________, ¿sabes los problemas que puedes llegar a tener? —negó con la cabeza, sin dejar de mirar a su hija— Él es tu profesor, ¿Cuántos años tiene? ¡Tú tienes tan solo diecisiete!

— ¡Dentro de cinco meses cumplo los dieciocho!

—En ese tiempo pueden pasar muchas cosas. Un hombre maduro como Liam no tendría que estar con una niñata.

—No soy una niñata. —Dijo enfadada— que sea mi profesor no importa, que tenga ocho años más que yo, tampoco. —Al fin consiguió cerrar la cremallera, a la fuerza de la rabia que llevaba dentro ahora mismo— Se lo presenté a Katy, ella lo aceptó. —Dijo sonriendo, aunque esa sonrisa le temblaba, a punto de romper a llorar— Le cayó bien hasta a Larry le agrado —se levantó, dejando la maleta encima de la moqueta de su habitación— Y no será un problema si tu no lo aceptas. Porque entones no me estás aceptando a mí, tampoco, mamá. Yo amo a esa persona, y tienes que entenderme y apoyarme. —Se dirigió hacia la puerta— Y si no es así, ya me las arreglaré.

Anna se levantó.

—Espera __________. 

__________ se giró hacia a ella de nuevo.

-¿Qué? 

Dijo ya desesperada. Quería marcharse de allí, no quería seguir escuchando a su madre.

—Tienes razón. —La abrazó y le dio un fuerte beso en la mejilla— Pásatelo bien… se responsable. —Le sonrió, tan sinceramente que a __________ le hubiera gustado dar un salto de alegría— Y ten en cuenta, que si tú eres feliz, yo soy feliz. —Le acarició la mejilla—

__________ sonrió con lágrimas en los ojos. Asintió y bajó la maleta, dando golpecitos en cada peldaño de las escaleras. Cogiendo las llaves, marchándose de nuevo de aquella casa. Uniéndose a su madre mucho más. Dándole a Liam una pizca más de su amor, si eso era posible, claro.

Liam miró a todo su alrededor. La Isla de Bled era más que bonita. __________ tenía muy buen gusto, y eso que solo le había enseñado fotografías. El lago era cristalino, parecía un espejo. 

Reflectaba todo el cielo, las nubes parecían que se movieran en dos dimensiones distintas. La lancha iba avanzando, rompiendo el paso del agua. Daban ganas de bañarse ahora mismo, por mucho frío que hiciera.

—Es precioso… —murmuró __________ en ese instante—

—Sí, perfecto para nosotros dos. —Le sonrió. _________ se ruborizó, sin saber por qué—

Siempre había sido una chica alocada, contestona y de vez en cuando gamberra, por las influencias de otros. ¿Y ahora? Todo había dado un giro de trescientos sesenta grados. Se sonrojaba como una niñita de seis años, se le encogía el corazón cuando la espléndida sonrisa de Liam aparecía en su rostro. Y por primera vez sabía lo que era amar, lo que era hacer el amor.

Había aprendido a separar el sexo de lo que verdaderamente ella buscaba. Y lo que ella buscaba era un hombre que la amara… que la amara como Liam. Si, su profesor le había enseñado mucho más que simple música. Sonrió, mirándolo. Liam arqueó una ceja.

— ¿Qué piensas?

—En lo maravilloso que eres. —Dijo __________ acariciándole una mejilla—

Ninguno de los dos se percató de que el dueño de la barca ya los había dejado en la orilla de la Isla de Bled. Liam se levantó y le tendió la mano a __________ para que ella también se levantara.

—Vamos. —Dijo Liam riendo— Tampoco soy tan especial.

—Si lo eres. Eres lo más especial que hay en el mundo. —_________ besó el hombro de Liam—