Quizá el momento previo a la ruptura es uno de los más estresantes de asumir. Tu corazón se acelera -como si supiera que le queda poco tiempo para seguir intacto- experimentas una sensación de nerviosismo intensa, ese nudo en la garganta que te paraliza e incluso dificulta respirar, las manos sudorosas o temblorosas y el maldito afán de que el tiempo se detenga antes de que todo acabe.
Luego ¡Pum! Estalla en tu cara.
ESTÁS LEYENDO
¿Adónde van los corazones rotos?
Non-FictionUn día estás terriblemente enamorada/o y al otro tu corazón se rompe en mil pedazos; nos pasa a todos, créeme, lo que cambia son las razones por las que ese músculo latente deja de vivir con la misma fuerza de antes, ¿lo que no cambia? el sentimient...