37.- Chantaje

44 5 0
                                    

Ver a Jimena de pie en el umbral me puso los pelos de punta, estaba esperando el momento para que empezara a lanzar maldiciones o algo que me dejara saber qué tanto había escuchado. Pero no, nada, nadita de nada.

Al parecer mi mala suerte anda de paseo últimamente, ¡Gracias al cielo!.

_¿Estás...?_  una voz tímida interrumpe mis pensamientos tortuosos, la miro por un instante y regreso la vista sobre la carretera sin entender del todo su pregunta, tiene la carita de un cachorrito recién regañado, y no quiero decir que ella sea un cachorrito, de hecho estaría muerto si se entera que la estoy comparando con uno, ya saben, por aquello de su trauma con los canes.

_Prometo que no estaba espiando_  dice, estoy seguro que tiene las mejías coloradas  _Es sólo que iba a buscarte y..._

_Tranquila_  la interrumpo  _Y no. No estoy enojado_  le doy un pequeño apretón a una de sus manos sin apartar los ojos del camino, la escucho sonreír. Le sube el volumen a la radio, recuesta su cabeza en mi hombro y así continuamos hasta llegar a casa, creo que accidentalmente le va a pasar algo a ese bendito aparato.

Como ya es costumbre, me apresuro a bajar de mi lado y llegar hasta su puerta, la abro para ella, tomo la mochila que tiene sobre su regazo y me la hecho al hombro. Extiendo mi mano para que la tome, me regresa una de sus sonrisas tiernas y caminamos hasta la puerta de su casa con los dedos entrelazados.

Con apenas un roce a la puerta de la entrada, que está entre abierta, puedo escuchar un par de voces conocidas que hacen que detenga el paso, una de ellas pertenece a Lili y la otra al innombrable, ¿Qué estará haciendo aquí?. Nos miramos por un instante y agradezco infinitamente que Jimena se apiade de mí, no me hace entrar, caminamos de regreso para alejarnos sin que noten nuestra presencia.

Nada más llegar a casa, un mensaje de texto se anuncia en mi celular. Mientras Jimena se acomoda en uno de los sofás de la sala, saco el teléfono de mi bolsillo para descubrir al remitente. Es mamá avisando que saldrá con "Alguien" a cenar y regresará más tarde.

_Me voy a poner celosa_  la escucho hablar  _Ni a mí me sonríes así_  se queja haciendo pucheros. Dejo la mochila y el aparato sobre la mesita del centro y me dejo caer a su lado negando con la cabeza mientras suelto una carcajada.

De un solo movimiento la tomo de la cintura y la siento a horcajadas sobre mi regazo, suelta unas risitas mientras se retuerce intentando apartarse. ¿Soy un pervertido si estoy disfrutando nuestro contacto en ciertas partes con el vaivén involuntario de sus caderas?

Me da un suave beso en los labios y después me mira con ojitos de borrego a medio morir.

_Quiero confesarte algo_ dice cubriéndose los ojos con sus manos, como un niño que está a punto de confesar una travesura, atrapo sus manos entre las mías para apartarlas de su cara.

Sonrío al descubrir que tiene los ojos cerrados y está mordiendo su labio inferior, no quiero imaginar lo que va a decir, más bien, nunca sé qué esperar de ella.

_Tengo hambre_  dice, suelto una carcajada involuntaria, pues según recuerdo salió a comer ya muy tarde con su amiga. Suerte que es millonaria y no morirá de hambre si llego a faltar.

Le señalo el comedor con un movimiento de cabeza y sin más, dando brinquitos desaparece de mi campo de visión, respiro un poco y me concentro para dispersar ciertos pensamientos lujuriosos que estaban empezando a cubrirme.


_Pedro_  dice sobre mis labios, vuelvo a besarla con urgencia, últimamente no hemos podido estar solos el tiempo suficiente _Hay que parar_ apenas logro captar su susurro en mi boca.

Amor DesconocidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora