ú n i c a p a r t e

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¿Por qué estoy intentando tanto para lograr qué?

¿Dónde estoy fluyendo definitivamente en este momento?



Escucho una canción que me trae devuelta a la realidad. Las luces de neón fuera del edificio parpadean a cada respiración agitada que doy. Me encuentro en una de las tantas oficinas de la planta 45 del rascacielos más alto de Corea del Sur; NEATT. A mis espaldas, al otro lado de las paredes, escucho el incesante ruido de pies arrastrándose, golpes y rasguños. Me arremolino en una esquina del lugar, esperando a que el ruido fuera de la oficina se detenga. Me amarro el cabello húmedo por el sudor que se pega a mi cara con una coleta y estoy lista para salir cuando todo lo que escucho es el silencio y mi propia respiración.

Abro la puerta lentamente, provocando ese ruido chirriante de las bisagras. Mis ojos divisan a lo lejos los cuerpos de los antiguos trabajadores de oficina, varios de ellos mutilados, sesos desparramados y ensangrentados en el piso. Me dan ganas de vomitar al oler ese aroma metálico de la sangre y el aroma nauseabundo de la carne putrefacta. Camino hasta el pasillo que está despejado frente a mí hasta llegar al final, donde evito mirar los cuerpos que yacen tirados, hasta que veo a un sujeto mirándome con esos ojos inyectados en sangre, el cuello dislocado, la piel verdusca como si estuviera podrida. Sus gruñidos resuenan como si estuviéramos en la boca de un lobo. Tiene las articulaciones rotas, como una marioneta sin hilos y se abalanza hacia mi corriendo en sus cuatro extremidades, como una araña queriendo clavar los dientes a una mosca.

Yo soy la maldita mosca.

Me doy la vuelta y corro hacia el pasillo de la izquierda, que es el que tengo más cerca, alejándome todo lo posible del hombre que parece una araña y que está a solo tres pasos de alcanzarme. Jadeo y corro con todas mis fuerzas, sin mirar atrás, cuando al final del pasillo frente a mí veo a otro como él. Me gruñe y yo voy a detenerme, pero por la velocidad a la que voy me tropiezo y ruedo por el piso, cayendo de espaldas y viendo como la araña está a solo dos metros de mí. Ni siquiera cierro los ojos. Impactada, veo como algo cae justo encima de la araña, aplastándola con el cuerpo, para luego disparar en medio de la frente sin vacilar con una pistola que desprende un rayo eléctrico azul.

El hombre araña se retuerce bajo el cuerpo del chico que ha caído encima de él por unos cuantos segundos, chillando tan agudo que tengo que taparme los oídos por el sonido insoportable hasta que cae muerto y, cuando el chico se vuelve hacia mí, nuestras miradas se encuentran por una milésima de segundo -o eso quiero creer; el chico lleva una cómica máscara de caballo animada, con unos binoculares oscuros- cuando él me apunta y dispara. Esta vez sí cierro los ojos. Ha matado al monstruo detrás de mí.

- Oye, chica, ¿Estás bien? -me pregunta, con una voz grave y segura. 

Abro los ojos y me encuentro con una mano estirada hacia mí, la cual acepto inmediatamente y me levanto impulsada por él; las piernas me tiemblan tal como gelatina en un terremoto. El chico -deduzco que es un chico por su voz, la anchura de sus hombros y las estrechas caderas donde tiene un cinturón con muchas cosas- no deja de escanearme, de arriba abajo y de lado a lado, como si estuviera monitoreando que estuviera intacta. Cuando termina, asiente para así y suelta mi mano; su aura desprende cierta confianza que me hace creer que, oculto detrás de esa máscara, está sonriendo. Algo así como una energía positiva, tal como el rayo eléctrico azul.

- ¡Qué bueno que estás bien! Me llamo Jung HoSeok, un gusto, ¿Aunque se puede decir "un gusto" en esta situación? Este no es un bonito lugar para conocer personas... -exclama burlón, volviendo a estirar la mano hacía mí en ademán de saludo. Me le quedo mirando sin pestañear y no me muevo, por lo que termina bajando su mano-. No estés asustada, voy a ayudarte a salir de aquí. Estoy buscando algo, pero me he perdido porque el mapa que tenía se lo comió una de esas cosas y perdí la señal de mis binoculares, esto es un asco...-el chico se cuelga el arma al hombro, lo que parece una escopeta, pero gruesa y con varios botones. Se ve tan pesada que me asombra que el chico, mucho más alto y delgado que yo, no se caiga de espaldas-. ¿Cómo te llamas? Eres coreana o por lo menos hablas coreano, ¿verdad? Mira, tenemos que irnos cuanto antes de aquí, no sé cuántos Geomis* habrá por aquí y Mang no tiene mucha carga -dice, señalando su arma y esperando a que le responda; pero mis ojos siguen clavados en su máscara y él pasa una mano frente a mis ojos.-. Oye, ¿No tienes algo que decir?, ¡Oye, chica!

COMEBACK HOME [YoonseokV AU] OSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora