Los gemidos se escuchaban suaves y pausados. Los cuerpos tomaban aire y empezaban a acelerarse cada vez más.
Era jodidamente sensual ver cómo subía y bajaba ese cuerpo pequeño pero de curvas violentas. El sudor deslizándose por su exquisita piel, sus labios con forma de cereza se abrían al medio para gemir con voz ronca. Su pecho curveado de placer.
Era una desilusión que en realidad nadie lo estuviese viendo.
Unas manos gruesas le agarraban con firmeza de la cintura, hundiendo los dedos en la piel color miel, guiándolo a duras penas en los movimientos. Él hombre apenas y podía controlarse a sí mismo, arqueándose hacia atrás, demasiado excitado para siquiera respirar. Su pene era tragado con entusiasmo, apretado y magullado por un interior ajustado. Todo de sí sabía perfectamente que con quien lo estaba haciendo no era alguien que le iba a lo casual. Y aún así lo usaba sin remedio. Aceptando que al final iría al infierno de todos modos.
Dos pequeñas y delgadas palmas se apoyaron en sus mejillas y su rostro se contrajo. Le acariciaban con los pulgares debajo de los ojos, rozando una tela apretada de color azul y luego se desviaba a las orejas, masajeando más tarde el cuello y sus hombros. Dándole caricias de amor que solo le recordaban que era sencillamente un hijo de puta.
—Relájate.
El chico dejó un beso muy casto en su frente y como quien no quiere la cosa volvió a dejar un rastro de saliva desde su nuez de Adán, terminando en el pecho extenso y blanco. Mordía con fuerzas sus pezones y alrededor, dejándolos rojos y dolorosamente parados. No se molestaba en contenerse, sabía que al mayor le gustaba duro y él estaba para complacerlo.
Sacaba gritos del cuerpo más grande. Lo hacía estremecerse y temblar poderosamente, incluso podía notar como la extensión en su interior se hinchaba más con cada toque. Él era quien domaba la situación, aún cuando eso le lastimaba tanto como una violación feroz.
—Hyunwoo...
Los ojos de Hoseok estaban tapados con un cubre-ojos y arriba de ellos una tela firme lo aseguraba para que no pudiera ver nada. Debajo de todo ello las lágrimas inundaban su ser entero, su boca levemente separada, disfrutando la calidez de enterrarse en alguien. Era una locura de sensaciones. Dolor, humillación y placer. Pero sobre todo, una terrible culpabilidad.
Changkyun sentía lo primero de todo incrustado hasta el fondo de su pecho, sus labios se apretaron al escuchar ese nombre y tragó saliva en silencio. Comenzó a moverse más rápido, abrazando al hombre por el cuello. Iban fuerte, cada vez más. Enseguida escuchó ese nombre otra vez, su corazón se contrajo. Se sorprendía de poder mantener su erección.
Cuando el climáx llegó a su punto máximo su grito ahogado se mezcló con el tercer nombre en cuestión. Pero nada importaba en ese momento. Sólo ellos dos, juntos en una sola cama. Regalándose el calor del otro.
Media hora más tarde dos cuerpos estaban recostados y tapados con una frazada. Suspirando y mirando al techo, los pechos agitados y temblorosos. Hoseok apenas podía moverse y respirar al mismo tiempo. Sus ojitos estaban rojos y se encontraba semi acurrucado, hundiendo la cabeza en la almohada.
—Gracias por lo de hoy.
—¿Hablas de la cancelación de la reunión o del hecho de tener sexo mientras dices otro nombre?
—Supongo que ambas, Changkyunnie.
🌹
La primera vez que había conocido al rubio había sido por trabajo. Changkyun era el manager y la mano derecha de Hyungwon. Un actor en auge que desde su cuna había tenido dinero, lo fue incrementando con el modelaje y ahora lo mantenía con la actuación.
Pero el chico alto y de cabellos negros tenía sus propios fetiches. Probablemente por eso no había escándalos a su alrededor, de ningún tipo. Hyungwon pertenecía a una élite muy pequeña de la ciudad de Seúl. En donde el secreto era más seguro que el escondite de los huesos de Jesús.
Luego de haber conseguido el dinero suficiente estaba listo para tener su propia mazmorra y no dudó en llamar al contacto que todos usaban en esos casos.
Hoseok tenía buena fama. Era diseñador industrial y gráfico. Al principio había empezado trabajando en una pequeña empresa de vibradores sexuales, era lo único que había encontrado y necesitaba el dinero. No había nacido en cuna de oro. Al final le encontró el encanto a su trabajo y sus diseños e ideas terminaron posicionándolo en una de las fábricas más grandes. Con diseños personalizados para cada ocasión e innumerables clásicos en su lista. También se daba el lujo de trabajar personalizado.
En Seúl era el único que lo hacía. Y para más emoción de Hyungwon, hacía seis meses que el hombre no trabajaba. Conseguir su número no había sido difícil. Uno del grupo se lo había dado. Comunicarse con él sí había sido complicado.
Luego de dos meses de horas de llamadas y mails perdidos, Changkyun había logrado concretar una cita para que fuese a la casa del actor a ver la sala que tenían disponible para que hiciera su magia.
Sin duda había esperado un mujeriego de malas fachas y porte de sucio pervertido. Sin embargo se encontró con un manojo de músculos y tristeza acumulada.
—¿Changkyun? Soy Shin Hoseok. Puedes decirme Wonho, es un gusto. ¿Esta es la casa? — Su voz era aguda y gangosa. Tenía una sonrisa a medias que le bordeaba sus perfectos y apetecibles labios. Changkyun había estado embobado con esa escena durante semanas enteras. Reproduciendo en su mente el saludo que le habían regalado. En aquel entonces apenas había logrado responderle.
—Sí. Buen día, así es, entremos. Me alegra que hayas podido venir, mi jefe espera por ti hace tiempo—. Changkyun caminaba por adelante y le miraba de reojo cada tanto. Le había observado minuciosamente la ropa, tratando de hallar alguna cosa pervertida, pero nada. Ese chico era tan normal como cualquier otro. Y también era muy responsable con su trabajo. Los puntos a favor que iba acumulando lo estaban enloqueciendo.
Ese día Changkyun pensó que se había enamorado y cuando a la semana siguiente lo invitó a tomar un café, lo confirmó. De una manera tan cruel que no estaba seguro de estar contento.
—¿Hace mucho que haces esto? No pareces muy entrado en los juegos que creas.
Esa tarde Hoseok le había sonreído algo apenado y a la vez con el aura triste que lo rodeaba aún mas marcada. El rubio no le había dicho muchas razones, pero era simpático y nunca dudaba en decir que sí cuando de Changkyun salía el invitarlo a alguna parte. Se dejaba hacer, parecía ser capaz de ir al mismísimo infierno si el castaño le pedía acompañarlo. Pero él no era estúpido, sabía que había algo malo en todo eso, que nada era tan fácil.
Cuando descubrió las razones ya había pasado un mes de encuentros simples. Y él ya estaba jodido. Jodidamente enamorado de un viudo.
Hola a todos 👋
Este es un nuevo fic!
No sé si será largo o corto.
Solo sé que tendrá angst.Espero que les guste, luego de muchos pedidos en el fic Café y Lágrimas, hice uno solo del Wonkyun. Espero que les guste 🤧🤧🤧
Les dejo la portada como siempre♥️♥️♥️
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Widower [Wonkyun]
FanfictionCuando un hombre no puede olvidar al amor de su vida cae en una profunda y solitaria tristeza. Algunas veces y dado el caso, busca instantes de ceguedad para acortar la espera de la muerte del cuerpo, porque el corazón ya lo está. Hay un corazón en...