XXXVIII

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HAROLD


Los minutos se le habían hecho eternos, cuando finalmente la puerta de la entrada pareció ser abierta y luego ser cerrada. No pudo evitar sentir el aroma que rápidamente golpeo su olfato... el aroma de Bruce. Los pasos resonaron de manera ágil contra la madera del suelo y en cuestión de segundos, ya se encontraba bajo el marco de la puerta.

Sus marrones no repararon en las ropas casi arrugadas, ni siquiera en el cabello un tanto despeinado del otro. Fue casi un impulso, que lo envió a casi lanzarse fuera del asiento y estrellarse contra el cuerpo del mayor. Sus manos se hicieron puños en la chaqueta oscura del traje, a la par que su nariz buscaba enterrarse todo lo posible en la piel del cuello, el cual era cubierto por la camisa. Gruño ante aquello y fue casi como un botón de activación.

Bruce hizo a un lado la tela, permitiéndole olfatearle a gusto. Y lo hizo, cerrando con más fuerza sus manos, hasta que sus nudillos se pusieron blancos. Olía a perfume fino, un poco de sudor, y algo picoso, pero no molesto. Olía a Bruce. Y a su lobo. Apenas notó como se mantenía tenso bajo su contacto, por lo que solo presiono su mejilla en él, sin dejar de olerle. El mayor se relajó y de manera cálida, lo abrazo, para proceder a olfatearlo.

No supo cuánto tiempo estuvieron así, pero reacciono bastante tarde, avergonzado. ¿Qué carajos?

—Yo...

—No te molestes en buscar explicaciones. Mucho menos en culpar al lobo.

Genial, lo había atrapado. Se mantuvo en silencio; no podía negar que se sentía bastante embriagado con lo que percibía con su nariz, pero no era él... no lo era.

—Alfred me dijo que deseabas hablar de algo.

Asintió, por fin alejándose y tomando asiento donde había estado antes. Bruce lo hizo también, solo que manteniéndose frente a él, a una distancia prudente.

—¿Y bien?

Se aclaró la garganta —Sé que esto, bueno, puede que no te guste. Pero, deberías de ponerte en mi lugar, Bruce. No puedo... ¿Hay alguna manera de que esto termine?

Lo vio elevar una de sus oscuras cejas — ¿Puedes ser más específico?

—No lo de ser lobo... solo. Ya no sentir esta necesidad de buscarte, de estar contigo, de poder sentirme independiente y ya no tener que venir aquí y...

—Es difícil.

—¿Qué?

—Te pedí que te quedaras, solo para que tu lobo se sintiera seguro, y tú por igual. —El mayor soltó un suspiro —Desde que te mordí, y te convertí en esto, has pasado a pertenecer a mí.

—¡¿Cómo un objeto?! —Se escandalizo. Bruce elevó una mano, deteniéndolo de seguir despotricando.

—No. Perdóname, mala elección de palabras. Ahora perteneces a mi manada.

—¿Cómo los animales comunes? ¿Manada? —El asentimiento le hizo tragar saliva —Pero Nightwing, tú primer chico, no necesita estar aquí y–

—Él nació con el gen. Ya pertenecía a una manada, pero después de su perdida, lo acogí aquí. Formamos un lazo más emocional, que físico, de sangre o por medio de una mordida. —Se acomodó en el sillón —Eres el primero a que convierto, por lo mismo, nuestros lazos son mucho más fuertes. Y necesitas, tu lobo, necesita estar seguro de ello.

—Pero cada luna llena la paso aquí.

—Una vez al mes no es suficiente. Lo que ocurrió hace poco, lo ha demostrado. No es solo algo que dependa de los lobos, también depende de ti y de mí.

❝ Aullando a la Luna ⌜ ᴅᴄ ⌟Where stories live. Discover now