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Mi mirada clavada en el pizarrón.  Las clases estaban siendo tan aburridas que no podía evitar quedarme dormida. Solté un suspiro de fastidio mientras giraba mi vista hacia la gran ventana a mi lado. Mis pensamientos estaban siendo consumidos por el chico más lindo que he conocido, mi vecino y de hecho, mi compañero de clase; Jeon Jung Kook. Hemos sido vecinos desde que tengo apenas siete años de edad.   Y ciertamente, él desde muy pequeño hizo tantas cosas por mí, que me es imposible sacarlo de mi mente... y corazón. Sí, tengo un amorío con mi amigo de infancia, mi vecino, mi compañero de clase. Un cliché, lo sé. Pero no puedo evitarlo.

"¡Sky!" di un brinco al escuchar mi nombre ser llamado seguido de un golpe en mi pupitre.  Abrí mis ojos de par en par y me giré a ver el resto de la clase, quienes atentamente y divertidos me miraban. Sentí mis mejillas calentarse. Mi mirada se encontró con la mirada divertida de él, Jeon. Que vergüenza. "Maestro, ha babeado toda la mesa." chilló la chica a mi lado, la misma que me había despertado, terminé de pie negando con mi cabeza. Ni siquiera había notado cuando me quedé dormida.

"¡No es cierto!" chillé de vuelta. Coloqué mis manos en mis caderas, "eres una perra mentirosa." ella abrió su boca sorprendida y puso una mano en su pecho, aparentando estar ofendida.

"Señorita, ese no es vocabulario apropiado para el aula de clase, a dirección." habló el maestro.

"¡¿Qué?!" grité.

"Ya me escuchó,  así que vaya." volvió a hablar, la rabia se apoderó de mi cuerpo.

"Métase su clase por el maldito culo, viejo pervertido. Ni quería estar en esta aburrida clase. Usted lo único que hace es sentarse en su gordo trasero a mirar por debajo de las faldas, por eso la señorita a mi lado" le señalé, "tiene buena calificación, por que deja que te metas bajo su falda." sonreí, agarré mis cosas y caminé a la salida.

"¡No vuelva a entrar a esta clase sin antes venir sus padres!" chasquee la lengua, no volveré a su maldita clase. Puse ambos dedos medios al aire, mostrandolos al maestro detrás de mí. Algunas risas se escucharon, y ql instante el maestro les ordenó callar.

Que escena la que he montado, pero no me importa. Ahora solo pienso en que habrá pensado Jung Kook...

Caminé fuera de la escuela, no me molesté en siquiera pasar por dirección. Sé lo que me dirán y ciertamente no quiero escucharlo ahora. Estoy cansada de lo mismo. No es la primera vez que me envían a dirección por mi comportamiendo y mal vocabulario.

Aspiré el cálido aire y comencé a caminar lejos de allí. Tenía hambre así que lo mejor era comprar algo para el estómago. Me detuve en una pizzería, y luego continué mi caminata hasta el parque cerca de la escuela. Me senté en un banquillo y comencé q comer tranquilamente, mirando el paisaje. No había muchas personas, solo algún que otro joven ejercitandose y otros paseando a sus mascotas. Tomé un sorbo a mi gaseosa y saqué mi móvil del bolsillo de mi mochila.

Miraba mis redes sociales, sin notar a la persona que se acercaba a mi, hasta que sentí su mano en mi hombro. Grité tan fuerte que las aves en el árbol a mi lado, volaron. Coloqué una mano en mi pecho, tratando de calmar nuevamente mi respiración y mi agitado corazón.   Su risa inundó toda mi audición.  Era tan hermosa, podría escucharla siempre.

"¿Qué haces aquí? Se supone que estes en clase."

"Y tu en dirección." me recordó, y yo mordí mi labio inferior. Tenía razón. "Dame de eso." y sin dejarme responder, agarró mi gaseosa y tomó de ella. Pegando sus tentadores labios donde hace segundos atrás,  los míos habían sido puestos. Él me miró y sonrió. Alejó la lata y puso sus labios como pato. Yo le miré extrañada. "Dame un beso, los extraño." hizo puchero. Yo negué con la cabeza.

"Y-Yo.." y sin dejarme hablar nuevamente, me agarró por mi nuca y me acercó a él, juntando nuestros labios en un corto y juguetón beso. "¡¡¡J-Jeon Jung Kook!!!" grité a todo pulmón. 

Él no sabe el efecto que tiene en mí. No tiene idea de como le quiero. Ni siquiera puede comenzar a imaginar mis sentimientos hacia él.  Simplemente no tiene ni idea.

No es el primer beso que nos damos, desde pequeños nos hemos dado picos, y se ha vuelto costumbre. Pero solo cuando nadie está para vernos. A escondidas. Él no quiere que piensen que tenemos algo más que una simple amistad por que él, no siente lo que yo. Yo no tengo ese efecto en él. Simplemente soy una amiga más. Y eso me duele, me quema por que quiero ser yo quien le haga suspirar y la que no salga de sus pensamientos.

"Jung Kook..." clavé mi mirada al suelo, "no podemos seguir jugando con esto de los besos." dije de la nada. Él bufó. 

"¿Por qué no? Siempre lo hemos hecho. Ya es como tradición." sonrió.

"No es bueno para mí." admití. El alzó una ceja.

"¿Por qué?" yo reí nerviosa.

¿por qué? Por que con cada beso, mis sentimientos hacía ti crecen. Por que cada día que pasa, siento que no te sacaré de mi mente ni un segundo. Eres para mi, lo que es el cigarro para el fumador; las drogas para el adicto. He encontrado un tipo de adicción que duele, que quema cada segundo en el que no te tengo en mis brazos. Por que te amo y nunca he tenido el valor de decirlo, por que soy cobarde cuando se trata de confesar mis sentimientos a ti. Puedo no temer nada, ni a nadie, pero mi voz se quiebra cada que digo tu nombre y me siento vulnerable ante tí, por que aunque sea cliché, eres mi kriptonita.

"Por esto que siento por tí.
Me gustas, Jeon Jung Kook."

Taken | Jeon JungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora