Hace poco tiempo descubrí la particularidad de la conocida "18 de Julio" (calle principal en el departamento Montevideo, capital de Uruguay); me tocó tener que caminar bastantes cuadras para llegar a la facultad, y como me es costumbre hago el recorrido enchufado a mis auriculares, y así camino y camino observando mi alrededor mientras suena alguna canción de mi playlist bastante amplia y diversa.
Hoy, por alguna razón no pude agarrar mis auriculares, me di cuenta apenas subí a mí ómnibus; y que sensación fea cuando algo provoca que tu rutina de un cambio brusco; supe que no iba a tener un buen día, porque ... rutina rota = pésimo día, es casi matemático; casi.
Viaje mirando por la ventana con un leve gusto a envidia al ver que el 95% de los pasajeros de mi ómnibus SI estaban disfrutando de su viaje, inmersos en su mundo musical favorito. Me bajaba en la próxima parada y claramente la persona sentada a mi lado no se molesto en levantarse y dejarme pasar, prefirió correrse para un costado y que yo haga las mil maniobras posibles para lograr salir y evitar pegarle con mi mochila; obvio lo logre, pero mi cara ya reflejaba la parte pésima de mi día pésimo.
Comencé a caminar por 18 de Julio y me pasó algo bastante peculiar; empecé a escuchar a personas hablar, sin nada en sus odios, solo hablando en altavoz, riendo con sonido, y cantando sin playback.
Pasó el señor elegante vistiendo traje y corbata, su cara era como si lo persiguieran y caminaba, o mejor dicho casi corría evitando a las personas "lentas", la gente lo veía venir y abría paso, quizá porque esas personas tienen un maletín que significa algo así como : "permiso, vivo apurado." También me cruce con la doña y su paso lento, que es casi tan odiada como el Sr. Trump; pasó la señora distraída y me llevó por delante, (cara de que no pasó nada) y seguí mi recorrido con un leve dolor en el brazo. Apareció la muchacha con el talento de fanático poseído, mandando un audio a su hija pidiéndole, o mejor dicho exigiéndole que pusiera el agua a hervir para los fideos, todos nos enteramos del menú de su familia en ese momento.Era como estar viviendo en un libro, lleno de actitudes diversas, algunas molestas y otras graciosas; todo se entrelazaba con el aroma a garrapiñada que vendía el señor calvo y que lo acompañaba con el grito melódico que decía algo como "hay garrapiñada, GA RRA PI ÑA DAA, 15 pesitos la chica, 30 la grande, hay garrapiñada".
Me pareció curioso cómo cientos de historias se unían en una misma calle, como sin darse cuenta se cruzaban con la vecina del primo del amigo de la hermana de la madre de su compañero en 3er grado; si, así de loco, pero así de cierto.Hoy viaje sin auriculares, aprendí a escuchar la realidad y pausar un poco mi playlist; aprendí qué hay historias que quieren y necesitan ser escuchadas, qué hay favores importantes, qué hay abrazos necesarios y miradas consoladoras. Hoy aprendí que mi realidad me pide a gritos que la escuche, que le preste atención.
Hoy aprendí a sacarme los auriculares de mi mundo, para conocer otros que necesitan de mi atención.
Y al final, mi "día pésimo" se convirtió en una lección; el mundo de otros también importa, la agonía en silencio es de lo peor que existe; no quiero ser un ente con auriculares que le importa más "Fix You" de Coldplay que la moneda que pide el señor con muletas sentado en la vereda.No quiero ser cómplice de mundos solitarios, porque acá estoy yo; una persona que también tiene sus problemas, pero que se desenchufo de sus auriculares, porque quiere escucharte, porque necesita prestarte atención.
#SinAuriculares #TeQuieroEscuchar
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Ser Revolución
Random"Ser Revolución" es una invitación. Una invitación a encontrarte, a moverte, a qué creas en vos, a qué provoques un cambio en tu entorno. Tus sueños están a una revolución de distancia; ser imperfectamente aptos para cambiarlo todo, de eso trata...