Capítulo 15

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Alison

-Vamos, acompáñame- caminamos en silencio durante unos minutos hasta llegar a un pequeño claro apartado del campamento. 

-Si me quieres matar, lo llevas claro- lo cierto es que esta situación sí parece un poco sospechosa.

-No te quiero matar. Es solo que tus poderes no son normales, pueden ser peligrosos y si la gente se entera de que los tienes, algo malo puede pasar-

-Claro, tiene sentido- en realidad no he entendido nada. Habla extremadamente rápido y bajito.

-A ver, cierra los ojos y dime qué ves-

-Nada, tengo los ojos cerrados- me da un golpecito en la cabeza a causa de la broma.

-Busca en lo más hondo de ti, el mejor recuerdo que tengas- intentaba concentrarme todo lo posible para recordar y di con el más bonito que tengo. Es en mi octavo cumpleaños. Llevaba un vestido de princesa morado y todo el mundo estaba a mi alrededor porque iba a soplar las velas. Pedí el deseo de tener un oso de peluche gigante y soplé las velas. Todo iba genial hasta que después de un rato de jugar con mi amigos, Lorena River (la niña más popular del colegio), empezó a decir que parecía una cría con ese vestido, que ni ella lo llevaría porque era muy feo al igual que yo y todos comenzaron a reír. Salí corriendo de allí hasta llegar a un viejo árbol que se encontraba a unas manzanas de mi casa y me senté a llorar. Al cabo de unos minutos sentí la presencia de alguien y levanté la cabeza para ver de quien se trataba. Era un niño de más o menos mi edad.

-Hola, ¿Por qué estás tan triste?- me preguntó.

-No me pasa nada- dije desviando la mirada. Esperaba que se marchase, pero se sentó a mi lado en el suelo.

-No deberías llorar-

-¿Y por qué no?, estoy triste, tengo mis razones-

-Cuéntamelas y te ayudaré- no se por qué sentía que podía fiarme de él así que le conté lo que había pasado y por algún motivo desconocido se enfadó.

-Pues creo que esa Lorena solo te tiene envidia, no se cómo es, pero solo tiene que mirarse y luego mirarte a ti para darse cuenta de que se equivoca- dijo seriamente mirando al otro lado de la calle.

-Gracias... por eso- dije un poco roja. No me podía creer que hubiese dicho eso, me pareció muy mono.

-Todo lo que he dicho es verdad. No deberías llorar por algo que no merece la pena, lo que deberías de hacer es secarte las lágrimas, levantarte, ir hasta tu casa y plantarle cara a la estúpida de Lorena. No deberías sentirte de esa manera por alguien así- dijo muy seguro de sí mismo.

-Pero yo no puedo hacer eso. Todo el mundo cree que ella es la más popular y hacen todo lo que ella dice. Si le digo algo malo, se van a meter todos conmigo-

-Si siempre tienes miedo de lo que van a decir los demás, nunca podrás conseguir nada, nunca llegarás a nada-

-Menuda forma de ayudarme-

-Oye, olvídate de la opinión de los demás y plántale cara. Si tienes seguridad en ti misma, todo lo que digas a los demás les parecerá que es la verdad. Debes confiar en ti misma-

-Quizás pueda intentarlo-

-Yo te acompaño a casa si quieres-

-¿Vives cerca?, no quiero que te vayas a perder, está un poco lejos. Es que he corrido mucho, no quería estar ahí-

-Tranquila, vivo bastante cerca, me sé muy bien las calles-

-Está bien- la verdad es que no quería que se acabase ese momento. Me sequé las lágrimas y me levanté junto con él. Comenzamos a caminar despacito y en silencio hasta mi casa. No era un silencio incómodo sino uno dulce y acogedor.

-¿Es esta tu casa?-

-Si- dije señalando la puerta gigantesca de la entrada en la que habían colgados grandes globos. Como las puertas estaban abiertas, a lo lejos se podía ver la fiesta de cumpleaños.

-Bueno, ya sabes qué es lo que tienes que hacer. Que no te afecten los comentarios de los demás, porque vales más de lo que dicen. No le des a nadie el poder de estropearte el día- se acercó un poco más a mí y depositó un dulce beso en mi mejilla.

-Vale-

-Adiós Alison, feliz cumpleaños- se dio la vuelta y volvió por el camino que cogimos unos minutos atrás. Ese niño me abrió los ojos, seguí su consejo y me ha ido mejor. Siempre pienso en ese dulce niño, en sus palabras y en el beso. Ese es mi mejor recuerdo.

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-Vaya, eso no me lo imaginaba- dijo Demian. Abrí los ojos, pero no vi nada.

-¿Qué pasa?-

-¿Desde cuándo te cambia el color de las uñas?- preguntó extrañado.

-No lo sé exactamente, creo que desde hoy. Esta mañana se descontrolaron mis poderes y vi que me cambiaron de color, pero pensaba que era cosa del reflejo del fuego- dije mirando mis nuevas uñas azules.

-Ha tenido que ser un buen pensamiento, para que te pongas así. El azul expresa tranquilidad o tristeza-

-Supongo que en mi caso son las dos cosas. Cada vez que pienso en eso me pongo muy feliz, me ayuda a animarme de vez en cuando, pero también es triste. Me habría gustado volver a vivir ese momento aunque fuese una sola vez, echo de menos esos tiempos-

-¿Por qué no te has vuelto a sentir así nunca?-

-Ese momento cambió mi vida por completo, fue una de las mejores cosas que me han pasado nunca. Supongo que no me he vuelto a sentir de esa manera porque he asociado ese sentimiento con la persona que me lo hizo sentir. Nunca más volví a verla, no lo he podido volver a experimentar-

-Ya veo-

Desde ese día, todo lo que he hecho en toda mi vida ha sido con mucha confianza y seguridad. Nunca he hecho caso a lo que me decían los demás, porque si yo sabía la verdad, ninguna otra cosa iba a cambiarlo. Gracias a él he aprendido muchas cosas, me habría gustado saber su nombre o volver a verle una vez más. Después de ese momento, cada vez que me sentía triste me iba a sentar a ese árbol con la esperanza de escucharle decir, "¿Por qué estás tan triste?".

Me refugié en mis hermanos cuando las cosas se ponían un poco feas y me acabé acostumbrando a tenerles cerca. Aunque fuese yo quien solucionase las cosas, me ayudaba tenerles cerca cuando me sentía mal, me hacían sentir que ese niño de alguna manera también estaba conmigo.


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