Ishbel

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-¿Estás seguro de qué aquí es?—preguntó Alex por el dispositivo de comunicación.

>Tan seguro como que la estrella de la muerte es sensacional—causa una risa en Alex.

-Te creo, pero aquí no hay nada aunque la oscuridad no ayuda mucho tal parece que el vórtice es distinto al que Klena y Ken formaron, este dejo sin electricidad toda la manzana-

>Según las lecturas es una tecnología diferente a la de los trajes de los gemelos, al parecer se alimenta de en efecto, la electricidad lo que explica todo y además las cámaras solo pudieron divisar una silueta-

-¿Qué clase de silueta?—pregunta el marciano.

>Una femenina, pero logro ver un símbolo esperen-

Pasan algunos minutos en los que desde su computadora Winn comienza a limpiar la imagen y se sorprende al ver el emblema negro/plateado de RAO, toma aire y nota ligeramente el rostro de la persona que lo llevaba, solo se veía la mitad de su rostro que se le hacía conocido.

>No lo van a creer-

-Habla ya Winn—ordenan ambos.

>El emblema que lleva en su pecho es el del dios de Krypton RAO y quien lo lleva es una joven muy hermosa de cabellos castaños y ojos cafés aunque solo se ve la mitad de su cara-

-¿Podría ser otra hija de Kara y Lena?—duda Alex pues no poseía esas características de su hermana y cuñada.

>Lo dudo—responde Winn—es hermosa pero no al grado de Klena o Ken, si es del futuro podría ser aliada-

-Sí así fuera no hubiese huido—dice el marciano—debemos encontrarla antes de que resulte peligroso tenerla en este tiempo-

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L-Corp.

Era un nuevo día para la CEO que a pesar de estar llena de trabajo como siempre y era lo que le apasionaba hacer, se sentía melancólica al ver el escritorio vacío de su esposa, por la noche se había comunicado con ella nuevamente pero no le bastaba, quería tenerla cerca, acariciarla, sentir su cuerpo junto al suyo y besarla sin descanso. Lena extrañaba demasiado a Kara, no podían estar juntas sin que algo malo pasará, era como una señal, una maldita advertencia del destino, tal vez eso les tenía que decir el tiempo pero se negaban a separarse.

La pelinegra leía y volvía a leer los papeles en su escritorio sin concentrarse como quisiera, quería visitar a Kara, aunque eso no se iba a poder ya que no tenía permitidas visitas personales, solo la de su abogado, por Stefan sabría el seguimiento que le estaban dando a su caso, era evidente que todo para llamar la atención, muchos reporteros querían entrevistarla recibiendo la misma respuesta, un rotundo no, ya había hecho su parte al ver el trabajo de Clark en el periódico.

Sumida en sus recuerdos con su hermosa rubia al ver en su mente esa memoria, cuando recién habían iniciado su relación, esa sorpresa que Kara le dio llevándola hasta una isla cerca de Japón donde tenía preparada una cena, ahí le había pedido ser su novia, con luciérnagas alrededor y dándole su primer regalo, unos aretes hermosos que solo usaba para ocasiones especiales, en ese bosque encantado de Yakushima, había sido más mágico que su propio poder corriendo su ser.

Pero en el momento en que se formaba una sonrisa en su rostro, algo atravesó su cabeza, una sensación extraña, como si fuese un rayo veloz advirtiéndole algo, se gira con su silla, traía puesto una pantalón de vestir negro ajustado y una camisa de seda violeta, su cabello suelto le contrastaba con esa mirada que ahora brillaba en un color dorado, buscando a quien le había activado sus alertas mágicas, le ayuda tener mejorada la vista gracias a su nueva naturaleza Kryptoniana y a la magia, así que no tardó demasiado en ubicar a la responsable, a lo lejos justo encima de la casa de Sam se encontraba una joven que por las memorias del futuro pronto reconoció.

El futuro de una Súper VillanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora