Debía hacerlo. Era su merecido por habernos traicionado. Confiábamos en él. Sostuve la ligera hoja de acero y el reflejo de la luna me cegó los ojos. La he estado afilando toda una eternidad. Podría atravesar lo que sea y aún así permanecer intacta, o matar de un solo mandoble si se sabe en dónde rebanar.
Supe que iría por el cañón, creyó que nadie lo acecharía y que sería capaz de escabullirse sin ser perseguido. Para nosotros era vital mantenernos en secreto.
Era de noche, estaba oscuro y hacía frío en el gélido desierto. Encendió una fogata y vagó entre las altas paredes sin saber qué hacer, pues sospechaba que lo estaban vigilando. Y no estaba equivocado; yo oteaba desde la elevación de los muros.
Aunque el sujeto evadió la idea de estar siendo observado, el hecho de pensar en eso lo inquietaba.
Ideé una forma de bajar sigilosamente: podía clavar el arma y usarla como apoyo, cada vez para descender un poco más. En efecto lo logré. El hombre estaba durmiendo de frente al fuego. Un paso, mi corazón aceleró y empuñé la espada. Otro paso, apenas se escuchaba el crepitar de las llamas. Uno más, desenvainé la hoja con su característico sonido chirriante de metal contra metal. Falta poco, tomé el arma con ambas manos. Ya estaba listo, la espada tomó un oscuro color escarlata y yo sentí el dulce sabor de la venganza.
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Venganza
Mystery / ThrillerEste cuento trata sobre un hombre que escapa de una asociación secreta, pero éste no sabe que hay alguien siguiéndolo, buscando hacerle pagar el precio por su traición.