Inconnu 破: KOOKMIN

001.

Jeon Jungkook es raro para los chicos de su edad. Siempre ha sido demasiado apegado a sus padres, en especial a la mujer quien le dio a luz.

Usualmente no sale de casa, sólo si es acompañado de la señora Jeon, una mujer hermosa con o sin maquillaje. Obligaba a que su pequeño retoño le tomara la mano siempre, aún cuando Jungkook sentía algunos calambres en sus dedos, debía de mantenerse unido a ella. Aún cuando aquellos ojos inocentes que poseía se fueran donde los chicos de su edad corrían, bromeaban o estaban libres de sus progenitores y todo en la cabeza del menor de los Jeon gritara que fuera hacía ellos, se uniera y así poder jugar y sentirse normal. Sabe de los comentarios que hay a sus espaldas, solamente que prefiere ignorarlos y armar rompecabezas en la pequeña mesa que se hallaba en el living, mientras su madre le repetía como un loro todo lo que hizo hoy una y otra vez.

No amaba a su madre y tenía muchos motivos para hacerlo. Pero fingía hacerlo, creía que con ello todo habría paz y al menos tendría la libertad de decir más que solo respuestas a las preguntas que solían hacerle.

Con el señor Jeon todo era distinto. Él siempre le pasaba dinero cuando su esposa no estaba, así le decía en un susurro 'Ve a divertirte con aquellos chicos del parque'. Es un gran hombre, lo admira mucho y siempre puede contar con él, hasta pueden hablar de cualquier tema o ver una película cualquiera por la televisión. Jungkook no debe temer ser recriminado de aquellos gustos extraños que tiene, aunque no sabe mucho. A decir verdad, Jeon Jungkook no sabe nada del mundo ni como sobrellevar las cosas, solo se esconde bajo las sábanas de aquella pequeña cama en su cuarto y cuenta hasta diez para calmar aquellas ideas un poco descabelladas. Ideas donde quiere romper su ventana y escapar de casa, jamás ser encontrado y divertirse, puede que quisiera emborracharse hasta quedar tirado en medio de la calle y gustoso dejaría que un camión reventara su cuerpo lleno de alcohol.

Piensa que morir siendo feliz; es algo digno. Que tal vez morir sería lo mejor.

Eso hasta que su padre falleció. Y las tardes en donde se la pasaban hablando o comían cualquier otra cosa que trajera el mayor para pasar el rato se esfumaron. Sufrió y lloró, siendo un pequeño de trece años que recién acababa de perder al único ser que quería y por primera vez su cuerpo no se tensó al sentir los brazos de su madre rodear su cuerpo, mientras ella le susurraba que todo estaba bien. Fue extraño para Jungkook, verla ahí, tan calmada. Sus ojos no se encontraban cristalinos, estaba serena tal cual estatua pero parecía feliz ante la muerte de su esposo. Era tan bella aquella despreocupación tan radiante, y su pequeño y único hijo le daban náuseas. Claro, no esperaba menos.

Después de todo su madre abusaba constantemente de él, por las noches iba y abrazaba el cuerpo de su hijo mientras le susurraba alguna que otra cosa que debería de ser provocativa. Solamente temblaba y trataba de sacar las manos de ahí, no queriendo sentir lo fría que se sentía la mano de aquella mujer bajo su pijama, o cuando le obligaba a besarla y se colocaba sobre su pequeño cuerpo y pedía con aquella voz tan suave, pero llena de malas intenciones para decirle que fuera un buen chico. No importaba cuántas veces se negara o simplemente dejara de luchar, la señora Jeon jamás se detuvo. Aprendió a tener la boca cerrada con respecto al tema después de contar todo a su padre. 

Decir que se siente sucio es bastante poco. Él ya ni siquiera creé sentir algo a estas alturas del partido. Simplemente dejó de colocar resistencia cuando la mujer mayor toma su nuca y junta los labios, aún así puede afirmar que es asqueroso, sentir la saliva de aquella mujer humedecer lo seco que han estado sus labios por negarse a tomar agua y así tal vez poder morir deshidratado. Es desagradable tener que aguantar a esa mujer, aún a sabiendas que asesinó a su esposo. Jungkook a veces piensa que debería matarla. 

Pero es cobarde.

—Eres demasiado cobarde, sin ofender —da un mordisco a una manzana mientras acomoda su gorra—. ¿Por qué no te motivas?