O1- Cazadores

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Sam y Dean me llevan a un motel y alquilan una habitación, estoy asumiendo que para los dos. La habitación es bastante pequeña, con dos camas tamaño queen y mantas blancas cubriéndolas. Hay un aparador con una pequeña televisión en la parte superior, y junto a ella hay un pequeño fregadero con una estufa más pequeña. Junto al fregadero esta una puerta que conduce a lo que creo que es el baño. A pesar de la pequeñez de la habitación, hay una pequeña mesa redonda de madera con cuatro sillas alrededor.



—Si quieres, puedes limpiarte y podemos hablar después de eso—Me dice Sam, él y su hermano me dan una mirada cansada antes de que camine lentamente hacia el baño, cerrando la puerta detrás de mí.



Mirándome en el espejo, me doy cuenta de lo terrible que me veo. Mi maquillaje esta algo corrido. Mi cabello, es una pocilga total y todavía tengo sangre seca debajo de mi nariz y en mi barbilla. Enciendo el agua, y espero para que se  caliente. Me tomo mi tiempo en la ducha, saboreando la sensación de limpieza. Cuando termino, encuentro en mi mochila un par de prendas limpias  y meto las sucias en mi bolso. Envuelvo la toalla alrededor de mi cabeza, camino en la pequeña habitación del motel para ver a Sam y Dean sentados, hablando en voz baja. Me miran cuando yo entro y me siento en la cama opuesta a ellos.



—Entonces, ¿cómo mató ese cuchillo a Abaddon?—Pregunto, antes de que puedan preguntarme por qué estaba detrás de mí en primer lugar. 



—No la mató, simplemente la envió de regreso al infierno—Me dice Dean y me muerdo el labio inferior.



—Entonces, ella volverá, más temprano que tarde—Yo les digo.



—¿Por qué estaba ella tras de ti en primer lugar?—Dean pregunta, sin perder tiempo.



—Ella no es la única demonio de tras de mí, Dean—Le digo, haciendo caso omiso a su pregunta.



—Impresionante—Refunfuña.



—Mira, nunca te pedí que me ayudaras. Soy una mujer adulta, puedo cuidar de mí misma—Le digo, dándole una mirada penetrante.



—Si esa es la forma en que realmente te sientes cariño, entonces puedes volver a salir y luchar contra los hijos de puta por ti misma—Dice, haciendo un gesto hacia la puerta.



—Con mucho gusto—Me burlo, y sacudo la toalla de mi cabello y recojo mi bolso, dirigiéndome hacia la puerta.



Eso es exactamente lo que he estado haciendo. En lugar de luchar contra ellos, he huido de ellos, en cualquier caso, yo lo estaba haciendo bien por mi cuenta. Lo que importa es que siempre estaba un paso por delante de Abaddon, ahora ella está como tres detrás de mí, gracias a Dean. Una mano en mi brazo me detiene. Sam me mira con una sonrisa y ojos suplicantes.





—Por favor, quédate. Queremos ayudarte, realmente lo hacemos, pero tendrás que cooperar con nosotros, también.—Él dice, y aprieto mi mandíbula, tirando de mi brazo fuera de su alcance, y dejando mi bolsa otra vez. Camino a la cama y me siento. Es obvio que Sam es más comprensivo con la gente,



—Todo lo que sé es que un día  Abaddon  me poseyó y al siguiente fui yo otra vez y tuve un precio sobre mi cabeza—Les digo, dejando de lado un montón de pedazos. Estos chicos no tenían que saber todo.




—¿Cómo lograste sacar al demonio?—Pregunta Dean, con una de sus manos apoyada en su rodilla—¿Tu sola lo expulsaste?





—No lo sé—Le digo y esa es en parte la verdad. No sé cómo la saqué.




—Está bien—Comienza Sam—Eso todavía no tiene ningún sentido, sobre por qué envió más demonios tras de ti. ¿Hay algo que tengas que quieran?—Frunzo el ceño ante esto.




Sangre Fría | SUPERNATURALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora