Habla Lola. Esto debería ser una nota de autor y no un prólogo, teniendo en cuenta que nada de lo que voy a escribir es ficción, todo me ha sucedido o sucede o sucederá, porque también conozco el futuro.
¿Que no me crees?
Te lo explico rápido, hace unos días casi me gradué de la universidad en la que empecé a estudiar hace cinco años, la graduación fue a medias porque hoy es la entrega oficial de los diplomas, a la que no podré asistir. Esta es una historia fantástica pero no porque yo esté dotada de grandes dones extrasensoriales, más allá de mi brujería adivinatoria. Lo inexplicable de cada singular acontecimiento de mi vida es que soy el constructo de los rumores. Una caricatura de escenas que parecen sacadas de un imaginario colectivo, el de la gente que dice esto o aquello sobre mi persona, sin tener en cuenta que ni si quiera yo me conozco.
La premonición de que nunca iré a esa entrega se basa en el desagradable accidente que me ocurrió hace seis meses cuando mis compañeros de clase decidieron arruinar mi vida por completo. Este tiempo ha sido como una catástrofe natural, de la noche a al mañana un conjunto de olas se ha sucedido para devastar cada rincón de mi tranquila playa.la tengo desde que hace hora y quarto una peluquera me destrozó el pelo, se me rompió el vestido y tengo un escozor tremendo en esa zona del cuerpo a causa de una banda de cera que nunca nadie (por nadie me refiero a mi prima Laia) debió poner en la selva amazónica que es mi pubis.
Para más inri, a modo de confirmación de la hipótesis, no podré llegar a la gala porque estoy montada en una ambulancia camino de urgencias y el Hospital General en la dirección contraria al Palacio de Congresos.
La ambulancia no es para mí, sino por y para mi hermano Daniel, que se desmayó a causa de la escena en que nos encontró a mi prima y a mí, en el baño, exclamando, semidesnudas y con sangre en los ojos del dolor. Fue por esto, pero también porque al caerse, el pobrecito que está empanado, no supo calcular la distancia, golpeó el recipiente de cera ardiendo y se quemó la cara, ahora tiene los ojos pegados. Evidentemente Laia y yo no sabíamos qué hacer así que he llamado al número de la esperanza y me han dicho que mejor llame al número de emergencias, por esas cosas de darle una oportunidad a la vida y tal. Adivino yo y adivinamos todos, que eminentemente, no voy a ir a recibir mi título universitario, que su esfuerzo me ha costado, motivo por el cual no me voy a graduar jamás.
Por cambiar un poco de tema os comento, mi nombre es María de los Dolores (no voy a decir mis apellidos porque me vais a googlear y el face lo tengo olvidado, Insta se me da fatal y además, quiero recordar que anda pululando por la red un video mío en una redada a una discoteca francesa hace como dos o tres verano), si os gusta os digo que en el mundo real todos me dicen Lola. Ya lo he dicho, no sé como sentirme al respecto, pero es cierto. Si queréis más datos, a simple vista se me puede describir como una mujer de 23 años que era castaña clara, caoba, aunque desde hoy soy rubia platino porque le pedí a la peluquera que me pusiera una mechas californianas en plan surfera y se ha pasado con el tinte, me ha dejado el pelo como las plumas de un pollo virgen.
¿Qué más?
Pienso que soy una mujer con prominentes curvas, es decir, que tengo algún kilo demás, entre 4 y 10, imposible decirlo a ciencia cierta porque huyo de las básculas como de la coliflor fermentada. Tampoco es un gran impedimento, el deporte me odia y yo lo odio a él, el chocolate me ama y yo lo detesto porque no puedo controlarme cuando voy al super y lo veo allí tan bien puesto, tan bien rico, que también me lo como y listo. Me gusta la ropa holgada y el sofá hasta el miércoles y luego el domingo, las noches de los jueves, sábados y viernes puedo llevar una vida social activa, que incluya tacones, faldas y maquillaje. Me adapto a todas las tendencias, estilos, rollos, y corrientes. Desde el hippie, pasando por el bohemio-intelectual, rap underground, jazz, discoteca de polígono, todo, me gusta ser polivalente en cuanto a mis amistades, y dicen que para besar a un príncipe hay que probar muchos sapos, por eso tengo una gata, que no se llama Gata, porque sería como si yo me llamara Humana y eso me suena raro. Cacofónico, diría mi profesor de lingüística aplicada. He estudiado un Grado en Filología Romanza, una de esas cosas que no te da de comer, como dice mi madre. ¡Mamá te quiero! La gata se llama Asha, por si a alguien le interesa esta es una palabra hindú que significa "esperanza", la verdadera historia sobre ella está ligada a su dueño original, quién la encontró apenas recién nacida en el aeropuerto del Prat, él aterrizaba después de haber colaborado como voluntario durante un año con gente sin hogar en Bombay, la vio y sintió que debía darle a ella también un lugar y una esperanza de vida. Él se llama Gonzalo, ahora está en Burkinafaso con un proyecto de construcción de un hospital, él es arquitecto, y también es mi mejor amigo.
En cuanto a mí, sobre todo soy una persona con el sueño de ser escritora, un poco frustrada para ser sinceros, porque desde hace tiempo busco una idea que me inspire y no la encuentro. Pensé que podría escribir una novela, así se lo hice saber a mi familia y amigos, sin embargo han pasado tres meses desde que acabé mi último examen y me dediqué por entero a mi pasión. Por ahora sólo tengo un Word en blanco. Cuando cuento historias sobre mi vida, todos disfrutan y se divierten, pero últimamente ante el papel me quedo bloqueada. Por eso mi prima, que no es psicóloga pero practica el ejercicio de la lengua afilada, me ha dicho que hoy día interesan las historias reales, como las de Lena Dunham, me he visto la serie y he escogido esta web para narrar yo también mis aventuras cotidianas.
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Me dicen Lola
HumorDicen que está loca, que es una imprudente y una deslenguada. Dicen que es una mujer espectáculo, que sueña más que piensa, que su vida no es corriente, que enamora, que engatusa, que seduce. Dicen que es fuerte, fría, también dicen que es un desast...