Me pregunto si el "destino" realmente existe

Prólogo

La mayoría de las personas con las que me he relacionado me considera una persona un tanto exagerada, problemática y quizás extrañamente fascinante; sin embargo, el destacar en ciertas cosas no siempre es algo bueno, mucho menos cuando a alguien puede molestarle tu inteligencia... o simplemente tu existencia.

Soy de pocos amigos; de hecho, uno de los pocos que tengo, es hombre. Él y yo nos conocemos desde hace muchos años y tenemos muchas cosas en común. No lo trataría ni me referiría a él como un hermano... en lo absoluto. Quizás nunca desarrollamos algo romántico hacia el otro, pero de que había confianza mutua, la había. Él es mi confidente y la persona que me hace reír incontables veces durante el día; alguien con quien puedo compartir mis gustos sin avergonzarme de ello.

¿Alguna vez has sentido la necesidad de ocultar tu verdadero yo por miedo a que te juzguen o cataloguen de una manera en específico? Yo sí. En casa soy la joven que estudia y tiene mil y una responsabilidades, por tanto, no sale a fiestas ni tiene muchas amistades lo cual a su vez es conveniente para mis padres. Las pocas personas a las que puedo llamar amigos son pareja entre ellos, así que es algo difícil coincidir o siquiera pensar en salir los tres juntos.

Actualmente voy en tercer año de universidad de Literatura inglesa y, debo decir, que a pesar de que algunas clases pueden llegar a ser exageradamente aburridas, sigo amando mi decisión por introducirme aún más en el mundo de los libros. Tengo bastante facilidad con el inglés así que estoy más menos estable con mis estudios.

Gracias al cielo logré hacer un amigo en esta universidad, uno que a pesar de que no comunicamos al otro nuestros problemas — al menos no demasiado —, siempre ha estado a mi lado en momentos difíciles, sobre todo cuando se trataba de exámenes o algún trabajo de investigación en específico.  

Amaba mi vida común y corriente, sin tantos problemas ni acontecimientos relevantes y mucho menos algo que me distrajera de mis objetivos; sin embargo, siempre se ha sabido que cuando hay calma absoluta, vendrá una pequeña tormenta a mover las aguas; lo único que yo no esperaba, era que aquel acontecimiento cambiara mi vida por completo.