Me levanté el lunes, con la misma desgana que los martes, los miércoles y los jueves. Me vestí, desayuné lo que mi madre me había preparado antes de ir a clase cogí el skate y me fui a clase. Era una mañana cálida y tranquila parecida a la de todos los días. No se me hacía largó el viaje ya que vivo cerca del instituto.
Cuando llegé cogí el skate con la mano y me metí en clase, tocaba filosofía, que buena hora para echarse una siesta. Cuando acabó nos tocaba cambio de aula, me fui a mi taquilla para recoger los libros que me hacían falta para las siguientes dos horas tecnología y física. Me dirigía al aula cuando dos chicos de un curso superior al mío me empujaron y me tiraron al suelo sin razón aparente, me llamaron 4 ojos y se largaron. Me levanté y cuando fui a recoger los libros del suelo mi mano choco con otra mano, era una mano suave y pequeña que parecía de una....
-¿Estás bien?-me pregunta ella
Le iba a contestar que sí pero cuando levanté la cabeza y la vi no supe reaccionar, era la chica más guapa que había visto en mi vida.
-Si, si estoy bien-conteste- gracias.
Me tendió una mano y me ayudo a reincorporarme, una vez de pie me devolvió mis libros.
-¿Hacía dónde vas?- me preguntó
-Voy al aula de tecnología-conteste a trompicones
-Que casualidad yo también-dijo ella con tono de sorpresa-Me llamo Carla y soy nueva.
Ya decía yo que no me sonaba de nada, y te digo yo que sí la hubiera visto antes me acordaría.
-Hola, yo me llamo Harry, Harry Récord. Encantado- le dije extendiéndole la mano para saludarla.
-¿Qué? ¿ Nos vamos?
-¿Que? Así sí ... Ya claro... Vámonos.
Nos fuimos por el pasillo de la derecha hacia el aula de tecnología. Por el camino estuvimos hablando sobre su vida, sobré de donde había venido, por que estaba aquí y todo eso que le sueles preguntar a alguien que acabas de conocer.
Durante el trayecto me entere de que venía del País Vasco, aunque eso ya me lo olía yo cuando me habló por primera vez. Me dijo que vivía sola con su padre aquí en Valencia. También me enteré de que estaba aquí por que su padre había encontrado trabajo aquí. Cosa de la que me alegro la verdad.
Llegamos tarde al aula. Cuando entramos estaban todos los asientos ocupados menos dos que estaban al final del aula.
Cuando pase por el pasillo una bola de papel me golpeo en la cabeza y cayó al suelo. Carla que iba detrás de mi lo vio y vio al culpable. Cogió la bola de papel se dirigió hacia Carlos, que era el que me la había lanzado, y cuando se puso delante de el le metió la bola de papel en la boca y le dio un golpe en la cabeza. Carlos chilló de dolor, el profesor Fernando se dio media vuelta, pero cuando lo hizo Carla y yo ya estábamos en los asientos libre que quedaban.
-Gracias-le susurre al oído cuando Fernando se volvió otra vez hacia la pizarra.
-No hay de que-me contesto con una sonrisa picaresca y guiñando un ojo.