Parte 1 Sin Título

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Te conocí en una pequeña reunión, teníamos amigos en común, mis ojos de inmediato buscaron tus pupilas y fue como un flechazo.

Después de hablar durante varias horas me sentí aun más atraída. Fue tu forma de hablar la que me cautivo, en seguida me di cuenta de que en realidad ni siquiera estaba escuchando lo que decías, pero el movimiento de tus labios, esos malditos movimientos, fueron los que me hicieron desearte. Luego te perdí de vista. Y es que esa reunión llegó a su final.

Pasaron varios meses y seguía repasando mentalmente cada instante de esa noche, hasta que por fin recibí un mensaje tuyo, mi corazón parecía saltar de emoción. Comenzamos hablando de la vida en general, no encontraba la forma de enviar una señal, tenía miedo de tu rechazo, no quería darte una idea equivocada de mis intenciones, aunque mi mayor intención era verte nuevamente pero no en una reunión, no rodeados de gente, solos, simplemente solos. Quería ver el movimiento de tus labios otra vez, derretirme cuando se dibuja una sonrisa en ellos, y es que pensé tanto en ti... ahí estábamos hablando de todo cuando espontáneamente comenzamos a hablar de nosotros y me di cuenta de que ese era mi momento, hablamos de los polos opuestos cuando de repente te quedaste en silencio, los nervios se apoderaron de mi mente y mi cuerpo, no me respondías y ya era tarde para buscar una excusa que tapara la gran brecha que yo misma había abierto.

Después de varios minutos respondiste y me diste una esperanza, ¿estamos en sintonía? Pregunté aun nerviosa, y tu respuesta fue un "SI". Respiré profundamente y sonreí. Siempre supe tu situación, había límites imposibles de franquear, y estuve de acuerdo en ser paciente y comprensiva. Acordamos que esto sería algo que no sobrepasaría los límites, el amor no era algo que podía participar, acordamos también ser honestos y que en el momento en que alguno quisiera terminar, se terminaría, esto era una aventura, no una relación... y allá fui, directo a la boca del lobo, y es que me hacías sentir tan especial, tus palabras eran tan confortantes. Siempre respete los límites, tus horarios, tus silencios, y aunque si te extrañaba sabia que esto iba a ser así.

Aunque los kilómetros nos separaban nos deseábamos cada vez más, llegó el momento tan esperado después de varios meses. Lograste concertar una cita conmigo, teníamos poco tiempo pero eso no importaba porque íbamos a estar juntos. Reserve el mejor lugar, algo cómodo para recibirte y te pasé la dirección. Llegaste en tu gran camioneta y la guardaste con cautela. Entraste y los nervios desaparecieron, me sentía plena, no parecía ser nuestra primera vez juntos, me besaste y yo sentí amor, tu abrazo simplemente me hizo sentir boyante, te sentí mío.

Fuimos a la habitación y te demostré lo mucho que te deseaba, luego nos recostamos desnudos y abrazados durante un corto momento, un momento que no olvidaré jamás. Luego nos despedimos con un casto beso y te fuiste. No puedo decir que tu ausencia me hizo sentir vacía porque estaría faltando a la verdad. Estaba ufana, sentí que te quería, que necesitaba más momentos como ese y que esperaría lo que sea por más de ellos.

Seguimos con nuestra burbuja virtual, eras mío, era tuya, era nuestro. Nuestra aventura se intensifico, ya no era solo piel, y estábamos de acuerdo en que no era una simple aventura. Te dije que no creía en el amor, y me dijiste que eso cambiaría. Me lo advertiste y aunque yo lo negara terminé enamorada. Sí, me enamoré perdidamente de alguien que jamás seria mío, de un hombre que tenia dueña. Nunca me hiciste sentir "la otra" pero aun así lo sabía, sabía que no podría tenerte más de un par de horas en apartadas ocasiones, pero te amaba, te sentía mío y durante un largo tiempo lo sentí así.

No puedo negar que me emocione hasta las lágrimas cuando escribiste por primera vez "TE AMO", admito que leí esas palabras tantas veces que tuve que borrarlas para dejar de hacerlo. En mis fantasías eras mío, solo mío y no existía nadie más.

Los sentimientos comenzaron a disiparse de tu parte, yo cada día te amaba más y más, te hable sobre mis fortalezas y debilidades, te dije de mi gran fascinación por los días de lluvia, y pareció una burla, porque fue justo una mañana lluviosa cuando decidiste no presentarte en nuestro encuentro, excusándote estúpidamente, intentando explicar algo que no tenía sentido. Simplemente no querías verme, es la única respuesta que puedo darle a las preguntas que mi corazón me hace. Camine durante varias horas bajo la lluvia que es, sin duda, la mejor terapia. Repasé en mi mente cada instante a tu lado y cada conversación buscando la razón de tu ausencia y desinterés repentino, solo pude llegar a una conclusión... nunca me amaste realmente, solo querías hacerme sentir especial y ocupar una gran parte de mi corazón, siempre te expresé mis sentimiento, pero eso pareció no importarte... sentí deseos de buscarte y pedirte una respuesta, pero llegué a la conclusión de que no valía la pena. Yo era una mujer libre, tenía que hacer las cosas bien, merecía más que una aventura, quería una verdadera relación donde no tenga que ser yo quien siempre espera, quien está pendiente de un maldito teléfono a la espera de una simple señal de amor...

Me costó mucho sentirme "yo" nuevamente, creí que te había olvidado por completo, pero tuviste que aparecer, ibas feliz tomado de su mano, ella sonreía con gran plenitud. Yo quería correr, esconderme... me miraste y tu sonrisa se esfumó, te pusiste tenso, tanto que ella logró darse cuenta.

Te miré, levanté la cabeza y te sonreí, pasé tan cerca de ti que logre sentir tu perfume, ese perfume que llevo impregnado en mis recuerdos, seguí caminando sin dejar rastro, pero el sorprendido parecías ser tú. Creo que jamás esperaste volver a cruzarme, o al menos no cruzarme con una gran sonrisa en mi rostro... no te eh olvidado, pero ya no me dueles. Acepté el final con resignación.

Han pasado dos años y he conocido a alguien, alguien que me respeta y me acepta tal cuan soy, no me lastima y siempre tiene tiempo para mi... en una pequeña reunión volví a verte, pero esta vez mis ojos no buscaron tus pupilas, esta vez iba tomada de la mano de alguien que me amaba sinceramente, eso pareció molestarte, pude sentir tus ojos mirándome todo el tiempo, y no pareciste percatarte de que estabas con ella. Ya no sonreías, estabas apagado.

Lograste llamar mi atención por un momento y te acercaste a hablar conmigo, me preguntaste como estaba, pude responderte con toda sinceridad que estaba muy feliz, me contaste de tus recientes problemas personales, intenté poner más atención a tus palabras pero ya no me interesaba, cuando logré ubicar a mi acompañante, te diste cuenta de que quería ir a su encuentro y me tomaste el brazo. Hiciste algo que en algún momento del pasado hubiera adorado, me dijiste que me necesitabas a tu lado, solo para ti, querías iniciar una vida conmigo, dejar todo atrás y empezar de cero. Y en ese preciso instante te lo agradecí, pero ya no quería nada de eso contigo, tenía a alguien más en mi vida. Alguien a quien realmente deseaba hacer feliz porque me correspondía plenamente, tus ojos llenos de lagrimas solo me hicieron ver cuán destruida me dejaste hacia un tiempo atrás. Pero acá estoy, fuerte y con ganas de amar a alguien nuevamente...

Soy feliz y te lo debo a ti, a ti y a tu desprecio, que en ese momento no entendí, pero fue lo mejor que pudiste hacer por mí. Explotar esa gran burbuja de jabón de la que yo sola jamás habría podido salir. Gracias por hacerme creer nuevamente en el amor y por enseñarme a la fuerza que valgo más que unos pequeños momentos en un cuarto de hotel... tuvimos una historia y eso no cambiará, siempre ocuparas un lugar en mis pensamientos, pero solo allí te quedarás.

Los amores cobardes no llegan a ser amores, y tú fuiste cobarde, solo me demostraste que no soportabas verme feliz con alguien más. Te deseo una vida plena y llena de felicidad, justo como la que yo tengo ahora, sin ti.

Atte: la mujer a la que hiciste feliz durante cortos instantes...

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Gracias por darme tan poco y enseñarme tanto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora