Capítulo ú n ic o.

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"Concédeme el honor de caminar a tu lado, aún si no soy digno, porque sé bien que no te merezco pero... Dame el gusto de complacer hasta el más mínimo deseo que haz de esconder"

Estaba sentado junto a ti, mis manos no dejaban de sudar por el nerviosismo y mi ser pedía a gritos algún tipo de reacción tuya, patético, pero así es. Tu casita de juegos se notaba vieja y desgastada pero transmitía un aire hogareño y poseía ciertos detalles etéreos, parecías especialmente cómoda en aquel -no tan- reducido espacio, incluso había una pequeña cama, la cual podría apostar que a duras penas te calzaba, todo gracias a tu poca altura.

"¿Duermes aquí?" No quería sonar entrometido pero vamos, estaba con la chica que me gusta en su casita de juegos dónde se suponía debíamos pasar 5 minutos en el paraíso y me negaba a hacer algo que le incomodara, por lo que, no me quedaba de otra que improvisar preguntas hasta que nuestro tiempo acabara.

"Sí, de niña solía decir que viviría aquí con mi esposo y que nunca me iría a vivir en otro lado, lastimosamente, no contaba con que en algún momento crecería y la casita me quedaría apretada." Ambos reímos, no parecías nada incomoda lo cual me tranquilizo enormemente. "Sin embargo, me gustaría vivir en una casa similar a esta."

"¿Con una cocina de juguete?" Bromeé, y ella negó mientra reía suavemente.

"Un lugar que me de la sensación de que estoy aislada en algún lugar lejano donde las cosas que me atormentan no existen, dónde reina una paz infinita." 

"Hablas de la sensación de hogar." Asintió rápidamente. "Ese sentir no solo te lo proporciona un lugar, bonita." Ella me miró confundida. "El amor puede eliminar con facilidad cualquier sentimiento negativo." 

"¿Amor?" Gateó rápidamente hasta quedar frente a mi. "¿Te haz enamorado, kookie?"

Cada día más de ti. "Sí" Me miró sorprendida. "¿Por qué me miras así?"

"Es que... No me lo esperaba." Admitió abochornada. "Ya sabes, últimamente todos están más metidos en ese plan de emborracharse hasta que se les apaguen las neuronas que de otra cosa." Rió algo entristecida. "No esperaba que estuvieses enamorado."

"De todos, ambos somos los más sanos en ese sentido, además de que esa persona me gusta desde hace ya bastante tiempo" Miré mi teléfono y me sorprendí. "¡Ya han pasado diez minutos! Deberíamos ir con los demás" Cuando hice el ademán de levantarme ella tomo mi mano.

"No quiero salir, quedémonos aquí un rato más" Una tentadora oferta de la chica protagonista de mis tentaciones, ¿Que podría salir mal?

(***)

Acabamos escuchando música y hablando de nuestro miedos, problemas, sueños, familias, banalidades, gustos y más, se sentía tan bien, no podía pedir más al cielo, ella estaba recostada en mi pecho y yo tenía mi brazo enroscado en su cintura y en su estéreo sonaba alguna canción de the neighbourhood.

"¿Y a ti quien te gusta?" Enterró su cara en mi costado, algo avergonzada.

"No puedo decirte..." Su risa sonó ahogada mientras que hacía figuras abstractas con su dedo en mi abdomen. "Dejaré que lo descubras por ti mismo" Dejó un beso en mi costilla y volvió a su posición inicial.

Su respiración, a diferencia de la mía, estaba calmada, la zona besada ardía con intensidad y todo mi cuerpo hormigueaba agradablemente, mi cuerpo reaccionaba así ante ella y sin poder -ni querer- controlarlo me reincorporé.

Me miró confundida. "¿Pasa algo?"

"¿Puedo besarte?" Ella sonrió, y yo sentí mi estómago comprimirse.

"¿Es eso algún tipo de declaración?" Acerco su rostro lo suficiente al mio para que pudiera ver el brillo en sus ojos. "¿O es solo para llenar el espacio?" Agregó, viéndose repentinamente divertida.

Me acerque a su oreja y dejé una pequeño beso en esta. "Me gustas" Al separarme pude notar que estaba paralizada. "¿Me dejaras besarte?"

Me miró mal ante mi tono divertido. "Hazlo ya"

"¿Es eso algún tipo de declaración o me dejaras besarte para lle-" Y me besó.

Su mano brindaba generosas caricias en mi cuello mientras que yo me conservé estático, mi cerebro estaba congelado pero mi respiración errática al borde del colapso, sentí el conflicto, muchos sentimientos encontrados y otros viejos alterados, la acerque más a mi enlazando mis manos en su espalda y un pequeño suspiro de su parte me hizo saber que no era el único que lo estaba disfrutando. Entre beso y beso, miradas azucaradas y juegos inocentes dieron las 4 de la mañana, ambos teníamos los labios hinchados, mi camisa estaba algo levantada y nuestro cabellos lucían desaliñados, lo raro fue que sin importar que tan desordenada se viera lucía incluso más hermosa que antes.

"¿Dormirías conmigo?" Me dio un rápido beso, intentado convencerme.

"Si quieres..." Abrazó mi torso y yo deje mis manos en su cintura.

"¿Desde cuando te gusto?" Entrecerró los ojos, repentinamente intrigada.

"¿Importa?" 

"No realmente, creo que lo único que importa en este momento es esto." Nos señalo.

Jamás estuve tan de acuerdo. "¿Entonces me dejaras sostenerte cuando caigas?"

"Siempre." Acarició mis mejillas. "¡Eso fue una propuesta!"

"Lo fue y aceptaste." 

"No hay final, ni inicio, sólo tus labios sobre los míos."

FIN.

play house//jjk.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora