[AU Yuri!!! On ICE Universidad] Victuuri.
La vida a veces puede dar giros inesperados, pero ¿qué justamente tuviera que cambiar de cuerpo con el grandioso estudiante Viktor Nikiforov? ¡Es algo totalmente descabellado!
¿¡Que haré, qué haré?! ¡Viktor...
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Pasé el resto de aquella hermosa tarde en la habitación con mi retoño, conversando de cosas puntuales y nada tristes, estábamos hablando fluidamente con mis piernas enredadas con las suyas comparando el tamaño de nuestras manos cuando me invitó formalmente a su presentación de balé, la cual se llevaría a cabo el 6 de marzo, cosa que me hizo muy feliz. Nos pusimos al día, hablando de lo raro que es volver a nuestros cuerpos, aclaré todo lo que había pasado con Alina, lo justo y necesario. También le conté de mi extraño encuentro con Mila, se extrañó muchísimo, y no lo culpo, no todos los días te enteras de un templo secreto en una facultad.
— Me gusta tu nuevo corte —añadió peinando mi flequillo delicadamente con sus tersos dedos— de verdad lo siento, no debí sacar tan erróneas conclusiones sin preguntarte antes, soy un completo idiota —agarré su mano y la besé.
—No eres un idiota, eres un súper idiota —reí — No te preocupes, fue difícil, pero ahora estamos juntos y eso es lo que importa bebé —la última palabra se me escapó —lo siento, Yuuri —remendé con un sonrojo, él soltó unas risillas acercándose a mi pecho.
— Llámame cómo quieras, Vi-tya~ — amo, amo cuando me dice Vitya, sólo Yurio lo ha hecho (formalmente, sin querer nada a cambio y sin calentura de por medio), y eso me enloquecía aún más.
— Súper idiota — solté con una ridícula sonrisa de enamorada. Lo abracé más contra mí y descansé mi cabeza en la suya, hace tiempo que no conciliaba el sueño tan rápidamente, poco a poco, ambos caímos lentamente en los brazos de Morfeo.
*En los sueños de Viktor *
Me encontraba en una playa de aguas turquesa y fina arena blanca, en una bata muy similar a la que llevaba Mila unas horas atrás, la cálida brisa revolvió mi cabello llenando mis pulmones del fresco aire, el sol entibiaba mi piel haciéndome sentir una extraña, pero sobrecogedora sensación.
Una mujer se hizo presente ante mis ojos, su belleza me dejó embobado, su hermoso cabello brillaba y se movía al compás del viento y las olas, sus generosas facciones me dejaban ciertamente hipnotizado, si no me equivoco, ésta es la hermosa y sublime estatua que estaba en el templo.
La misteriosa señorita no dijo mucho, sólo sonrió complacida y bajó su cabeza en señal de gratitud. Antes de que le pudiera contestar algo, el llamado de Yuuri me hizo girar de inmediato a él.
— ¡ Viktor! —levantó su mano, él también llevaba una toga muy similar a la mía, pero a él se le ve mucho mejor, su negro cabello estaba adornado con una fina coronilla de oro. Volví mi cabeza a la ahora inexistente mujer — Ven vamos — inquirió mi amado sujetándome del brazo para caminar felizmente de la mano por la playa. Quedé ciertamente desconcertado, pero a la vez lleno de respuestas.
Gracias Afrodita.
*Fin del sueño*
— Viktor — resopló Yuuri rascándose los ojos — tu teléfono no para de sonar — dijo sacudiéndome, sacándome de aquella utopía.
