Masoquista | Jung Hoseok

疼痛 | masoquista

''Te amo muchísimo, Hoseok.''

El recuerdo del amor que compartimos sigue en mi memoria, fervientemente y sin querer desparecer. El tiempo parece lejano, no sé cuántos minutos he permanecido aquí, con flores en mano y un nudo en la garganta que me impide siquiera decir las cosas en voz alta.

Releo el epitafio sin poder creer que realmente te hayas ido. ''Descansarás en paz'', pienso, y espero que así sea. Este mundo, tu mundo, jamás fue justo contigo.

Estoy aquí sin la compañía de mis amigos, ellos no quisieron venir, tampoco quisieron que yo lo hiciera. Tú lo sabes muy bien, no fue porque existiera la posibilidad de que me deprimiera más de la cuenta, sino porque tú no fuiste la persona indicada.

Duele saber que te amé demasiado, tanto que me volví loco, dependiente de tu presencia, de tu cariño. Saber que yo no fui el único causante de ello, ''Yura te ha intoxicado'', ¿eso era exactamente lo que había sucedido? Por mucho tiempo me negué a aceptarlo.

Hace un año comenzamos a salir, no tenía idea de lo que me esperaría a partir de ello en ese entonces. El amor que me brindabas era real, al menos sé que lo fue en algún momento. Yo te adoraba con toda mi alma, eras una persona desprotegida y juzgada por ojos ajenos, mi deber era resguardarte en mis brazos.

Eras alguien con muchos problemas e inseguridades, eso lo supe pronto. Al principio pensé que sería fácil consolarte, juro que mi intención desde el principio fue esa, pero cada vez que te desahogabas conmigo, Yura, cuando lo hacías más seguido aún, me comenzaba a sentir asfixiado.

Y no era porque me cansara de ti, nada cercano a ello. Empecé a sentirme como tú. Vamos, te decía las mejores palabras para que estuvieses mejor, para que sonrieses de forma sincera siquiera un poco; pero yo no hacía lo mismo. Y poco a poco me fui convirtiendo en tu propio reflejo.

Mi personalidad alegre y divertida se esfumó con el pasar de los meses juntos, mis amigos fueron los primeros en darse cuenta, y tras un corto tiempo me dijeron lo que no había pasado por mi mente hasta entonces: tú eras la responsable.

Inició con llantos sin excusas, con miradas al vacío que me parecían eternamente tristes, con simples recuerdos que no me traían más que melancolía. La depresión llegó cuando vi tus muñecas cortadas. Me consideré culpable, había hecho todo lo posible para que no te sintieses más de esa manera y ahí estabas: lastimándote. Por mi culpa.

''Si no se puede amar a sí misma, ¿cómo esperas que te ame, Hoseok?'' Aquellas palabras retumbaban en mi cabeza. Esta vez me las planteé realmente bien, ¿tú ya no me amabas, Yura?

Sentí que lo que te decía ya no tenía un efecto positivo en ti, así que hice lo que supuse sería mejor. Me corté las muñecas al igual que tú, porque tenía ese irracional proverbio grabado de ''si amas a una persona, te sentirás como ella''. No estaba diferenciando lo bueno de lo malo, así fue como nuestra relación emprendió el rumbo de lo tóxico.

Recuerdo cuando comenzamos a tomar las pastillas para el sueño, pues ambos difícilmente dormíamos gracias a nuestras preocupaciones y tristezas. Una noche fue crucial para nuestras vidas, habías ingerido más cápsulas de las recetadas.

Ya estabas en los brazos de Morfeo cuando me di cuenta de lo sucedido, y no supe cómo salvarte. Era fácil llamar a emergencias y que vinieran por ti lo antes posible, ¿pero por qué no lo hice? El pesar que cada día sentías inundó mis pensamientos, creí que lo mejor para ti sería partir de este mundo, para que no lloraras ni te lamentaras más.

Pero si tú te ibas, yo ya no tendría una razón para seguir. Es por eso que tomé el frasco con las pastillas y las tragué de cinco en cinco repetidas veces, sentía las lágrimas caer mientras pensaba en una muerte accidental junto a la persona que más amé. Aunque no fue así.