-¿Acaso todo en este país tiene que picar?— Tamara quitaba la porción de kimchi que su padre había servido en su plato.
-No deberías ser grosera en la mesa.-Lo siento... pero ya se me quitó el hambre.
-Puedo hacerte un postre—su madrastra mostraba una sonrisa amable.
-No, gracias. Creo que iré a mi cuarto.
Tamara tenía apenas un mes en Seúl, sin embargo, sentía que no podía de encajar de ninguna manera con esa cultura... ni siquiera con la comida, que era lo que más amaba en el mundo. El hecho de haber dejado la vida que llevaba en su país, su casa donde vivió 20 años, los amigos que había conseguido, su novio, absolutamente todo, la convirtió en una persona muy insegura y temerosa.
-¡Te odio!
-Luego del matrimonio nos iremos a vivir con ella.
-¡Me niego rotundamente!
-Tamy, hasta ahora tú eras mi única familia pero debes entender...
-¿Entender qué? —las lágrimas se desbordaban poco a poco—. ¡No puedes llenar ese "vacío" con nada!
-No es así...
-¿Por qué no puedes amarla hasta que te mueras? ¿Por qué necesitas a otra persona? Tú y yo somos suficientes.
-Estás siendo egoísta.
-¿O tanto es tu miedo de que me muera pronto?
-¡Cállate ahora, Tamara!-...
-Nos iremos a Seúl luego de la boda y no hay lugar a reclamos.
En su nueva casa tenía menos espacio y tuvo que dejar muchas cosas que adoraba para que su cuarto no pareciera un basurero. Se sentía peor que un perro encerrado en la jaula de un pájaro ya que, fuera de su cuarto, el baño y el comedor, no iba a ninguna parte. La razón: el matrimonio trajo consigo a un nuevo hermano, hermanastro para ser más exactos. Y es que Jisung no significaría un problema si fuera un niño de 5 años o menos pero, para su mala suerte, Jisung era un joven universitario de 19 años. Lo que más detestaba Tamara era que siendo él casi de su edad, ni siquiera estaba interesado en ayudarle o darle consejos. Siempre concentrado en sus estudios, para él no significaba absolutamente la existencia de su hermanastra.
-Quizás te odia o es racista —su mejor amiga bromeaba por videollamada.
-Qué estúpido. Igual no lo necesito.
-Ehhhhh, no digas eso. Más bien, ¿por qué no me lo presentas? No puedes negar que es lindo.
-Agggg, ¿qué le puedes ver de lindo a alguien que ni siquiera se le ven los ojos?
Ambas rieron como locas.
-Fuera de eso, Tamy, ¿no has pensado en salir alguna vez? Dominas el idioma...
-No me apetece.
-Quizás encuentres a alguien...
-Basta.
-Tamy, no sé cómo deba decirte esto.
-No más malas noticias, por favor.
-Mmmmm —se mordía el labio—. Creo que es mejor que lo olvides.
-...
-La otra vez lo vi... y no estaba solo.
-¿Lo viste? ¿En serio lo viste? ¿Y si fue tu imaginación?
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1.90cm of sweetness
FanfictionDespués de 10 años de la muerte de su madre, Tamara tiene que mudarse a Seúl debido al nuevo matrimonio de su padre. Odia su nueva vida así como a su nueva familia y todo parecía ir de mal en peor... hasta que un día se topa con un chico alto en pro...